La querencia paramilitar del ultranacionalismo espa?ol
Vox y sus grupos afines adoptan simbolog¨ªa castrense pese a que la Constituci¨®n proh¨ªbe las asociaciones paramilitares
El v¨ªdeo tiene ya m¨¢s de 300.000 visualizaciones. Un grupo de j¨®venes, ataviados con camisetas de color beige impresas con s¨ªmbolos hist¨®ricos (la Cruz de Borgo?a, la letra omega, el lema Desperta Ferro) se sit¨²a, en perfecta formaci¨®n, junto a la valla del Cuartel General del Ej¨¦rcito, en la madrile?a Plaza de Cibeles. Luego, corren por el centro de la capital tras un abanderado, que enarbola la ense?a nacional, al grito de ¡°?Viva Espa?a!¡±, para sorpresa y curiosidad de los viandantes, algunos de los cuales les aplauden. Concluyen en una de las puertas de entrada del Palacio de La Moncloa, entonando, en posici¨®n de firmes, La muerte no es el final, el himno con el que el Ej¨¦rcito espa?ol homenajea a sus ca¨ªdos.
Se hacen llamar Resiste Espa?a y a¨²n no est¨¢n legalizados como asociaci¨®n, aunque ya venden su merchandising a trav¨¦s de una web. Aseguran ser ¡°un movimiento c¨ªvico y civil¡±, que no se alinea con ning¨²n partido pol¨ªtico, pero exhiben un ideario copiado del Credo de Mill¨¢n-Astray, hasta el punto de que a cada uno de sus principios los denominan ¡°esp¨ªritus¡±, como en la Legi¨®n.
El l¨ªder de este movimiento, nacido al calor de la pandemia, es Ignacio Trillo de Arespacochaga, un ejecutivo y asesor financiero que se autodefine como ¡°economista de formaci¨®n y militar por vocaci¨®n¡±. Ex boina verde, como el secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, es nieto de Juan de Arespachoga, ¨²ltimo alcalde no democr¨¢tico que tuvo Madrid.
En un barrio alejado del centro de la capital, Las Tablas, tambi¨¦n corre por las v¨ªctimas de la covid-19 Gustavo Fern¨¢ndez Mazarambroz Arespacochaga. Fue candidato de Vox en las ¨²ltimas auton¨®micas y, como Ignacio, es nieto del exalcalde de Madrid. Dos primos de ambos, Guillermo Fern¨¢ndez-Mazarambroz Arespachoga y Juan Ant¨®n Arespacochaga, son los delegados del partido ultra en M¨¦xico y Nueva York.
Los Arespacochaga siempre han estado vinculados al PP. El patriarca fue senador por Alianza Popular y dos de sus hijas, las madres de Gustavo e Ignacio, figuraron en la lista del PP por Elorrio (Vizcaya) en las elecciones municipales de 2015. Como otras familias hist¨®ricas de la derecha, ha acabado recalando en Vox.
Probablemente, el exalcalde de Madrid se sentir¨ªa hoy c¨®modo en Vox al menos por dos motivos: su rechazo frontal al aborto (el entonces senador vot¨® en contra de a primera ley despenalizadora de la interrupci¨®n del embarazo en 1985) y su querencia por la liturgia castrense; no en vano se hac¨ªa llamar ¡°el coronel¡±.
El l¨ªder del partido, Santiago Abascal, se libr¨® del servicio militar tras pedir sucesivas pr¨®rrogas, aunque le gusta fotografiarse con camisetas del Ej¨¦rcito y se ha declarado partidario de reinstaurar el reclutamiento forzoso. Ortega Smith nunca fue militar, contra lo que algunos creen, pero hizo la mili como voluntario en operaciones especiales y el v¨ªdeo en el que aparec¨ªa disparando un fusil de guerra HK G36 durante una visita a un cuartel cost¨® un disgusto a los responsables del curso de defensa en el que participaba el ya diputado.
Nunca un partido ha llevado tantos militares en sus listas como Vox en las citas electorales del a?o pasado; ni en los m¨ªtines de ninguna otra fuerza pol¨ªtica se despliega tanta parafernalia castrense como en los suyos: de todas los temas con los que el p¨²blico ameniza la espera de los l¨ªderes, el de m¨¢s ¨¦xito es sin duda El Novio de la Muerte. Mandos militares no ocultan su disgusto por el hecho de que se identifique a este cuerpo con un partido pol¨ªtico, lo que atenta contra sus principios fundacionales, pero tampoco pueden evitarlo: ni siquiera es el himno oficial de la Legi¨®n, sino un cupl¨¦ adoptado por Mill¨¢n-Astray.
La querencia de cierta derecha espa?ola por adornarse con las se?as de identidad del Ej¨¦rcito (uniformes, organizaci¨®n, s¨ªmbolos, disciplina o jerarqu¨ªa) viene de lejos y rememora ¨¦pocas oscuras. Por eso, los padres de la Constituci¨®n de 1978 se cuidaron de que su art¨ªculo 22, tras reconocer el derecho de asociaci¨®n, proh¨ªba expresamente las secretas y las ¡°de car¨¢cter paramilitar¡±.
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