Un viaje secreto, pero poco discreto
Siete d¨ªas despu¨¦s de anunciar la marcha de Juan Carlos I, las instituciones guardan silencio sobre su destino
Una semana despu¨¦s de la salida de Espa?a del exjefe del Estado, la Casa del Rey y el Gobierno guardan mutismo sobre el paradero de Juan Carlos I. La marcha del rey em¨¦rito ha sido ¡°secreta, pero no discreta, que es lo que se pretend¨ªa, sino al contrario, bastante ruidosa¡±, se lamenta un diplom¨¢tico con larga experiencia.
La negativa a revelar d¨®nde est¨¢ el padre del Rey ha desatado una carrera por localizarlo: Portugal, Rep¨²blica Dominicana, Emiratos ?rabes Unidos e incluso Nueva Zelanda son los pa¨ªses en los que se le ha ubicado hasta ahora.
Aunque diversos indicios apuntan a que viaj¨® el 3 de agosto a Abu Dabi, el Gobierno se niega a confirmarlo o desmentirlo, alegando que corresponde a la Casa del Rey hacerlo, mientras esta sostiene que Juan Carlos I es un ciudadano privado y que ¨¦l revelar¨¢ d¨®nde se encuentra cuando lo considere conveniente, si lo considera. Pero est¨¢ lejos de ser un ciudadano de a pie: conserva el t¨ªtulo honor¨ªfico de rey de Espa?a, viaja con pasaporte diplom¨¢tico, forma parte de la familia real, est¨¢ aforado al Tribunal Supremo y no ha renunciado a sus derechos din¨¢sticos. Para bien y para mal, su imagen est¨¢ asociada a la de Espa?a. O al rev¨¦s.
Aunque guarde silencio, el Gobierno est¨¢ plenamente informado de su paradero. Juan Carlos I viaja con cuatro escoltas del Servicio de Seguridad de la Casa del Rey, que dirige el coronel de la Guardia Civil Miguel Herr¨¢iz. Los agentes dependen de La Zarzuela, pero cobran sus n¨®minas del cuerpo al que pertenecen, Polic¨ªa o Guardia Civil. Aunque la Casa del Rey dispone de un anticipo de caja y goza de autonom¨ªa funcional, regularmente informa a Interior de los servicios que prestan, incluidas sus salidas al extranjero.
Tambi¨¦n el Ministerio de Asuntos Exteriores est¨¢ al tanto de los viajes de Juan Carlos I. No hay obligaci¨®n legal, pero lo aconsejable es informar al embajador del pa¨ªs donde se encuentra, para que pueda asistirle si lo necesita, tanto a ¨¦l como a sus acompa?antes.
Adem¨¢s, los escoltas que le acompa?an llevan armas y pasarlas por la aduana requiere una autorizaci¨®n especial. La petici¨®n se realiza remitiendo a la Embajada espa?ola en el pa¨ªs de destino un telegrama con el listado del armamento, modelo y numeraci¨®n, as¨ª como cantidad de munici¨®n. Estos datos se comunican por nota verbal al Ministerio de Exteriores del pa¨ªs que se trate, que da la autorizaci¨®n.
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