Diez a?os de juego sucio para enterrar el delito
Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz denunci¨® la existencia de micr¨®fonos que ¨¦l mismo puso
El PP lleva diez a?os chapoteando en la ci¨¦naga de la financiaci¨®n ilegal. La investigaci¨®n judicial ha acumulado pruebas de un delito grave: constructores y contratistas de administraciones gobernadas por la formaci¨®n conservadora donaron 8,3 millones de euros ocultos al fisco. Con ese dinero, el PP pag¨® presuntamente gastos de campa?as electorales, obras de su sede y sobresueldos a sus dirigentes, algunos de los cuales as¨ª lo han reconocido al juez. Esta causa no ser¨¢ juzgada hasta, al menos, dentro de un a?o.
El caso G¨¹rtel fue el origen de la pesadilla que ara?a el honor del PP. El magistrado Baltasar Garz¨®n desarticul¨® en febrero de 2009 una trama que hac¨ªa negocios multimillonarios gracias al trato de favor de Gobiernos del PP. La red que dirig¨ªa Francisco Correa ten¨ªa hilo directo con Luis B¨¢rcenas, tesorero del PP, quien durante casi 20 a?os control¨® la caja b del partido. En apenas unos meses de investigaci¨®n, el caso G¨¹rtel atrap¨® a B¨¢rcenas.
El PP encar¨® la acusaci¨®n sin reconocer los hechos. Mariano Rajoy, rodeado de dirigentes cuyos Gobiernos colaboraron con la red corrupta, lleg¨® a decir: ¡°Esto no es una trama del PP sino una trama contra el PP¡±.
La formaci¨®n conservadora se empe?¨® desde entonces en evitar da?os mayores mediante distintas tretas. Primero se person¨® como acusaci¨®n popular en la causa, hasta que el juez le expuls¨® del procedimiento tras comprobar que el PP solo defend¨ªa a los supuestos corruptos, entre ellos, a B¨¢rcenas.
El juez quiso conocer si el libro de visitas de la sede del PP registr¨® entradas de empresarios que donaban dinero negro. Pero el PP se neg¨® a facilitar la informaci¨®n con la excusa de que hab¨ªa borrado los datos porque la ley imped¨ªa conservarlos m¨¢s de un a?o. Cuando el juez intent¨® acceder al contenido de los ordenadores que us¨® B¨¢rcenas, se encontr¨® con que los discos duros hab¨ªan sido destruidos. El borrado se produjo cuando el partido ya conoc¨ªa la implicaci¨®n de su tesorero.
Cuando EL PA?S public¨®, el 31 de enero de 2013, los papeles de la caja b manuscritos por B¨¢rcenas, el PP oblig¨® a su tesorero a desmentir la informaci¨®n. El 5 de febrero, B¨¢rcenas asegur¨® que no era su letra y que el PP no ten¨ªa caja b. Cuatro meses despu¨¦s, el mismo B¨¢rcenas detall¨® al juez el sistema de financiaci¨®n ilegal que aliment¨® al PP. B¨¢rcenas declar¨® aquellos d¨ªas que, adem¨¢s de los papeles publicados por EL PA?S, guardaba otras pruebas de los delitos de su partido.
Fue entonces cuando desde el Ministerio del Interior dirigido por Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz se puso supuestamente en marcha una operaci¨®n, a espaldas del juez, para buscar los secretos de B¨¢rcenas. La polic¨ªa capt¨® al ch¨®fer del tesorero como confidente. Le pag¨® 2.000 euros al mes durante dos a?os y le premi¨® con un puesto en la polic¨ªa al finalizar el encargo. Todo lo que el ch¨®fer consigui¨® apenas a?ade gravedad a las pruebas aportadas por B¨¢rcenas.
El ministro Fern¨¢ndez D¨ªaz declar¨® entonces que no sab¨ªa nada de la operaci¨®n ilegal. Pero su secretario de Estado, Francisco Mart¨ªnez, aport¨® pruebas de que su jefe conoci¨® e impuls¨® la iniciativa. No ser¨ªa la primera vez que Fern¨¢ndez D¨ªaz miente al verse acorralado. Cuando se filtr¨® su conversaci¨®n con el jefe antifraude de Catalu?a declar¨® indignado en el Congreso que lo importante era saber qui¨¦n coloc¨® micr¨®fonos en su despacho. Varios a?os despu¨¦s, Fern¨¢ndez D¨ªaz escribi¨® un libro en el que confes¨® que fue ¨¦l mismo qui¨¦n autoriz¨® la colocaci¨®n de micr¨®fonos.
Durante 10 a?os, distintos jueces y fiscales han destapado el juego sucio que el PP, primero desde la oposici¨®n y despu¨¦s en el Gobierno, ha utilizado para obstruir el trabajo de la justicia y enterrar el delito cometido durante 20 a?os.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.