Los desahuciados de la crisis migratoria en Canarias
Las islas afrontan un nuevo desaf¨ªo social: las decenas de extranjeros que perdieron su plaza en los hoteles de acogida y ahora malviven en la calle

La rutina del pescador marroqu¨ª Said Daimallah en Arguinegu¨ªn, en el sur de Gran Canaria, se ha convertido en un bucle de miseria y problemas y est¨¢ muy lejos del plan que se imagin¨® cuando se embarc¨® en una patera el pasado mes de noviembre. El hombre, de 36 a?os, se levanta con la luz del sol y se va a la playa para asearse en el mar. Durante el d¨ªa bebe los restos de cerveza que encuentra para no pensar y evitar el fr¨ªo y, al atardecer, cuando los contenedores ya tienen basura suficiente, rebusca su ¨²nica comida de la jornada. Al caer la noche vuelve a su cueva, un hueco abierto en la monta?a frente a un enorme hotel, el complejo tur¨ªstico del que lo echaron por pelearse con un compatriota hace ya 23 d¨ªas. El marroqu¨ª no logra salir del agujero. ¡°Busco en la basura porque no quiero robar. Solo quiero un trabajo y arreglar mi pasaporte, pero no es f¨¢cil. Necesito un empadronamiento, no puedo pagar todas las tasas, no s¨¦ c¨®mo hacerlo¡±, explica.
Daimallah es uno de las decenas de inmigrantes que, bloqueados en las islas Canarias, se han quedado fuera del sistema de acogida. En una de las playas de Arguinegu¨ªn, puerto de desembarco de la mayor¨ªa de pateras que llegan al archipi¨¦lago, malviven tambi¨¦n hace dos semanas los pescadores Ahmed Elhassnaoui, de 31 a?os, y Youssef Arrach, de 37, que suplican volver a Marruecos aunque sea en un vuelo de deportaci¨®n. ¡°Ll¨¦vanos con la Polic¨ªa¡±, piden. Comen poco o nada, pasan fr¨ªo, apuran las colillas del suelo y beben.
¡°Vine porque trabajaba y no ten¨ªa para nada m¨¢s que para subsistir, daba igual cu¨¢nto me esforzara. Pensaba que aqu¨ª tendr¨ªa un buen futuro, pero al llegar me encontr¨¦ otra vida a¨²n m¨¢s dura. Estar en la calle est¨¢ siendo muy dif¨ªcil. No damos problemas, pero la gente se cambia de acera cuando nos ven. ¡®Moros hijos de puta¡¯, nos llaman¡±, lamenta Elhassnaoui.

Hay muchos m¨¢s como ellos, cada vez m¨¢s visibles. Se les encuentra en monta?as, barrancos, zanjas, portales, parques, chabolas, locales abandonados, en las puertas de los hoteles y centros de acogida solicitando su readmisi¨®n... En las zonas tur¨ªsticas del sur, pero tambi¨¦n en la capital grancanaria. No se sabe cu¨¢ntos son. Tampoco qui¨¦nes, pero ya suponen un nuevo desaf¨ªo social para las islas, una regi¨®n con unos niveles de pobreza en ascenso y su motor econ¨®mico, el sector tur¨ªstico, gripado.
Los desahuciados del sistema de acogida est¨¢n en la calle por incumplir las reglas de los hoteles en los que la Secretar¨ªa de Estado de Migraciones ha ido alojando a buena parte de los m¨¢s de 24.400 inmigrantes que han llegado en patera en los ¨²ltimos 13 meses. La Cruz Roja calcula que entre los que han infringido las normas de convivencia ¡ªpor beber o pelearse¡ª y los que renunciaron a su plaza de acogida debe haber unas 60 personas, pero es una aproximaci¨®n. Las cifras de quienes ahora les dan de comer todos los d¨ªas apuntan a que son muchos m¨¢s. Solo los comedores de C¨¢ritas en Gran Canaria han recibido este mes a casi 250 inmigrantes que viven en la calle tras su paso por el sistema de acogida. La cifra dobla la de noviembre e incluye un n¨²mero importante de j¨®venes que salen de los centros de menores por haber cumplido los 18 a?os o porque las pruebas forenses han determinado que son mayores de edad.
El c¨¢lculo de Cruz Roja, adem¨¢s, no contempla, por ejemplo, a todos los que pasaron m¨¢s de tres d¨ªas fuera del alojamiento y a los que tampoco se les permite volver. Es el caso de Yassin El Assire, marroqu¨ª de 23 a?os, que este s¨¢bado tuvo que dormir en una furgoneta. El joven dej¨® su hotel para intentar viajar a la Pen¨ªnsula v¨ªa Lanzarote, la polic¨ªa se lo impidi¨® y cuando, sin dinero, logr¨® volver a Gran Canaria escondido en un cami¨®n dentro del ferri, ya hab¨ªa pasado de sobra el plazo de tres d¨ªas. El PA?S le acompa?¨® a la puerta del hotel donde quiso pedir su readmisi¨®n, pero ni siquiera le atendieron.
¡°Es inadmisible que duerman en la calle¡±
Los servicios sociales municipales, iglesias, asociaciones y vecinos an¨®nimos est¨¢n amortiguando la situaci¨®n, pero los expertos advierten del problema que se avecina. ¡°Nuestros servicios sociales ya han sostenido dos crisis y son bastante precarios, pero es inadmisible que las personas est¨¦n en la calle¡±, advierte el soci¨®logo Daniel Gainza, dedicado a la atenci¨®n de colectivos vulnerables. ¡°El Gobierno de Canarias va a tener que enfrentarse al Gobierno central para ofrecer una soluci¨®n compartida con otras comunidades aut¨®nomas y con la Uni¨®n Europea. Es imposible asumir en solitario este aluvi¨®n de personas que demandan una atenci¨®n que debemos prestar¡±, a?ade.

Los retos que conlleva la pol¨ªtica ¡ªespa?ola y europea¡ª de bloqueo de miles de inmigrantes en las islas Canarias son cada vez m¨¢s visibles y la convivencia lleva meses resinti¨¦ndose. La viralizaci¨®n en redes sociales de algunos altercados, peleas y robos ha desatado nuevos repuntes de xenofobia en una parte de la poblaci¨®n canaria, y el malestar y la preocupaci¨®n de las autoridades locales va en aumento.
El ¨²ltimo en manifestarse ha sido el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, en una tribuna publicada este domingo en el diario Canarias7. ¡°No se puede concentrar a miles de personas sin recursos en un territorio, sin atenci¨®n y sin medios, y dejarlas desamparadas. Las personas luchan por sobrevivir y se generan conflictos entre ellos e incluso con la poblaci¨®n local¡±, defendi¨® Morales. ¡°Adem¨¢s, la falta de control y la p¨¦sima gesti¨®n hace que sea imposible detectar a las que tienen un perfil conflictivo o que pudieran tener antecedentes en sus pa¨ªses de origen, lo que es un riesgo incluso para el resto de migrantes con los que conviven. Primero han convertido a Gran Canaria en una c¨¢rcel y ahora en una c¨¢rcel sin medios ni vigilancia¡±.
La situaci¨®n en la que se han quedado algunos de estos inmigrantes ha hecho reaccionar a personajes inesperados. Un empresario responsable de varios complejos tur¨ªsticos en los que se acoge a los reci¨¦n llegados observa con preocupaci¨®n algunos acontecimientos de las ¨²ltimas semanas. El hombre, que prefiere no dar su nombre, cuenta que tuvo que acoger durante tres d¨ªas a un chico marroqu¨ª de 17 a?os que, a pesar de estar documentado, fue rese?ado como adulto por la polic¨ªa y acab¨® en uno de sus hoteles en lugar de en un centro de menores.
El chico se pas¨® con la bebida y perdi¨® su plaza, y no tiene d¨®nde dormir. Cada noche se busca la vida como puede. ¡°Hay que prestar m¨¢s atenci¨®n a estos casos, m¨¢s incluso que a los que presentan el mejor comportamiento. Estos son precisamente los que necesitan m¨¢s atenci¨®n¡±, opina el empresario. ¡°Entiendo que es complicado y no se puede se?alar una ¨²nica soluci¨®n, pero por supuesto no es que duerman en la calle¡±.
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