Triste historia del socialismo vasco
A pesar de su lucha contra ETA y en defensa de las libertades, el PSE solo consigue ser la tercera fuerza en votos
Es una mujer valiente. Se est¨¦ de acuerdo o no con ella, nadie puede discutir que es una mujer valiente. Licenciada en Filolog¨ªa Hisp¨¢nica y Vasca, madre de dos hijas, vivi¨® durante muchos a?os escoltada por ser concejal en un peque?o pueblo de Gipuzkoa. S¨ª, hubo un tiempo no tan lejano en que ser concejal socialista de un pueblo de 6.000 habitantes era motivo suficiente para figurar en una lista de la banda terrorista ETA y que sus comandos reunieran toda la informaci¨®n posible para atentar. Por eso, no era dif¨ªcil ver ¡ªsiempre que se quisiera ver, lo habitual en aquellos tiempos era mirar para otro lado¡ª a un conductor de autob¨²s en San Sebasti¨¢n con sus escoltas camuflados entre los pasajeros, a un jardinero de Zarautz que solo empezaba su trabajo una vez que los perros adiestrados de la polic¨ªa descartaban la presencia de explosivos entre las flores, a un alba?il de Renter¨ªa yendo a comprar el pan acompa?ado de dos ertzainas. Los tres concejales, los tres amenazados. Los dos primeros llegaron al fin de ETA con vida. El tercero, no. Lo mataron. Precisamente cuando volv¨ªa de comprar el pan. Como tambi¨¦n mataron al hermano de esta mujer valiente. Se llamaba Joseba, le gustaban las canciones de Suburbano, era socialista y polic¨ªa municipal en un pueblo de 14.000 habitantes. As¨ª que esta mujer que ahora se sube al escenario con la bah¨ªa de La Concha detr¨¢s decidi¨® marcharse de Euskadi. No porque le entrara miedo, m¨¢s bien porque no quer¨ªa que a su madre ¡ªuna antigua refugiada de guerra¡ª la banda terrorista ETA le quitara a sus dos hijos.
Ya est¨¢ en el escenario. No cuenta nada de lo anterior. No hace falta. Los que est¨¢n aqu¨ª ya saben su historia, incluso que dej¨® de militar hace tiempo en el Partido Socialista de Euskadi, y a los que no quisieron ver entonces su sufrimiento y su valent¨ªa tampoco les va a importar ahora, a toro pasado. Ni lo condenaron en su momento ni lo han condenado todav¨ªa. As¨ª que ella no se detiene en detalles, para qu¨¦, pero s¨ª piensa en voz alta. M¨¢s o menos dice esto: ¡°Si un marciano aterrizase en Euskadi y le explic¨¢semos que con el fin del terrorismo los pol¨ªticos que dirig¨ªan la intolerancia y los discursos de la muerte no han sido castigados en las urnas, se sorprender¨ªa. Si le dij¨¦ramos que quienes teniendo el poder tuvieron prejuicios y no tendieron la mano a los acosados, tampoco fueron castigados en las urnas, se sorprender¨ªa¡¡±. Dice que tambi¨¦n se sorprender¨ªa de que los asesinos que salen de la c¨¢rcel sean recibidos en sus pueblos como h¨¦roes, y que entre el p¨²blico haya ni?os de 10 y 12 a?os.
Sin pretenderlo quiz¨¢s, ha contado la triste historia de los socialistas vascos, que en ese aspecto no es tan distinta de la del PP. Durante muchos a?os pagaron con su vida la defensa de las libertades, y ahora, en cambio, basta con mirar los resultados de las encuestas para comprobar que unos y otros se mueven en el terreno de la irrelevancia. Esca?o arriba o esca?o abajo, el PNV obtendr¨¢ el triple de parlamentarios que el Partido Socialista de Euskadi, y Bildu, el doble. De ah¨ª que Arnaldo Otegi, casi a la misma hora, se r¨ªa de los socialistas llam¨¢ndoles ¡°bastoncillos¡± del PNV y les pida sin ning¨²n pudor que se unan a ellos ¡ªque nunca condenaron ninguna muerte, ning¨²n secuestro, ninguna extorsi¨®n¡ª para derrocar a I?igo Urkullu.
A la espera de que alguien, de este planeta o de otro, resuelva el enigma del voto en Euskadi, Maite Pagazaurtundua se baja del escenario.
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