Tunte, el pueblo que quer¨ªa a ¡®sus¡¯ inmigrantes
Los vecinos del municipio grancanario que mont¨® barricadas y se enfrent¨® a la polic¨ªa para impedir la llegada de migrantes en cuarentena rechazan las acusaciones de racismo y esgrimen las buenas relaciones con otros grupos de subsaharianos
Tunte era un pueblo relativamente desconocido fuera de Gran Canaria. Y eso, a pesar de ser la capital de San Bartolom¨¦ de Tirajana, el mayor municipio tur¨ªstico de Canarias por n¨²mero de camas. Eso era hasta esta semana.
El desalojo el pasado mi¨¦rcoles de unos 80 migrantes que llevaban nueve meses en las instalaciones del Aula de la Naturaleza de Tunte, y la posterior entrada de otros 27 africanos en cuarentena que llevaban tres d¨ªas a la intemperie en el muelle de Arguinegu¨ªn (en Mog¨¢n, sur de la isla) soliviantaron a los residentes. Ese d¨ªa, un centenar de vecinos montaron barricadas y se enfrentaron a la Polic¨ªa Nacional, y los altercados se repitieron al d¨ªa siguiente tras la entrada de otros 39 migrantes m¨¢s. Las protestas han entrado en portadas e informativos, y han provocado que caiga sobre el pueblo la sospecha de racismo. Los tirajaneros se defienden. Ellos, aseguran, llevan meses manteniendo una relaci¨®n m¨¢s que cordial con sus inmigrantes, los 80 que se fueron y que ya estaban integrados. Y si rechazan a los que han venido solo es por miedo al coronavirus.
¡°Se les echa de menos. Llenaban de vida el pueblo¡±, asegura Marco Andr¨¦s Alem¨¢n, propietario del Restaurante La Cueva. ¡°Nos han partido por la mitad, est¨¢bamos libres de covid y ahora tenemos el miedo en el cuerpo¡±. Ninguno de los 66 inmigrantes que han llegado esta semana al pueblo han dado positivo en los test, subrayan desde la Delegaci¨®n del Gobierno. Pero Alem¨¢n est¨¢ convencido. ¡°Somos un municipio tur¨ªstico, y todo esto nos est¨¢ haciendo mucho da?o¡±, sentencia. ¡°Estamos acojonados¡±, exclama por su parte un empresario hostelero que prefiere no dar su nombre. ¡°El pueblo est¨¢ lleno de personas mayores y esto puede ser fatal para ellos¡±.
La situaci¨®n en torno a los migrantes africanos se ha agravado con la pandemia de covid y el repunte de llegadas durante este a?o (la cifra asciende a casi 3.000 en el caso de Canarias). Las tres comunidades que m¨¢s migrantes reciben ¡ªel propio archipi¨¦lago, Andaluc¨ªa y Murcia¡ª han exigido al Gobierno de Pedro S¨¢nchez que se haga cargo de las cuarentenas obligatorias de los que arriban en pateras. El ¨²ltimo de todos ha sido el propio presidente canario, el socialista ?ngel V¨ªctor Torres, quien ejerce de anfitri¨®n del presidente S¨¢nchez en sus vacaciones en Lanzarote. El mandatario canario le ha trasladado este viernes la necesidad de que Canarias pueda disponer de espacios del Gobierno central para alojar a los migrantes, as¨ª como el que se actualicen los acuerdos con los pa¨ªses africanos de origen. Esta semana ha llegado a amenazar con los tribunales si no se llega a un acuerdo.
El protocolo para prevenir casos importados de covid de la Secretar¨ªa de Estado de Migraciones establece la obligatoriedad de realizar PCR a todos los reci¨¦n llegados as¨ª como el aislamiento de los contagiados y de sus contactos en los lugares que la comunidad aut¨®noma, como autoridad sanitaria competente, considere. Para el Ejecutivo central esta es una cuesti¨®n sanitaria ¡ª y, por tanto, de responsabilidad auton¨®mica ¡ª y no migratoria.
Tunte es un peque?o casco urbano de dif¨ªcil acceso en el centro de la isla. Rodeado de escarpados barrancos, se ubica a 900 metros de altitud y apenas lo pueblan 650 habitantes. Nada que ver con los imponentes centros tur¨ªsticos a pie de playa como Playa del Ingl¨¦s o Maspalomas, situados a unos 30 kil¨®metros (llenos de curvas, eso s¨ª) de distancia y generadores de la mayor parte de la riqueza del municipio.
No todos sus habitantes aplaud¨ªan la presencia de los j¨®venes subsaharianos. Uno de ellos es Arqu¨ªmedes, el propietario del restaurante D¡¯Romer¨ªa. ¡°Nunca me hicieron nada, no eran mala gente en absoluto, pero yo no los quer¨ªa en mi local, no me gustaba tenerlos por aqu¨ª¡±, recuerda. ¡°Les deseo lo mejor, eso s¨ª¡±. Sus clientes no son de la misma opini¨®n. ¡°El pueblo est¨¢ muy vac¨ªo sin nuestros 80 chicos¡±, afirma con pena Carmen Santana, ama de casa, en una mesa de la terraza. ¡°Estaban integrados, para nosotros eran parte de la familia. A m¨ª me llamaban mam¨¢¡±, asegura. Admite, eso s¨ª que en la cabeza de todos estaba dejar San Bartolom¨¦ de Tirajana y Canarias e irse a buscar trabajo lejos de las islas, a lo que llamaban la gran Espa?a.
En su misma mesa, Juan Pedro Jim¨¦nez, t¨¦cnico el Cabildo de Gran Canaria, coincide con Carmen. ¡°Esto¡±, explica se?alando a la plaza vac¨ªa, ¡°estaba lleno de ni?os y j¨®venes paseando o en bicicleta. Y no los dejaron casi ni hacer las maletas. Nosotros los acogimos y los tratamos bien, y aun as¨ª nos llaman racistas por no querer que nos llenen de covid¡±, explica Jim¨¦nez, quien mira hacia los pol¨ªticos. ¡°El Ayuntamiento de Ag¨¹imes presion¨® para que no hubiera campamento en su territorio. ?Cu¨¢ntos inmigrantes tienen ellos? ?Cero! Yo creo que ?scar Hern¨¢ndez [su alcalde] y Antonio Morales [presidente del Cabildo de Gran Canaria y antecesor de Hern¨¢ndez en la alcald¨ªa] son los verdaderos racistas¡±. Jim¨¦nez se refiere a la reciente decisi¨®n de Cruz Roja de renunciar por las trabas burocr¨¢ticas al campamento que montaba en el puerto de Arinaga, en Ag¨¹imes, pese a la falta de espacios de este tipo en las islas. Estas instalaciones no llegaron a utilizarse nunca.
Lucas Santana, estudiante oposiciones de 21 a?os, fue uno de los que se enfrent¨® a los agentes de Polic¨ªa el pasado mi¨¦rcoles (las im¨¢genes de c¨®mo fue reducido por la espalda por un agente fueron emitidas por todas las cadenas de TV). ¡°Los agentes estaban atacando a un se?or de avanzada edad¡±, explica, ¡°y solo trat¨¦ de que tuvieran cuidado¡±. Santana relata su amistad con varios de los migrantes que ya no est¨¢n en Tunte. ¡°Jugaba el f¨²tbol con ellos casi todos los d¨ªas. Y a muchos de ellos les ayudaba para salir de la isla: les compraba los billetes y los llevaba al aeropuerto¡±.
Uno de los migrantes con los que mejores migas hizo fue Ozil Samba Cissoko, un aspirante a futbolista de 19 a?os originario de Guinea Conakry. ¡°Nuestra salida de Tunte no ha sido nada f¨¢cil¡±, explica v¨ªa Whatsapp desde el polideportivo en Las Palmas de Gran Canaria en el que ha sido realojado junto con otros 40 migrantes, aproximadamente. Mantiene la esperanza (¡°he venido a Europa para lograr una vida mejor, y desde luego que no est¨¢ siendo nada f¨¢cil¡±), pero echa de menos ¡°a la gente de ah¨ª¡±. ¡°Especialmente a Fabio y Luc¨ªa¡±.
La Luc¨ªa a la que Samba hace referencia es Luc¨ªa Jim¨¦nez, una joven de 15 a?os hija de Juan Pedro Jim¨¦nez y de Rosa Delia Herrera. ¡°Mi hija sol¨ªa ir a la cancha con el altavoz, y de esta manera empez¨® su integraci¨®n en el pueblo¡±, recuerda Herrera. ¡°Se hicieron muy amigos. Los chicos las respetaban mucho e incluso las acompa?aban a casa si se hac¨ªa tarde. Y casi sin darles tiempo los botan de la residencia. Yo misma tuve que ir a llevarles maletas para que pudieran meter su ropa. Los echaron como perros¡±.
Por la calle pasan algunas furgonetas de la Polic¨ªa Nacional. Algunos agentes, incluso, se acercan al D¡¯Romer¨ªa para tomarse un caf¨¦. ¡°Llev¨¢bamos a?os sin ver un polic¨ªa por aqu¨ª y mira ahora¡¡±, dice Carmen Santana con escepticismo. ¡°A ver como controlan que no se escapen los nuevos¡±. El coronavirus se mantiene por ahora fuera de Tunte. Pero su lugar lo ocupa el miedo.
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