El ¡®revolucionario¡¯ al que se trag¨® el mar de Lanzarote
El sue?o de Hossin Ochlih, uno de los marroqu¨ªes que muri¨® en el naufragio de ?rzola, era viajar al Pa¨ªs Vasco para fundar una asociaci¨®n con la que ayudar a su pueblo
Hossin Ochlih, de 21 a?os, no se subi¨® a una patera para hacerse rico. Era humilde y quer¨ªa seguir si¨¦ndolo. Hablaba castellano, posaba a menudo con la bandera rojigualda y escuchaba a Julio Iglesias desde peque?o. Sus abuelos paternos eran espa?oles y su plan favorito era tomarse un caf¨¦ y fumarse un cigarro con el due?o del bar Madrid, en el barrio de Sidi Ifni donde se crio. Coste¨® el viaje hasta Lanzarote con las propinas que durante tres a?os sus conocidos le dejaban por cortarles el pelo. Seg¨²n sus amigos, era un chico querido en la ciudad que fue colonia espa?ola hasta 1969. El territorio es un foco de tensi¨®n social para el reino marroqu¨ª y blanco de mayor represi¨®n policial. Y all¨ª donde hab¨ªa una protesta, una colecta o un vecino con problemas estaba Ochlih. ¡°?l vino buscando la libertad. Su sue?o era llegar al Pa¨ªs Vasco, pedir asilo y montar una asociaci¨®n para defender desde all¨ª a su pueblo¡±, cuenta su amigo de la infancia Abdelaaziz Bouhafra, de 26 a?os, en su casa de un barrio humilde al sureste de Gran Canaria. ¡°Era nuestro Che Guevara sin arma¡±.
Hay veces que el camino entre la vida y la muerte es una cuesti¨®n de una decena de metros. El viaje hab¨ªa salido bien, llevaban casi tres d¨ªas de traves¨ªa y estaban a punto de llegar a ?rzola, un pueblo de pescadores de Lanzarote. Pero la patera, en lugar de enfilar la recta que llevaba al muelle o a una lengua de arena cercana, se desvi¨® hacia el espig¨®n de rocas. Era completamente de noche. Hubo un ¨²nico golpe contra una piedra grande y la embarcaci¨®n volc¨® con sus 36 ocupantes a bordo. Ochlih iba en la proa. La primera ola los zambull¨®, la segunda los dispers¨® y la tercera se confundi¨® con los gritos de auxilio. Ocho personas murieron el 24 de noviembre. Los vecinos se lanzaron al rescate a la luz de sus m¨®viles, pero no lograron salvarlos a todos. El mar dejar¨ªa asomarse horas despu¨¦s el cuerpo de Ochlih. Uno m¨¢s en la lista de 569 muertes que ha registrado en lo que va de a?o la Organizaci¨®n Internacional de las Migraciones (OIM) en la ruta canaria, aunque hay muchas m¨¢s que no estar¨¢n nunca en ning¨²n registro.
Quien relata los detalles de la tragedia en la pantalla de un m¨®vil es Hamza, un joven de 16 a?os, que sobrevivi¨® al naufragio y est¨¢ ahora confinado en un centro de Lanzarote. Era amigo y vecino de Ochlih, viajaron juntos en taxi desde su barrio hasta la playa de Anza, en Agadir, donde embarcaron la madrugada del pasado domingo 22 de noviembre. Sus caminos se separaron para siempre en esa roca. ¡°Vino un canario que encendi¨® una luz y yo empec¨¦ a nadar hacia tierra. Llegu¨¦ a las rocas y un vecino me sac¨® del brazo. Ya no lo vi m¨¢s¡±, cuenta.
La familia de Ochlih est¨¢ destrozada con la p¨¦rdida del m¨¢s peque?o de cinco hermanos, el m¨¢s bromista y cari?oso. El que siempre acababa metido en problemas por ayudar a sus vecinos m¨¢s pobres, seg¨²n su hermano mayor, Hicham Ochlih, de 34 a?os. La madre a¨²n no se lo cree y espera que en uno de los mensajes que le llegan al m¨®vil desde entonces alguien le diga que todo ha sido una confusi¨®n.
Como tantos otros, Ochlih organiz¨® su viaje sin dec¨ªrselo a su familia. S¨ª llam¨® a sus amigos de la infancia, los hermanos Abdelaaziz y Mohamed Bouhafra, que como ¨¦l tambi¨¦n se hab¨ªan embarcado en la misma traves¨ªa, pero hace a?os. Cuando la noticia del naufragio sali¨® en los peri¨®dicos los Bouhafra sab¨ªan que algo hab¨ªa ido mal, pero nadie les facilit¨® la b¨²squeda de su amigo. ¡°Su hermano me llam¨® cada minuto de aquel mi¨¦rcoles 25 [el d¨ªa siguiente del accidente], pero no conseguimos averiguar nada hasta el viernes 27¡±, recuerda Mohamed. ¡°Llam¨¦ a Urgencias y les ped¨ª por favor que solo necesitaba que me dijesen si estaba vivo o muerto, pero se negaron a darme informaci¨®n. Llam¨¦ entonces a la Polic¨ªa Nacional, pero solo escuchaba ruido y la llamada se cortaba¡±, detalla Abdelaaziz. ¡°Al final tuvo que ir un amigo de nuestro pueblo a reconocerlo en el congelador del hospital¡±.
Casi dos semanas despu¨¦s de su muerte, la familia a¨²n no ha conseguido velar el cuerpo. La repatriaci¨®n del cad¨¢ver cuesta unos 4.500 euros, una cantidad imposible de conseguir. Los Bouhafra, inspirados en lo que habr¨ªa hecho su amigo, han puesto en marcha una colecta.
Fracaso en Turqu¨ªa, muerte en Lanzarote
Entre los fallecidos en ?rzola tambi¨¦n estaba Abdelfatim Safi, de 38 a?os. Su hermano Saaid, cinco a?os m¨¢s joven, le recuerda con el tel¨¦fono en mano desde el exterior de su casa de piedra, en la peque?a ciudad rural de Oulad Bouali Nouaja, a 166 kil¨®metros al sur de Casablanca. Se oye a los gallos cantar y se ve a tres ni?os correteando por el patio. El viaje de Abdelfatim hacia Lanzarote era su segundo intento de salir de la pobreza de su pueblo. Viajaba con su cu?ado que s¨ª se salv¨®. Sobreviv¨ªa movi¨¦ndose de ciudad en ciudad en busca de cosechas que recoger o mercadillos donde vend¨ªa utensilios de cocina. En 2015 se fue a Turqu¨ªa para intentar cruzar a Grecia, pero lo detuvieron antes de embarcar y la familia tuvo que enviar dinero para pagar su viaje de vuelta. Safi deja tres ni?os de entre 3 y 11 a?os, tres hermanos y una madre rota. La familia tampoco tiene dinero para repatriar su cad¨¢ver.
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