Un sindicato denuncia que el marinero gallego retenido en Yemen lleva seis d¨ªas sin comer
Pablo Costas atiende a cuatro tripulantes enfermos a bordo del ¡®Cobija¡¯, fondeado desde hace casi un a?o en Yemen por una acusaci¨®n de pesca ilegal
El sindicato Central Unitaria de Traballadoras (CUT) ha denunciado este mi¨¦rcoles que Pablo Costas, el marinero gallego retenido en Yemen desde hace casi un a?o cuya situaci¨®n adelant¨® EL PA?S, lleva seis d¨ªas sin alimentos y ¡°bebiendo agua hervida de una letrina, con az¨²car y t¨¦¡± como ¨²nico sustento. Adem¨¢s, advierten de que cuatro miembros de la tripulaci¨®n se encuentran enfermos con ¡°v¨®mitos, desmayos y otros s¨ªntomas¡±. El capit¨¢n del pesquero Cobija los atiende con ¡°los pocos medicamentos que quedan a bordo¡±. El buque est¨¢ fondeado en el puerto de Al Mukallah tras una acusaci¨®n de pesca ilegal iniciada por Australia ante la Comisi¨®n de At¨²n del Oc¨¦ano ?ndico (IOTC, en sus siglas en ingl¨¦s). El capit¨¢n del pesquero Cobija, que no tiene una situaci¨®n legal clara, lleva meses reclamando auxilio a los consulados de Espa?a en Arabia Saud¨ª y Om¨¢n.
La ¡°tortura¡± a la que se somete la tripulaci¨®n del Cobija se inici¨® en junio de 2020, cuando una patrulla australiana abord¨® la embarcaci¨®n. En ese momento, Costas present¨® la documentaci¨®n que certificaba que el pesquero estaba abanderado en Bolivia y los dejaron marchar. Sin embargo, en septiembre del a?o pasado, Australia envi¨® una carta dirigida a Christopher O¡¯Brien, secretario ejecutivo de la IOTC ¡ªuna entidad bajo la FAO, la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura¡ª y pidi¨® a sus miembros que no aceptasen el buque en sus puertos. Las autoridades del pa¨ªs oce¨¢nico explicaron que Bolivia inform¨® de que el barco se hab¨ªa borrado de su registro de embarcaciones en enero de 2019 y de que los documentos deb¨ªan ser falsos.
Australia advert¨ªa de que, adem¨¢s, el Cobija figuraba con sus antiguos nombres en la lista negra de pesca furtiva de la Organizaci¨®n de los Caladeros del Atl¨¢ntico Sureste (SEAFO, en sus siglas en ingl¨¦s), por faenar en una zona de la FAO sin permiso. Con esta informaci¨®n, el 25 de septiembre de 2020, O¡¯Brien solicit¨® a los pa¨ªses que conforman el ente, entre ellos Yemen, que sigan las sugerencias las autoridades australianas: denegarle el fondeo o tomar las acciones correspondientes a las leyes nacionales. Finalmente, el pesquero pas¨® a estar registrado sin bandera nacional en la siguiente reuni¨®n del Comit¨¦ de Cumplimiento de la IOTC, en octubre de 2020.
Estas alertas dieron inicio al proceso judicial que el capit¨¢n enfrenta en Yemen desde hace 11 meses. Primero con una sentencia que le conden¨® a tres meses de arresto, despu¨¦s con una suspensi¨®n de esa sentencia y, finalmente, con una apelaci¨®n del Fiscal yemen¨ª a la ¨²ltima resoluci¨®n, seg¨²n explica el capit¨¢n. Las autoridades espa?olas instan a esperar que se resuelva, pero desde el entorno de Costas culpan al Gobierno de una ¡°inacci¨®n¡±, que ha llevado al gallego y su tripulaci¨®n a vivir en condiciones precarias. Adem¨¢s, denuncian el abandono del armador, con sede en Somalia, con el que tampoco han tenido comunicaci¨®n. Tanto el BNG como la Conselleira do Mar de la Xunta de Galicia, Rosa Quintana, se han pronunciado en favor de que se le preste ¡°ayuda humanitaria¡± al marinero.
Costas lamenta que la respuesta de Exteriores sea esperar: ¡°No s¨¦ c¨®mo pueden hablar de legalidades y de juicios, si nos tienen aqu¨ª torturados¡±, asegur¨® a EL PA?S el pasado viernes a trav¨¦s de audios de WhatsApp. ¡°Solo me dicen que est¨¢n haciendo cosas, que no est¨¢n de brazos cruzados, pero el resultado es el mismo: nada¡±. Su esposa, que ha pedido la intervenci¨®n del Defensor del Pueblo, explica en su escrito que el marinero nunca ha recibido una tutela judicial, pese a que la ha solicitado en los consulados de Espa?a en Arabia Saud¨ª y Om¨¢n. Asimismo, en una carta al ministro de Exteriores, dej¨® clara su posici¨®n: ¡°Mi marido Pablo no es un delincuente, y aun si lo fuera la obligaci¨®n de ayuda y auxilio como ciudadano no variar¨ªa¡±.
A la falta de asistencia legal se suma la ausencia de una ayuda humanitaria, seg¨²n denuncia Costas. ¡°Estamos en un puerto. Entran y salen barcos, hay comunicaci¨®n. No s¨¦ por qu¨¦ nos tienen aqu¨ª torturados. Llevamos un a?o de carest¨ªa total, con los suministros racionados. A m¨ª me gusta mantener la calma. No s¨¦ si esperan que me eche a llorar, si cambiar¨ªa algo¡±. En un intento de buscar ese cambio, el pasado s¨¢bado, sus vecinos, amigos y familiares marcharon en su localidad natal de Bueu (Pontevedra), repartiendo folletos a viandantes y colocando carteles en los negocios. El futuro de Costas sigue sumido en una bruma de la que no ven salida. ¡°Estamos devastados¡±, cuenta su sobrina Estela mientras se coloca en la solapa una pegatina que reza: ¡°Pablo Costas, a casa.
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