¡°Si usted es tan valiente, ?lev¨¢ntese y l¨¢rguese!¡±
Las provocaciones de la candidata de Vox hicieron naufragar el debate de la Cadena SER, al que no asisti¨® la presidenta Ayuso
Pasaban pocos minutos de las once de la ma?ana cuando ?ngels Barcel¨®, la periodista que moderaba el debate electoral en la Cadena SER, alter¨® el arranque previsto. Hac¨ªa solo 24 horas que se hab¨ªa conocido que uno de los candidatos all¨ª presentes, Pablo Iglesias, de Unidas Podemos, hab¨ªa recibido una carta con cuatro balas de un fusil Cetme y una amenaza de muerte dirigida contra ¨¦l y su familia: ¡°Tu tiempo se agota¡±. Barcel¨® decidi¨® que ten¨ªa que arrancar preguntando a los aspirantes por ello porque era un hecho suficientemente grave. Iglesias, que entr¨® en el estudio con gesto circunspecto, fue el primero en hablar. ¡°No es aceptable¡±, dijo con tono grave, ¡°que cuando el ministro del Interior ha sido amenazado de muerte, la directora de la Guardia Civil, mi padre, mi madre, mi pareja y yo hemos sido amenazados de muerte con cuatro balas, la candidata de la ultraderecha ponga en duda la veracidad de esas amenazas. Si no se retracta, y vosotros permit¨ªs que siga en este debate sin retractarse, nosotros lo vamos a abandonar¡±. Ninguno de los otros aspirantes sab¨ªa hasta entonces que Iglesias ten¨ªa pensado marcharse y que el segundo debate electoral, que acababa de dar un vuelco, marcar¨ªa un antes y un despu¨¦s en la campa?a.
La mecha se hab¨ªa encendido dos horas antes, a las nueve de la ma?ana. A esa hora, Roc¨ªo Monasterio puso en duda la amenaza a Iglesias en RNE. ¡°Mire, yo condeno todo lo que sea la violencia, me gustar¨ªa que ellos hubieran condenado lo que sufrimos en Vallecas¡±, comienza diciendo la candidata de Vox. ¡°Y yo, bueno, de Pablo Iglesias me creo poco, creo que todos los espa?oles, cada vez que o¨ªmos algo que dice Pablo Iglesias lo ponemos en duda, porque nos han enga?ado durante este a?o vilmente¡±.
Iglesias tiene apenas unos minutos despu¨¦s una entrevista en TVE. Y ah¨ª avisa: ¡°Nos vamos a replantear estar en ning¨²n espacio con Vox¡±. De camino a la SER, toma la decisi¨®n con sus colaboradores de abandonar el debate si Vox no rectifica.
Pero Monasterio no se retracta. ¡°Yo digo lo mismo que he dicho antes¡±, declara la candidata. ¡°Nosotros condenamos todo tipo de violencia. Me hubiera gustado que el se?or Iglesias hubiera condenado la violencia que sufrimos en Vallecas. Yo le animo a que vaya a una comisar¨ªa a denunciar estas amenazas. Lo que he dicho es que los espa?oles ya no nos creemos nada de este Gobierno. Si usted es tan valiente, lev¨¢ntese y l¨¢rguese; l¨¢rguese de este plat¨®¡±.
¡ªEsto no es aceptable, si no se retracta ¡ªreplica Iglesias.
¡ªPues l¨¢rguese, que es lo que queremos muchos espa?oles ¡ªle anima Monasterio.
Mientras Iglesias se levanta, y la periodista le sigue a la puerta del estudio para pedirle que no se marche, se escucha a Monasterio de fondo: ¡°Me alegro, fuera del plat¨®, que es lo que tienes que estar, y fuera de la pol¨ªtica¡±. Los micr¨®fonos de todos siguen abiertos y se oye un vocer¨ªo. Hay mucha tensi¨®n. Al final, Barcel¨® termina cortando la escena casi a voz en grito: ¡°?Por favor, se?ora Monasterio, esto no es un espect¨¢culo, esto es un debate electoral entre dem¨®cratas!¡±. La candidata de la extrema derecha se encara entonces con la periodista: ¡°?Es usted una moderadora o una activista? Cogi¨¦ndole de la manita, la activista pol¨ªtica...¡±. ¡°?No soy una activista, soy una dem¨®crata!¡±, contesta airada Barcel¨®. Iglesias sale del plat¨®, y se escucha a Monasterio: ¡°As¨ª estamos mejor¡±.
El resto de candidatos ¡ªtodos, menos Isabel D¨ªaz Ayuso, que hab¨ªa rechazado participar en el debate¡ªhacen bloque contra Monasterio. ¡°Esta sociedad del odio, de las amenazas y la confrontaci¨®n, en cuyo caldo de cultivo algunos parecen encontrar espacio para crecer, me parece impresentable¡±, reflexiona el socialista ?ngel Gabilondo. Edmundo Bal, de Ciudadanos, afirma contundente: ¡°La condena m¨¢s radical, m¨¢s absoluta, m¨¢s vehemente, sin ning¨²n matiz. ?Yo no pongo en tela de juicio que esto es una amenaza!¡±. Y M¨®nica Garc¨ªa, de M¨¢s Madrid, se encara con la representante de Vox: ¡°?Le han mandado balas, se?ora Monasterio, le han mandado balas! Y usted sonriendo, ?pero de qu¨¦ se r¨ªe? ?Pero qu¨¦ verg¨¹enza es esta! ?Qu¨¦ aberraci¨®n!¡±. Monasterio sigue desafiante y contesta a Garc¨ªa: ¡°Qu¨ªtese esa cara de amargada¡±.
El debate contin¨²a con mucha tensi¨®n sobre la gesti¨®n de la pandemia, pero al cabo de una hora Barcel¨® decide hacer un receso y los candidatos se re¨²nen con sus asesores. Hasta entonces no hab¨ªan tenido ninguna comunicaci¨®n con ellos, porque no pod¨ªan tener el m¨®vil en el estudio. Gabilondo y Garc¨ªa toman la decisi¨®n de abandonar el debate. Gabilondo, al constatar que Iglesias no va a volver. Garc¨ªa se lo dice a su asesor Pablo Padilla nada m¨¢s verle: ¡°Hay que irse¡±. Al regresar hacia el estudio, Garc¨ªa se cruza con Gabilondo y le avisa de su decisi¨®n, seg¨²n fuentes de M¨¢s Madrid: ¡°?ngel, nosotros nos vamos a ir. Creo que deber¨ªa de ser una decisi¨®n conjunta¡±. Gabilondo responde: ¡°S¨ª, nosotros nos vamos a ir tambi¨¦n¡±. Es una conversaci¨®n muy breve, porque el receso dura apenas cinco minutos.
En el estudio, Bal se queda solo rogando a los dos candidatos de la izquierda que se queden y sigan debatiendo. Barcel¨® decide darlo por concluido. Monasterio quiere volver a hablar, pero la periodista le dice que ella cerrar¨¢ la emisi¨®n. Mientras despide el debate que acaba de naufragar, se escucha de fondo a la candidata de la extrema derecha, insistente: ¡°?Esto es la dictadura de la SER!¡±.
Con informaci¨®n de Jos¨¦ Marcos y Paula Chouza.
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