Seis d¨ªas a merced del monstruo
Cr¨®nica de la semana en la que un ¡®superincendio¡¯ arras¨® Sierra Bermeja ante la impotencia de los bomberos
Todo empez¨® como un punto rojo en el horizonte. El mi¨¦rcoles 8 de septiembre, Lorena llamaba por tel¨¦fono sin parar a los servicios de emergencias desde su apartamento en la urbanizaci¨®n Las Abejeras, en las faldas de Sierra Bermeja que van a dar al municipio costero de Estepona (M¨¢laga), uno de los n¨²cleos principales de la Costa del Sol Occidental. El fuego corr¨ªa desde el horizonte en el monte, hasta que, sobre las 3.30 de la madrugada del jueves, aporrearon su puerta y la de unos 1.000 vecinos m¨¢s en la zona.
El incendio que ha ardido con furia durante una semana en la serran¨ªa malague?a ha sido calificado como el primero de sexta generaci¨®n registrado en Espa?a, por la virulencia del fuego y la capacidad de provocar sus propias condiciones meteorol¨®gicas. El superincendio se cobr¨® la vida de un bombero forestal y arras¨® casi 10.000 hect¨¢reas en un paraje endiabladamente abrupto, donde la maleza descuidada sirvi¨® de combustible en una semana en la que solo la lluvia pod¨ªa ayudar ¡ªy finalmente lo hizo¡ª a aplacar al monstruo. Las llamas llegaron a afectar a ocho municipios.
El jueves 9 de septiembre, en Genalguacil se observaban las llamas desde desde primera hora con nerviosismo. ¡°El fuego avanza sobre la cordillera hasta que llega al punto en que separa la Costa del Sol del interior, el Valle del Genal, cuando comienza el fuego a bajar el mi¨¦rcoles por la noche y empieza a entrar en la parte de la Costa del Sol el jueves por la ma?ana, vemos que los medios se van yendo¡±, recuerda Miguel ?ngel Herrera, alcalde de Genalguacil, cuyas cr¨ªticas a la gesti¨®n del incendio han sido las m¨¢s agrias. ¡°Tampoco hab¨ªa much¨ªsimo da?o en la zona nuestra, era como si aqu¨ª estuviera semi-controlado y no necesitara much¨ªsimo esfuerzo, eso era lo que sent¨ªamos los vecinos¡±.
Ese mismo d¨ªa, cuando la formaci¨®n de piroc¨²mulos provocados por las altas temperaturas dejaba claro que aquel incendio iba ser algo nunca visto, el Infoca activ¨® el nivel 2 del dispositivo de actuaci¨®n tras reconocer que el fuego estaba fuera de la capacidad de extinci¨®n.
Las llamas que atraparon a Carlos, el bombero forestal fallecido, tuvieron a su merced a todo su ret¨¦n, atrapado en el puerto de Pe?as Blancas, a la entrada de Los Reales, uno de los reductos m¨¢s singulares del pinsapo. All¨ª, el fuego bailaba en corrillo llevado por vientos caprichosos. La direcci¨®n t¨¦cnica decidi¨® el viernes 10 retirar a los efectivos por tierra ante las condiciones adversas. ¡°Nos tocaba descansar y, nada m¨¢s salir, vemos que los compa?eros que iban a entrar, vuelven¡±, explican bomberos de un ret¨¦n de Marbella que actuaron en la zona. ¡°No lo entend¨ªamos, pedimos entrar nosotros, pero nos dijeron que incluso el humo era muy peligroso¡±.
El s¨¢bado 11 de septiembre las llamas se colaban en el horizonte de J¨²zcar, a 22 kil¨®metros de Estepona en l¨ªnea recta hacia el norte. Ese mismo d¨ªa amaneci¨® con esperanza. Las labores por tierra se reanudan y regresan a casa los primeros desalojados, en Estepona. El frente sur estaba controlado, pero el monstruo iba a despertar por la noche.
El alcalde de Genalguacil, Miguel ?ngel Herrera, ped¨ªa ayuda ya desde la ma?ana ante unos focos peligrosos, al menos para humedecer el terreno y evitar que el fuego se propagara y acabara formando el efecto chimenea que en la madrugada del domingo abri¨® un nuevo frente cuando el paveseo (material incandescente) prendi¨® frente a Jubrique. Llam¨® a todos los tel¨¦fonos posibles y acab¨® por explotar, ¡°achicharrado¡±, ante los medios. A las 5.30 del domingo 12, se orden¨® el desalojo de los 400 vecinos del pueblo y de 520 en Jubrique. ¡°Como genalguacile?o escuchas en televisi¨®n que en el fuego de Sierra Bermeja hay 40 medios a¨¦reos y 500 efectivos terrestres, sales a tu balc¨®n y te preguntas d¨®nde est¨¢n¡±, clama, ¡°y ves que se est¨¢ quemando el bosque, no solo eso, ves que ya ha pasado de suelo p¨²blico y se mete en las fincas privadas y, claro, para mi las fincas privadas tienen nombres y apellidos¡±.
¡°Yo estaba en mi terraza, en la parte alta del pueblo, a las 5.00 y eran bombas, como explosiones, llov¨ªa fuego¡±, recuerda Alberto Ben¨ªtez, alcalde de Jubrique. ¡°De noche, adem¨¢s, que se ve¨ªa mucho m¨¢s cerca¡ Lo pienso todav¨ªa y se me ponen los pelos de punta¡±. Herrera, el alcalde de Genalguacil, prosigue: ¡°El problema de nuestra sierra es que es muy dif¨ªcil, es una zona muy complicada donde hay mucha masa forestal. Los fuegos en el Valle del Genal, esta parte de Sierra Bermeja, son como una gasolinera¡±.
La mayor¨ªa de personas que estuvieron sobre el terreno durante aquellos seis d¨ªas describen una experiencia frustrante. ¡°Trabajabas toda una ma?ana en abrir un cortafuegos y al rato ve¨ªas c¨®mo saltaba una pavesa y prend¨ªa a 200 o 500 metros¡±, explica un bombero forestal. ¡°No serv¨ªa para nada¡±. El color del manto que cubre la sierra da cuenta del antojo de las llamas, que en muchos casos apenas corr¨ªa por el suelo, como reptando, dejando el verde en las copas de los pinos y calcinando las ra¨ªces de los ¨¢rboles de las que a¨²n esta semana sal¨ªa humo.
El paisaje por la carretera es dantesco. La tierra negruzca emana un hedor potenciado por las lluvias que ayudaron a controlar el fuego. El paisaje, veteado de neblina, se antoja fantasmag¨®rico all¨¢ donde la bruma ha tomado el relevo al humo. La lluvia ayud¨® el pasado martes 14 a controlar el fuego y convirti¨® la ceniza en barro que cubre la carretera, donde las barreras quitamiedo aparecen retorcidas y tiznadas en las curvas donde regatearon las llamas. En cada pueblo de la sierra, los vecinos se enteraron de los sucesivos desalojos a trav¨¦s de los grupos de Whatsapp, en los que los respectivos alcaldes informaban de cada novedad.
La ma?ana del domingo 12, Patxi, malague?o de 50 a?os y regente de la Posada del Recovero, en Genalguacil, recogi¨® a su mujer y a Francisco, artesano del mimbre y el esparto a quien un ataque de artritis obliga a andar con bast¨®n a sus 60 a?os. Los tres enfilaron a Algatoc¨ªn, la primera parada del desalojo. La due?a de uno de los supermercados que conoce les prest¨® una casa para pasar solo una noche. ¡°El lunes nos levantamos y se escuchaba que iban a desalojar tambi¨¦n Algatoc¨ªn y decidimos irnos para M¨¢laga, donde tenemos casa¡±, cuenta.
Tras Genalguacil y Jubrique siguieron Farraj¨¢n, Pujera, J¨²zcar y Alpandeire. Conforme los vecinos se iban, entraban los efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME), activados un d¨ªa antes con la misi¨®n de proteger la entrada a los pueblos. En J¨²zcar, la orden de evacuaci¨®n lleg¨® a las 14.00 del domingo, cuando empezaron a entrar las furgonetas y ambulancias del 112 para asistir en el traslado de los m¨¢s mayores hacia Ronda, donde se les acogi¨® en hoteles, pensiones y residencias. ¡°Mucha gente no se quer¨ªa ir de las casas, dec¨ªan que se quemaban antes de marchar¡±, recuerda el regidor. ¡°Aqu¨ª hay personas mayores que en sus tiempos, de jovencitos, estuvieron repoblando pinos¡±. El valle es tan abrupto que desde cada pueblo se divisan solo las lomas y cumbres por donde las llamas ard¨ªan. ¡°Han llegado [al pueblo] cortezas de ¨¢rboles de 30 cent¨ªmetros, cortezas de eucalipto carbonizadas, estamos hablando de un kil¨®metro o dos que hay hasta la loma¡±, prosigue el alcalde de J¨²zcar. ¡°Han volado dos kil¨®metros las pavesas, menos mal que llegaron apagadas¡±.
Ese lunes 13, los nervios ya estaban a flor de piel. En Benarrab¨¢, los vecinos se organizan para empezar a trabajar en un cortafuegos en el cauce del r¨ªo. En el horizonte se ve el fuego. Llegan voluntarios de toda M¨¢laga, como Jos¨¦, que se acerca desde Co¨ªn. Por la tarde, en torno a las 19.00, abandonan la tarea. La nube ha entrado en el valle y se puede esperar cualquier cosa, pese a que han empezado a caer las primeras gotas de agua. La visibilidad es nula y podr¨ªan llover briznas incendiarias. ¡°Al final tuvimos que salir por patas porque se nos ven¨ªa otro frente encima¡±, explica Jose, que lleg¨® desde Co¨ªn a participar como voluntario. ¡°Es muy raro que desde Protecci¨®n Civil no se hayan coordinado grupos de voluntarios, nos organizamos entre nosotros, lo que no s¨¦ yo si ser¨¢ del todo seguro¡±.
Ante la frustraci¨®n, se esperaba el milagro. Esa noche, la lluvia hizo acto de presencia. Herrera, el alcalde de Genalguacil, la pas¨® a la intemperie: ¡°Me fui a la plaza, me sent¨¦ en un banco all¨ª mirando a la sierra con una manta. Qu¨¦ iba a hacer en mi casa, si no pod¨ªa dormir...¡±. Al d¨ªa siguiente, martes, 14 de septiembre, el incendio se da por controlado y regresan los vecinos. ¡°Fue tambi¨¦n un momento muy bonito¡±, cuenta Herrera. ¡°Pero ahora es extra?o, porque est¨¢ s¨²per silencioso, queda como un luto¡±.
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