¡°Querido abuelo: pude rescatarte. Ahora descansas con tu esposa¡±
El Gobierno balear recoge cartas de familiares a v¨ªctimas del franquismo. Las misivas muestran c¨®mo el cari?o y el dolor traspasan generaciones
Algunos llegaron a convivir con ellos y conservan como un tesoro los escasos momentos que compartieron. Otros nacieron mucho despu¨¦s y lo ¨²nico que conocen de los ausentes es el efecto que provoc¨® en sus hogares su violenta desaparici¨®n. Todos, hijos, nietos y bisnietos, comparten el deseo de recordarlos para que su sacrificio no caiga en el olvido, y con ese prop¨®sito 48 familias han participado en Memorial de la Palabra, la iniciativa del Gobierno balear que recoge cartas dirigidas a v¨ªctimas del franquismo. Muchos aprovechan esas misivas para contarles qu¨¦ pas¨® despu¨¦s de su desaparici¨®n y para prometerles que los seguir¨¢n buscando hasta dar con la fosa o cuneta a las que fueron arrojados.
Marc Herrera, director general de memoria democr¨¢tica de Baleares, explica que el objetivo es ¡°romper el silencio que se impuso a las familias durante tantos a?os¡± y hacer ¡°pedagog¨ªa¡±: ¡°No hay nada que provoque m¨¢s empat¨ªa que el relato de los hechos de aquellas personas que los han sufrido¡±. Asegura que lo m¨¢s impactante ha sido ¡°ver reflejada en cada carta la prolongaci¨®n de la injusticia y el inmenso amor y constancia¡± de los familiares tanto tiempo despu¨¦s. Estos son algunos extractos de esas emocionantes misivas.
¡°Quiero encontrarte¡±
Mar¨ªa Jes¨²s Balaguer Rodr¨ªguez escribe a su t¨ªo Antonio Gonz¨¢lez Rodr¨ªguez, fot¨®grafo y miembro de la CNT. Cuando lo mataron ten¨ªa 29 a?os. Sus hijos, cuatro y cinco. ¡°Pienso muchas veces en ti. Nadie te olvid¨® nunca. Sobre todo por ese gran retrato familiar que presid¨ªa el despacho de mi yaya, tu hermana. No quiero que est¨¦s en la fosa donde te tiraron tus asesinos, quiero encontrarte y poderte decir: ¡®V¨¢monos, t¨ªo Antonio. Han sido muchos a?os, pero ya estas con tu familia¡¯. Te quiere, Susi¡±.
¡°S¨ª, mi padre existi¨®¡±
Ant¨°nia Paris Llompart dedica su carta a presentar a su padre, Andreu Paris Martorell, zapatero. Cuenta que en julio de 1936 ella ten¨ªa 11 a?os, tres hermanos y una en camino. ¡°La idea que ten¨ªa sobre una guerra era dos bandos contrarios que luchaban, con barricadas y armas, con disparos continuos, pero aqu¨ª no fue as¨ª. Al menos en Inca solo hab¨ªa un bando armado reprimiendo un pueblo¡±. Un d¨ªa reclamaron a su padre. Lo acompa?aron dos de sus hermanos y su cu?ado. Solo dos de ellos volvieron. ¡°Un d¨ªa de invierno llegu¨¦ a la c¨¢rcel y el de la puerta me dijo: ¡®Ya no hace falta que vengas m¨¢s. Hoy han soltado a tu padre¡¯. Ten¨ªa tantas ganas de que lo soltaran que me lo cre¨ª. Fuimos a muchos lugares, preguntando. Nos repet¨ªan que se hab¨ªa ido, que quiz¨¢s nos hab¨ªa abandonado. Mi madre repet¨ªa: ¡®?D¨®nde? ?Cu¨¢ndo? ?Qu¨¦ hab¨¦is hecho? ?Por qu¨¦ a ¨¦l?¡¯. Nadie contestaba. Todav¨ªa hoy nadie nos ha contestado. Hac¨ªan como si mi padre no hubiera existido nunca. Pero s¨ª existi¨®¡±.
¡°Tu coraz¨®n se detiene un segundo¡±
Francisca Alomar recuerda a sus padres. ¡°Form¨¢bamos una familia muy feliz, pero todo eso cambi¨® un mal d¨ªa cuando yo ten¨ªa 8 a?os y mi hermana 11. La Guardia Civil, relata, se llev¨® primero a su padre y luego a su madre, ¡°embarazada de siete meses¡±. Su abuelo pidi¨® ayuda ¡°a quien entonces mandaba, a quien llamaban el capit¨¢n Jaume¡±, pero le contest¨® que ¡°estaban muertos¡±. ¡°Gracias a la ayuda de la asociaci¨®n Memoria de Mallorca y de la Direcci¨®n General de Memoria Democr¨¢tica, a mis 93 a?os y despu¨¦s de 85 de espera, me llamaron un d¨ªa para decirme que hab¨ªan encontrado los huesos de mi padre. Qu¨¦ alegr¨ªa. El coraz¨®n se detiene un segundo, para luego volver a latir¡±. Ahora sigue buscando los restos de su madre ¡°para descansar todos juntos¡±. " Tu hija¡ª se despide¡ª y tus nietos no dejaremos de luchar por ello¡±.
¡°Murieron sin saber¡±
Margarita Serantes Hern¨¢ndez recuerda a su abuelo, Melchor Hern¨¢ndez, pescador, el marido de Ana, el padre de Paquita. ¡°El cura le pregunt¨® por qu¨¦ no iba a misa. Melchor contest¨® que ten¨ªa que arreglar las redes. Unas horas m¨¢s tarde fueron a detenerlo¡±. Ana fue a llevarle ropa hasta que ya no le dejaron. Se puso a trabajar ¡°en casa de unos se?ores muy ricos y bondadosos, que ten¨ªan un hijo, Mart¨ªn. A?os despu¨¦s la reconocieron como viuda y acab¨® cas¨¢ndose con ¨¦l. Mi madre, Paquita, por desgracia no recordaba a Melchor. S¨ª hemos tenido la oportunidad de conocer a Mart¨ªn, que fue un gran padre y abuelo. En 2016 supe que Melchor fue fusilado y enterrado en una fosa en el cementerio de Porreras. Lo malo es que no podemos recuperar sus restos ya que el ADN de padre a hija y a nieta se pierde. Lo peor es que su esposa y su hija murieron sin saber qu¨¦ pas¨® con ¨¦l¡±.
¡°No entend¨ªa por qu¨¦ la abuela era tan desconfiada¡±
Francisca Gelabert escribe a sus padrinos. En su carta explica que aunque a su abuela Francisca no la mataron, la considera ¡°tan v¨ªctima¡± de la guerra como a su abuelo Gabriel, fusilado a los 28. ¡°Ella vivi¨® 83 a?os, solo tuvo un hijo, mi padre, y vivi¨® con nosotros¡±. ¡°Era muy desconfiada. No entend¨ªa por qu¨¦ hasta que muri¨® y descubr¨ª muchas cosas que no sab¨ªa¡±. Su t¨ªa abuela, Tonina, le cont¨® entonces ¡°c¨®mo pas¨® todo¡±. Su abuelo, acusado de ¡°alojar a los rojos¡±, fue capturado y subido a un cami¨®n con un grupo de hombres maniatados. Nadie le volvi¨® a ver. Su abuela, que ten¨ªa entonces 25 a?os y un hijo de tres, enferm¨®. ¡°En aquel tiempo no hab¨ªa psic¨®logos y pensaban que la manera de superar estas cosas era olvidarlas, no hablar de ello, y eso hicieron durante muchos a?os. Cuando supe todo esto, ella ya no viv¨ªa y me qued¨® un mal cuerpo que todav¨ªa tengo. Si hubiera sabido antes lo que pas¨®, creo que la habr¨ªa podido ayudar a vivir un poco mejor. Lo ¨²nico que creo que puedo hacer ahora es dar a conocer esta historia y recordarlos como lo que fueron, muy buenas personas que no se merec¨ªan haber sufrido tanto¡±.
¡°El tiempo de silencio ha acabado¡±
Maite Bl¨¢zquez Losa escribe a su abuelo Joan Losa el d¨ªa de su santo. ¡°Fue una fiesta que la abuela, tu esposa Teresa, como la llamabas en las cartas desde la prisi¨®n, nunca volvi¨® a celebrar despu¨¦s de tu desaparici¨®n en enero de 1937¡±. ¡°Gracias a la fuerza y la lucha de la Asociaci¨®n de Memoria de Mallorca, yo pude rescatarte de la fosa de Porreres en noviembre de 2016. Por eso ahora tus restos descansan junto a tu esposa. Ten por seguro que los tiempos del silencio han acabado. Ahora s¨ª, padrino Juan, puedo decir: que la tierra te sea leve¡±.
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