El Supremo archiva una querella de Vox contra la ministra Ione Belarra por llamarles ¡°nazis a cara descubierta¡±
El tribunal considera que no existe delito de odio porque este defiende a las minor¨ªas sociales, no a los partidos pol¨ªticos
El Tribunal Supremo ha archivado una querella por delito de odio presentada por Vox contra la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, por haber calificado al partido de Santiago Abascal de ¡°nazis a cara descubierta¡± y acusarle de hacer ¡°publicidad filofascista¡±. Seg¨²n la Sala de lo Penal, las palabras de Belarra, pronunciadas durante un mitin de la campa?a electoral de Madrid el pasado 25 de abril en Collado Villalba, pueden considerarse ¡°contrarias al debido respeto que deben depararse los distintos partidos pol¨ªticos en confrontaci¨®n electoral, pero no son constitutivas de un delito de odio¡±.
La resoluci¨®n repasa la jurisprudencia del Supremo sobre el delito de odio y destaca que este delito ¡°tiene como esencia el incitar p¨²blicamente al odio, hostilidad, discriminaci¨®n o violencia contra un grupo, una parte del grupo o contra una persona determinada, pero atacada por raz¨®n de su pertenencia a aqu¨¦l, por motivos racistas, antisemitas u otros referentes a la ideolog¨ªa, religi¨®n o creencias, situaci¨®n familiar, la pertenencia de sus miembros a una etnia, raza o naci¨®n, su origen nacional, su sexo, orientaci¨®n o identidad sexual, por razones de g¨¦nero, enfermedad o discapacidad¡±.
¡°Es decir¡±, a?ade el Supremo, ¡°se trata de comportamientos que tienen como sujetos pasivos a tales grupos, que est¨¢n caracterizados por su raza, su origen nacional, su sexo, orientaci¨®n o identidad sexual, por razones de g¨¦nero, enfermedad o discapacidad ideolog¨ªa, religi¨®n o creencias¡±. Pero entre estos grupos, advierte el tribunal, no se encuentran partidos pol¨ªticos ¡°que se encuentran en liza electoral en un debate p¨²blico en el contexto de unas elecciones.¡±
La Sala explica que el delito de odio defiende a las minor¨ªas sociales, mientras que para otros colectivos entre los que se encuentran los partidos entran en juego los delitos contra el honor, siempre que concurran sus requisitos que est¨¢n muy matizados en el contexto de campa?as electorales o bajo el paraguas de la inviolabilidad parlamentaria.
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