La sirena de Gernika atruena entre el silencio de la memoria y la pandemia
El virus impide la celebraci¨®n ordinaria del 83 aniversario de los bombardeos fascistas sobre la localidad
El 26 de abril de 1937 era un apacible lunes de mercado en Gernika hasta que las campanas empezaron a ta?er a las cuatro menos cuarto de la tarde. El horror lleg¨® cinco minutos despu¨¦s y el dolor se qued¨® impregnado eternamente tanto en esas calles como en el arte de Picasso. La aviaci¨®n fascista de la Legi¨®n C¨®ndor alemana y la Aviaci¨®n Legionaria Italiana, aliadas franquistas, se cerni¨® sobre la localidad vizca¨ªna y la arras¨® con sus bombardeos sin que se hubiera cumplido un a?o de Guerra Civil. Han pasado 83 a?os desde ese d¨ªa y Gernika lo ha tenido que conmemorar desde sus casas y con silencio en las calles ante la amenaza de un peligro muy distinto.
Los actos, de hecho, han estado cerca de verse suspendidos por el coronavirus. El Ayuntamiento local reaccion¨® con incredulidad a una primera orden del Gobierno vasco, que planteaba cancelar los actos de la efem¨¦ride por no encontrarse en las excepciones incluidas en el real decreto del confinamiento. El alcalde, Jos¨¦ Mar¨ªa Gorro?o, templa ¨¢nimos y lo achaca todo a un ¡°malentendido¡±. Lo hace tras depositar, acompa?ado por tres concejales adecuadamente separados y protegidos, flores blancas sobre el pante¨®n conmemorativo del cementerio de Zallo. Gorro?o coloca la ofrenda ataviado con una mascarilla y guantes tras haber estado ingresado por la covid-19: ¡°No se lo deseo a nadie, es una gran sensaci¨®n de impotencia¡±. Hasta el dantzari que ha bailado el aurresku de honor, danza t¨ªpica vasca, luc¨ªa mascarilla.
Los gernikenses han podido seguir los actos a trav¨¦s de las redes sociales y la web del Consistorio. La sirena que avis¨® a los habitantes de 1937 de la llegada de los aviones se ha dejado sentir este domingo, secundada por las campanas de las iglesias locales, en un atronador recuerdo de aquella desgracia. Los ni?os, por fin ligeramente libres tras m¨¢s de 40 d¨ªas confinados, se tapaban las orejas, boquiabiertos ante semejante bramido. Alanze Banxo y Aitor Zearra, que juegan con sus tres hijos, valoran esta lecci¨®n de historia en vivo para los muchachos, quienes, seg¨²n ellos, conocen la trascendencia de esa bocina.
El reconocimiento ha comenzado por la ma?ana con el homenaje a dos personajes tan distintos como clave entonces. Se trata del alcalde de la ¨¦poca, Jos¨¦ de Labauria, del PNV, y del periodista brit¨¢nico George L. Steer, cuyas cr¨®nicas del horror, el humo y la muerte proyectaron al mundo el terror que cay¨® sobre una localidad alejada del frente. Un estudio de la asociaci¨®n Gernikazarra en 2008 plasma que murieron 126 personas sobre una poblaci¨®n de unas 7.000, con unos 3.000 refugiados. El objetivo era m¨¢s simb¨®lico: arrasar un s¨ªmbolo del ideario vasco. La sede del antiguo parlamento vasco, la Casa de Juntas, se alojaba en Gernika y logr¨® resistir a las llamas. La operaci¨®n R¨¹gen sembr¨® la destrucci¨®n pero no abati¨® al roble centenario bajo el que los lehendakaris juran su cargo. El pueblo tambi¨¦n da nombre al estatuto de Autonom¨ªa vasco y, en palabras de su regidor, cuenta con ¡°la Memoria hist¨®rica como principal patrimonio¡±.
La ausencia f¨ªsica de los representantes pol¨ªticos se ha suplido en las redes sociales. El lehendakari, I?igo Urkullu (PNV), ha publicado en Twitter que aquella ¡°barbarie¡± atent¨® contra ¡°la poblaci¨®n civil y contra un s¨ªmbolo de la democracia, las libertades y el autogobierno del Pueblo Vasco¡±. Urkullu se ha referido a Gernika como ¡°s¨ªmbolo universal de paz y la libertad¡±. La secretaria general del socialismo vasco, Idoia Mendia, ha recordado la tragedia y ha pedido reflexi¨®n sobre el ¡°virus de la antipol¨ªtica y el populismo¡± con el di¨¢logo y los acuerdos como vacuna. Las portavoces de EH Bildu y Elkarrekin Podemos tambi¨¦n han rememorado la efem¨¦ride, no as¨ª Carlos Iturgaiz, representante de la coalici¨®n PP-Ciudadanos.
El colectivo local Gernika Gernicara llam¨® a los vecinos a involucrarse desde sus viviendas en esta cita. El grupo plante¨® iniciativas como salir a las ventanas a las cuatro menos cuarto mientras sonaban las sirenas. Los vecinos han cumplido con su parte y han aplaudido en cuanto se ha reinstaurado el silencio sobre Gernika. La plataforma ha pedido colgar banderas con crespones y que, cuando caiga la noche, se sustituya el habitual recorrido silencioso por la localidad por salir al balc¨®n con velas o linternas. Toca adaptarse en tiempos de pandemia: basta con pasear por Gernika para ver m¨²ltiples ikurri?as con el lazo negro ondeante. Los gernikenses que puedan tambi¨¦n est¨¢n invitados a proyectar por la noche im¨¢genes contra la guerra en aquellas fachadas reconstruidas que tanto la sufrieron.
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