Cantabria aguarda el man¨¢ tur¨ªstico vasco
La zona oriental de la regi¨®n, con Laredo y Castro Urdiales al frente, ans¨ªa la apertura interterritorial con Euskadi para resucitar la econom¨ªa
La ausencia de turistas vascos ha aguado la calle de los vinos de Laredo (Cantabria, 11.000 habitantes). La lluvia fina hace resbaladizos los adoquines del Casco Viejo de esta localidad, donde el fosforito de varios carteles de ¡°Se alquila¡± o ¡°Se vende¡± contrasta con el gris del ambiente y de los ¨¢nimos de los hosteleros. Yolanda Alonso regenta uno de los bares que alzaron la persiana y que aguarda desangelado a que se reabra la movilidad con Euskadi el viernes. Este jueves el lehendakari ??igo Urkullu ha firmado el decreto que pone fin al estado de alarma. Desde este viernes Euskadi y tambi¨¦n Cantabria entran de lleno en esa nueva normalidad en la que la movilidad ser¨¢ un hecho.
De Euskadi procede la inmensa mayor¨ªa del negocio hostelero de estas ¨¢reas de Cantabria. El temor a un rebrote inquieta a Alonso, conocedora de que la econom¨ªa de estos municipios, ahora mismo ¡°por los suelos¡±, la sustentan los residentes de la comunidad vecina al acudir a sus segundas residencias o a pasar unos d¨ªas. Por eso recalca la importancia de la ¡°responsabilidad individual¡± en forma de prudencia por parte de los viajeros y respeto a las medidas sanitarias en el sector servicios, por mucho que los n¨²meros rojos acechen.
El turismo vasco lider¨® los viajes a Cantabria en 2019, el 26% del total seg¨²n los datos oficiales auton¨®micos. Pero las estimaciones del Oriente c¨¢ntabro elevan la influencia a un 70% u 80%. As¨ª se pronuncia Juan, el due?o de un restaurante junto a la playa de Laredo y donde apenas dos mujeres ocupan una de las mesas. Consumen tan solo sendas botellas de agua mientras los seis empleados del local ¡°est¨¢n de brazos cruzados¡±, seg¨²n el propietario, mirando la lluvia caer. ¡°Dependemos del turismo vasco¡±, sentencia, mientras carga contra Miguel ?ngel Revilla, su presidente regional, quien recul¨® la semana pasada tras augurar que se facilitar¨ªa el tr¨¢nsito rodado en el corredor cant¨¢brico. Un rebrote en varios hospitales vascos provoc¨® que se retardara la medida y el enfado en este establecimiento: aseguran que han hecho una caja diaria de 140 euros cuando cada jornada abiertos les supone p¨¦rdidas de 1.000. ¡°No se puede dar noticias que no son seguras¡±, critica.
El hostelero Juan Arrate sospecha que los turistas modificar¨¢n sus rutinas por la crisis del coronavirus y tratar¨¢n de evitar grandes desplazamientos: buenos augurios para el gremio, deseoso de que aquellos viajeros que sal¨ªan al extranjero se decanten por el norte. Marina Quintana, comercial en una inmobiliaria con poco cliente f¨ªsico y mucho telef¨®nico, ratifica que la demanda se encamina hacia estancias de un mes cuando lo normal eran quince d¨ªas. El 85%, detalla, vendr¨¢ de Euskadi. El sentir de los laredanos mezcla la conciencia de que el municipio depende del desembolso for¨¢neo aunque, como explica Jos¨¦ Mar¨ªa Guti¨¦rrez mientras apura un vino, ayudan pero ¡°no nos quitan el hambre¡±. Este fontanero conf¨ªa en que las estas viviendas vacacionales requieran una puesta a punto tras meses vac¨ªas, pero sin que sus propietarios vengan con la actitud de ¡°salvadores¡±.
Necesidad y trampas en Castro Urdiales
Varias terrazas casi vac¨ªas ocupan el elegante paseo mar¨ªtimo de Castro Urdiales (32.000 habitantes). Pocos consumidores dan vida a estos establecimientos con vistas al puerto. El vocal de la Asociaci¨®n de Hosteleros de Cantabria, Timoteo Antu?ano, subraya la ¡°necesidad¡± de habilitar los desplazamientos con los vecinos: ¡°los esperamos con los brazos abiertos¡±. ¡°Da respeto un rebrote, a la gente se le olvida r¨¢pido lo que ha pasado¡±, admite. Por ello insiste en que ¡°se respete las medidas higi¨¦nicas¡±. Tampoco vaticina que los turistas, procedan de donde procedan, desembolsen aquello que no han podido durante la inexistente campa?a primaveral. ¡°La crisis de 2008 queda reciente, hay miedo a gastar¡±, apunta, y mucha poblaci¨®n ha visto mermados sus ingresos a ra¨ªz de la pandemia. Lo que s¨ª ha notado es el aumento del inter¨¦s hacia las casas rurales o pisos de alquiler m¨¢s que en hoteles donde pueda producirse contacto social.
La ausencia de visitantes se deja notar en las calles de Castro Urdiales, donde a¨²n permanecen cerrados bares y restaurantes que en un junio ordinario trabajar¨ªan ya intensamente. Unos operarios montan un asador junto al puerto y con la iglesia de Santa Mar¨ªa de fondo, un cl¨¢sico en el lugar. All¨ª afirman sin reservas que hacen falta consumidores for¨¢neos ante el escaso negocio que obtienen de los locales. M¨¢s recelo expresan dos mujeres, que reh¨²san a dar su nombre, que pasean: han pasado all¨ª la cuarentena y dicen que han presenciado c¨®mo algunos vascos han quebrantado los controles en las carreteras y las normativas y se han escapado a sus segundas residencias. Los contadores de agua los han delatado, aseveran. ¡°He visto a mi vecina varios fines de semana y en Semana Santa¡±, reprocha una de ellas. Muy pronto volver¨¢ a ser legal recorrer esos 10 kil¨®metros que separan Castro Urdiales del territorio vasco.
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