A Trillo nadie le llama Federico
El exministro de Defensa se indigna cuando las acusaciones le recuerdan un supuesto pago de B¨¢rcenas relacionado con el Yak-42
El presidente del tribunal pregunta al tercer y ¨²ltimo testigo de la ma?ana, que comparece con mascarilla, gafas de cerca con montura azul y una gran estanter¨ªa detr¨¢s, blanca, hecha a medida, repleta de libros, un decorado como hasta ahora no se hab¨ªa visto otro igual en el festival de la videoconferencia, perd¨®n, en el juicio de los papeles de B¨¢rcenas.
¡ªEs usted Federico Trillo, ?verdad?
¡ªFigueroa y Mart¨ªnez-Conde, se?or¨ªa.
Hay quien, pudiendo presumir de estanter¨ªa y apellido a juego, lo hace; que ya vendr¨¢n otros ¡ªlos abogados de la acusaci¨®n, por ejemplo¡ª y sacar¨¢n a colaci¨®n cuestiones inc¨®modas de la ¨¦poca en que Trillo-Figueroa fue ministro de Defensa. Lo cierto es que la jornada del jueves resulta ligera, nada que ver con la del mi¨¦rcoles, que por poco termina en mot¨ªn. A eso de las siete de la tarde, cuando ya hab¨ªan sido interrogados siete testigos, incluidos Aznar y Rajoy, y todav¨ªa quedaba una declaraci¨®n m¨¢s, el abogado de IU, un se?or que ha hecho del arabesco y la parsimonia su manera de preguntar, explot¨®:
¡ªSe?or¨ªa ¡ªse dirigi¨® al presidente¡ª, ?no ser¨ªa posible aplazar a ma?ana la declaraci¨®n? Son las siete y media y hay que conciliar tambi¨¦n. Tengo un hijo peque?o. El testigo est¨¢ en casa, pero nosotros estamos aqu¨ª¡
¡ªClaro, claro ¡ªdice el juez Jos¨¦ Antonio Mora, que a?ade despu¨¦s de que la magistrada Mar¨ªa Fernanda Garc¨ªa le diga algo al o¨ªdo: ¡°Es que me dicen que lleva desde las cuatro de la tarde esperando. Pero vamos a intentar adelantarlo lo m¨¢ximo posible¡±.
Dos minutos despu¨¦s aparece en los monitores de la sala el siguiente testigo, Jos¨¦ Mar¨ªa Michavila, tambi¨¦n exministro del PP. Est¨¢ en su despacho, sin mascarilla y con rostro sonriente.
¡ªLes agradezco poder declarar ahora, s¨¦ que tienen obligaciones familiares. Yo tambi¨¦n las tengo, soy padre de cinco hijos y viudo.
Fue alentador ver a dos hombres reivindicando la conciliaci¨®n familiar, pero sobre todo constatar que, cuando interesa de verdad, esa utop¨ªa se convierte en posible: 12 minutos despu¨¦s, el interrogatorio ha terminado.
El primer testigo de la jornada del jueves es Rodrigo Rato, otro exministro del PP. El presidente del tribunal le advierte de que, estando como est¨¢ inmerso en otras causas judiciales, puede dejar de contestar las preguntas que considere le puedan perjudicar. Rato lo agradece y se somete, con correcci¨®n y concreci¨®n ¡ªesas dos virtudes tan apreciadas en un juicio¡ª, a las preguntas de los abogados de la acusaci¨®n. Se ajusta al guion. Dice que los papeles de Luis B¨¢rcenas son falsos en lo que a ¨¦l se refiere.
El siguiente testigo previsto es Federico Trillo, pero no se conecta a tiempo ¡ªuna buena biblioteca da mucho trabajo¡ª y el presidente del tribunal hace pasar al siguiente de la lista, que s¨ª est¨¢ presente en una habitaci¨®n anexa a la sala esperando su turno. Se trata de Javier Moreno, el director de EL PA?S, que lo era tambi¨¦n cuando, el 31 de enero de 2013, se public¨® la exclusiva de los papeles de B¨¢rcenas. Al terminar su declaraci¨®n, entonces s¨ª, aparece Trillo en pantalla.
¡ªNo me reconozco en esos papeles ni reconozco validez a esos papeles.
El abogado Virgilio Latorre le hace ver que en las anotaciones de B¨¢rcenas hay un Federico que ha cobrado en varias ocasiones. Ah¨ª es cuando aclara:
¡ªEn el PP nadie me llama Federico, sino Fede o Federico Trillo.
La cuesti¨®n se pone bronca. El exministro de Defensa ve venir que el abogado de la acusaci¨®n le va a preguntar si pag¨® con los fondos de la caja b del PP su defensa en el caso del Yak-42, el avi¨®n alquilado que en 2003 se estrell¨® en Turqu¨ªa causando la muerte de 62 militares espa?oles. Trillo dice que pag¨® de su bolsillo, y que no piensa volver sobre un tema que ¡°bastante dolor ha causado y me ha causado¡±.
Es una batalla in¨²til, y Trillo lo sabe. Su comportamiento tras la tragedia del Yak 42 ¡ªenterrando de cualquier manera los cad¨¢veres, despreciando el dolor de las v¨ªctimas¡ª lo perseguir¨¢ siempre, a cualquier hora y en cualquier lugar, m¨¢s all¨¢ de qui¨¦n y c¨®mo se pagaron las facturas.
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