Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz, entre el bien y las cloacas
Los cinco a?os del dirigente del PP en el Ministerio del Interior estuvieron jalonados de asuntos turbios hasta la creaci¨®n de la llamada ¡®polic¨ªa patri¨®tica¡¯
Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz (Valladolid, 1950) condecor¨® hasta a una Virgen, pero, pase lo que pase, ya quedar¨¢ para la historia como el ministro de la polic¨ªa patri¨®tica. Amigo personal del expresidente Mariano Rajoy, que le hizo ministro del Interior en diciembre de 2011 y le mantuvo en el cargo hasta noviembre de 2016 ¡ªcuando ya hab¨ªa sido reprobado en octubre por el Congreso de los Diputados¨D, Fern¨¢ndez-D¨ªaz llev¨® su lealtad al l¨ªder presuntamente m¨¢s all¨¢ de la legalidad: ¡°Har¨ªa cualquier cosa para protegerle¡±, aseguran en su entorno m¨¢s pr¨®ximo.
Esa fidelidad, a la luz de los escritos de la Fiscal¨ªa y de las grabaciones que ¨¦l mismo orden¨® (se grab¨® a s¨ª mismo cuando se entrevist¨® con el jefe de la oficina antifraude de la Generalitat para hablar de posibles corruptelas de pol¨ªticos catalanes), le ha convertido en el supuesto cabecilla de una organizaci¨®n pol¨ªtico-policial dise?ada para proteger al PP y a su l¨ªder. El 30 de octubre tendr¨¢ que comparecer ante el juez de la Audiencia Nacional Manuel Garc¨ªa-Castell¨®n para responder de esas acusaciones.
En los casi cinco a?os que estuvo instalado en el palacete del n¨²mero 5 del Paseo de la Castellana, sede de Interior, Fern¨¢ndez fue ganando notoriedad. Se aficion¨® a los periodistas y a las c¨¢maras, alternaba la presentaci¨®n de informes sobre la evoluci¨®n de la criminalidad y la delincuencia con las casi diarias operaciones antiyihadistas y los discursos acerca de la amenaza que supon¨ªan los lobos solitarios del Estado Isl¨¢mico para la sociedad occidental. Del mismo modo que, seg¨²n sus asesores, siempre encontraba un hueco a lo largo del d¨ªa para ir a misa (es miembro supernumerario del Opus Dei), era raro que tampoco lo tuviese para alguna aparici¨®n p¨²blica.
Esa era su cara visible. La invisible comenz¨® a descubrirse con las grabaciones del comisario jubilado Villarejo, los pendrives de Eugenio Pino (exdirector adjunto operativo de la Polic¨ªa), las declaraciones judiciales del comisario Enrique Garc¨ªa Casta?o, El Gordo, y ahora con los comprometedores mensajes de texto intercambiados y guardados por quien fuera su segundo en el Ministerio, el exsecretario de Estado Francisco Mart¨ªnez. Los personajes siempre son los mismos, los que ¨¦l supuestamente eligi¨® para acompa?arle en su ¡°af¨¢n¡± (sus memorias se titulan Cada d¨ªa tiene su af¨¢n) y que aparecen ligados a asuntos turbios y presuntas corruptelas: en las grabaciones al expresidente de la Comunidad de Madrid Ignacio Gonz¨¢lez sobre su pol¨¦mico ¨¢tico en Marbella; en el caso de las falsas cuentas bancarias en Suiza del exalcalde de Barcelona Xavier Tr¨ªas; en los intentos de realizar registros en la sede de Converg¨¨ncia Democr¨¤tica de Catalunya (CDC); en la investigaci¨®n sobre las evasiones fiscales de la familia Pujol; en el episodio del Peque?o Nicol¨¢s; en el aciago informe PISA (Pablo Iglesias SA), un montaje contra el l¨ªder de Podemos; en las escuchas realizadas en su propio ministerio¡
Aficionado a la historia, dedic¨® una parte de su paso por Interior a lo que ¨¦l llamaba ¡°vencer a ETA en la batalla del relato¡± para que prevaleciese la versi¨®n de los buenos, las v¨ªctimas. Como cristiano devoto se dec¨ªa guiado por el Bien, con may¨²sculas. La sospecha es que en su af¨¢n benefactor olvid¨® que el fin no justifica los medios.
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