Los caminos del poder en el PP se enredan siempre en Madrid
Aguirre y Gallard¨®n se enfrentaron en 2008 con un trasfondo similar al actual: la posible sucesi¨®n del l¨ªder del PP -entonces Rajoy- si perd¨ªa las elecciones
¡°Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dij¨¦ramos, dos veces. Pero se olvid¨® de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa¡±. Desde que Karl Marx escribiera estas palabras en 1851, en el libro 18 de Brumario de Luis Bonaparte, cada acontecimiento pol¨ªtico o hist¨®rico busca su antecesor.
Pocos son tan exactamente mim¨¦ticos como el de la batalla por el control del PP de Madrid, que reproduce casi con precisi¨®n la guerra vivida entre Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallard¨®n entre 2004 y 2008, con un trasfondo muy similar al actual: ambos quer¨ªan el control del PP de Madrid, con sus alcaldes, su poder medi¨¢ticos, sus miles de cuadros y sus militantes como trampol¨ªn para dar el salto al liderazgo nacional.
Entonces, en 2008, hace 13 a?os, cuando se desat¨® la batalla final en la llamada crisis del ascensor, Aguirre y Gallard¨®n pensaban que, si Mariano Rajoy perd¨ªa sus segundas elecciones, ellos ser¨ªan los m¨¢s firmes candidatos a la sucesi¨®n. Ahora, de nuevo, con los mismos cargos como protagonistas ¡ªel l¨ªder del PP, la presidenta de Madrid y el alcalde de la capital¡ª el posible asalto al m¨¢ximo poder despu¨¦s de las pr¨®ximas elecciones est¨¢ detr¨¢s de muchos movimientos. Madrid es mucho Madrid, y en un congreso abierto es una plaza clave, como comprob¨® el propio Casado, que tiene en esta comunidad su territorio natural y desde ella dio el asalto al poder que le llev¨® a ganar a Mar¨ªa Dolores de Cospedal y Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa en 2018.
?Cu¨¢nto puede durar esta guerra?, se preguntan escandalizados muchos dirigentes del PP, especialmente fuera de Madrid, donde nadie entiende c¨®mo se puede llegar tan lejos justo cuando los populares estaban mejor en las encuestas y con perspectivas de rearmarse gracias al hundimiento de Ciudadanos.
La historia de Aguirre y Gallard¨®n demuestra que la batalla puede ser largu¨ªsima, porque en juego est¨¢ el m¨¢ximo trofeo: la posibilidad de dirigir el PP y por tanto alg¨²n d¨ªa llegar a La Moncloa. Y ah¨ª no hay empates ni pactos posibles: o se gana o se pierde. Aquella dur¨® al menos cuatro a?os, desde que en 2004 la mano derecha de Gallard¨®n, Manuel Cobo, intent¨® enfrentarse a Aguirre por el liderazgo del PP madrile?o, aunque se acab¨® retirando, hasta ese martes 15 de enero de 2008 que ninguno de los protagonistas podr¨¢ olvidar.
Gallard¨®n, que era el hombre de Rajoy para intentar frenar a Aguirre, como ahora Almeida es el de Casado para aplacar las ansias de poder de Ayuso y su gur¨², Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, estaba convencido de que contaba con el apoyo del l¨ªder para su gran ambici¨®n: ir en las listas del Congreso por Madrid como diputado en esas elecciones de 2008, para las que quedaban menos de dos meses. El alcalde quer¨ªa ese puesto porque si Rajoy ca¨ªa tras esas elecciones, tendr¨ªa una enorme ventaja para la sucesi¨®n: ser diputado. Aguirre, sin embargo, hab¨ªa lanzado un ¨®rdago: si ¨¦l iba en las listas, ella tambi¨¦n. Igualdad de condiciones para la sucesi¨®n.
El problema es que Gallard¨®n pod¨ªa ser alcalde y diputado pero Aguirre ten¨ªa que dejar de ser presidenta para ir al Congreso, con lo que estaba llevando a Rajoy al l¨ªmite: se pon¨ªa en riesgo Madrid, la joya de la corona, que quedar¨ªa en manos de Ignacio Gonz¨¢lez, que a?os despu¨¦s acabar¨ªa en la c¨¢rcel por corrupci¨®n.
Rajoy cit¨® a los dos en la calle G¨¦nova. Gallard¨®n estaba convencido de que su amigo le dar¨ªa lo que quer¨ªa. La cita era a las 20.00. A su mujer le dijo que solo pod¨ªan ser buenas noticias, que fuera al estreno en el Teatro Real de Trist¨¢n e Isolda, de Wagner. ¡°Llegar¨¦ en el intermedio¡±, le prometi¨®. Nunca lleg¨®, porque Rajoy le cort¨® las alas: ninguno de los dos ir¨ªa en las listas.
¡ªLlevo 16 a?os de mayor¨ªas absolutas ininterrumpidas, presidente. Puedo aportar mucho al partido ¨Dclam¨® el alcalde.
¡ªSi es por resultados, yo he sacado los mejores de toda la historia del PP de Madrid en las ¨²ltimas elecciones. Hemos ganado hasta en Pinto ¨Dreplic¨® Aguirre.
¡ªNo me pod¨¦is hacer esto. Llevo 30 a?os en este partido, ayud¨¦ a fundarlo, me he dejado la vida y nunca he pedido nada. Es la primera vez que lo hago, era mi ilusi¨®n ¨Dexplot¨® Gallard¨®n, que all¨ª mismo anunci¨® que dejar¨ªa la pol¨ªtica, aunque finalmente no lo hizo: seguir¨ªa de alcalde y ser¨ªa ministro en 2011, aunque dimiti¨® por la fallida ley del aborto.
Bajando en el ascensor de G¨¦nova, Aguirre le dec¨ªa:
¡ªAlberto, no s¨¦ por qu¨¦ te pones as¨ª. El d¨ªa 9 [las elecciones] vas a estar igual que hoy. Si se gana, podr¨¢s ser vicepresidente si Mariano te lo pide. Y si Mariano pierde, t¨² y yo estaremos en iguales condiciones, como los dem¨¢s [para la sucesi¨®n].
Rajoy perdi¨®, pero no se fue. Aguirre se movi¨® para sucederlo, pero no ten¨ªa la fuerza suficiente, pese a controlar Madrid. Andaluc¨ªa y Valencia acudieron en auxilio de Rajoy en ese dur¨ªsimo 2008. 13 a?os despu¨¦s, Casado tambi¨¦n est¨¢ decidido a quedarse, gane o pierda las pr¨®ximas elecciones. Pero esta vez, al contrario que Rajoy, ¨¦l quiere tener controlado Madrid. Por aquello de ¡°m¨¢s vale un ¡®por si acaso¡¯ que un ¡®qui¨¦n dir¨ªa¡±.
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