La principal causa pendiente de Josu Ternera
El etarra fue una pieza clave en el abandono del terrorismo y tambi¨¦n en una de las ¨¦pocas m¨¢s sanguinarias de la banda
Cuando el pasado martes, Josu Urrutikoetxea, Josu Ternera, declar¨® ante el tribunal franc¨¦s que le juzga que en 2006 fue expulsado de ETA por discrepar con la l¨ªnea oficial sigui¨® una estrategia de defensa frente a la acusaci¨®n de pertenencia a organizaci¨®n terrorista entre 2011 y 2013. Pero sus palabras, en apariencia sorprendentes, tambi¨¦n eran veros¨ªmiles. Josu Ternera, el s¨ªmbolo vivo de la historia del terrorismo etarra, apost¨® en 2004, con una ETA muy debilitada por la acci¨®n policial y judicial, por un final dialogado del terrorismo con el Gobierno. Encabez¨® la delegaci¨®n que se reuni¨® con el Ejecutivo de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero en Suiza y Noruega, amparado por el Centro de Di¨¢logo Humanitario Henri Dunant, hasta que en septiembre de 2006, Javier L¨®pez Pe?a Thierry, jefe del aparato pol¨ªtico de ETA, le desplaz¨® y asumi¨® la direcci¨®n del proceso dialogado para romperlo.
Josu Ternera se retir¨® a su domicilio en Durban-sur-Ariege, en los Pirineos franceses, donde volvi¨® a ser reclamado en 2011, justo al declarar ETA el final del terrorismo, para integrar la delegaci¨®n etarra que preve¨ªa reunirse con el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy en Oslo (Noruega) a fin de negociar su desarme y la situaci¨®n de sus presos. La izquierda abertzale, liderada por Arnaldo Otegi, se hab¨ªa hecho con el control de los restos de ETA, les hab¨ªa impuesto el cese del terrorismo y quiso recuperar la figura simb¨®lica de Ternera para cerrar un acuerdo con el Gobierno que no se produjo por incomparecencia del Ejecutivo de Rajoy. En febrero de 2013, el Gobierno logr¨® que Noruega expulsase a Ternera, quien regres¨® a su refugio franc¨¦s.
No reaparecer¨ªa hasta mayo de 2018, cuando fue encargado de poner voz al manifiesto de disoluci¨®n de ETA. Ternera dej¨® claro que la banda se disolv¨ªa, pero sin autocr¨ªtica por un historial de 854 asesinatos, el 93% de ellos cometidos a la muerte el dictador, un factor de desestabilizaci¨®n para la incipiente democracia espa?ola. Ternera trat¨® de encontrar una justificaci¨®n pat¨¦tica diciendo que hab¨ªan logrado la supervivencia de Euskadi y la introducci¨®n en la agenda pol¨ªtica del derecho a la autodeterminaci¨®n, cuando la realidad es que ETA fue derrotada militarmente sin conseguir sus proclamadas metas: ni el mentado derecho ni la uni¨®n de Navarra y Euskadi.
La biograf¨ªa de Josu Ternera se identifica con la de ETA. Entr¨® con 20 a?os y particip¨® en el atentado contra Carrero Blanco con el robo de la dinamita que vol¨® el coche del presidente del Gobierno franquista. Perteneci¨® al aparato militar hasta que en 1977 se responsabiliz¨® del ¨¢rea internacional y abri¨® ETA a los movimientos revolucionarios, especialmente latinoamericanos. En 1984 logr¨® la jefatura pol¨ªtica de ETA y en 1987, tras la muerte accidental de Txomin Iturbe y la deportaci¨®n de Antxon Etxebeste, se le consideraba jefe m¨¢ximo de ETA en una etapa especialmente sangrienta por el uso de los coches-bomba, con los atentados del Hipercor de Barcelona y del cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza. Ese pasado le persigue.
En 1989 fue encarcelado en Francia y trasladado a Espa?a en 1996. En octubre de 1998 fue elegido parlamentario en las elecciones al Parlamento vasco por la lista de Euskal Herritarrok y en 2000 el Tribunal Supremo archiv¨® sus causas por estar ya juzgadas en Francia. Pero en 2002 huy¨® de Espa?a al abrirle la justicia un nuevo proceso. Fue detenido en territorio franc¨¦s en 2019, un a?o despu¨¦s de la disoluci¨®n de ETA.
Como jefe pol¨ªtico de ETA defendi¨® la ortodoxia terrorista e impidi¨® la cr¨ªtica interna. Cuando en 1987, tras la matanza de Hipercor, Txomin Ziluaga, dirigente del partido de izquierda abertzale HASI, trat¨® de subordinar ETA a esa organizaci¨®n pol¨ªtica, le expuls¨® con sus seguidores. Curiosamente, 20 a?os despu¨¦s ser¨ªa Ternera el expulsado por ultradefensores del terrorismo como Thierry.
Ternera, residente hoy en un convento en Par¨ªs, tiene dos causas judiciales pendientes en Francia y otras dos en Espa?a. Es posible que no tarden mucho en quedar zanjadas, como ha sucedido a otros dirigentes de ETA caso de su antecesor, Antxon Etxebeste, y su sucesor, Mikel Antza. Pero, como suele comentar Joseba Urrusolo, promotor de la v¨ªa Nanclares de reinserci¨®n y miembro del comando Madrid en la ¨¦poca de Ternera como jefe de ETA, le queda pendiente la principal causa ante la sociedad: el reconocimiento de que el terrorismo fue injustificable e injusto. Necesario para evitar su repetici¨®n.
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