Gallard¨®n: "No me pod¨¦is hacer esto" Aguirre: "Yo he ganado hasta en Pinto"
La reconstrucci¨®n de la reuni¨®n muestra la enorme tensi¨®n que se vivi¨® - La presidenta le cont¨® a Acebes en Navidades que tambi¨¦n quer¨ªa ser diputada
La reuni¨®n clave de la historia reciente del PP fue algo parecido a un careo judicial. En un lado de la mesa, el juez, Mariano Rajoy, y el secretario judicial, ?ngel Acebes. Y al otro, los careados, Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallard¨®n, defendiendo sus versiones y reclamando sus derechos.
Seg¨²n una reconstrucci¨®n de la escena, contrastada con los dos sectores en discordia, Rajoy suelta el bombazo nada m¨¢s empezar. Ha preparado a conciencia la reuni¨®n, y lleva escrito todo en un papel. "Aqu¨ª hay un ofrecimiento p¨²blico para ir en las listas al Congreso por Madrid [el de Gallard¨®n] y otro privado [el de Aguirre]", se?ala.
El alcalde de Madrid se queda blanco. Es el ¨²nico que no sabe que en Navidades, Aguirre hab¨ªa hecho llegar a Acebes, persona de su total confianza, su ¨®rdago. Si Gallard¨®n quiere ir en las listas para ayudar al l¨ªder, ella tambi¨¦n. Quiere estar all¨ª, y por delante, claro. Pero la diferencia es enorme. El alcalde no tiene que dejar su puesto para llegar al Congreso. Ella debe dimitir inmediatamente (antes de que se registren las listas) y perder todo su poder para d¨¢rselo a su mano derecha, Ignacio Gonz¨¢lez. Aguirre comunica que est¨¢ dispuesta a hacer ese sacrificio. No habla con Rajoy, pero le deja claro a Acebes que quiere que el l¨ªder lo sepa.
?NGEL ACEBES: "Tenemos que pactar la explicaci¨®n, decir que estamos todos de acuerdo"
A. RUIZ-GALLARD?N: "Mariano, t¨² has tomado tu decisi¨®n y yo la m¨ªa. Tras el 9 de marzo dejar¨¦ la pol¨ªtica"
MARIANO RAJOY: "Estoy harto de enfrentamientos. A dos meses de las elecciones esto no se puede tolerar"
ESPERANZA AGUIRRE: "A m¨ª me parece bien la decisi¨®n que has tomado, y quiero decirlo, Mariano"
Gallard¨®n hab¨ªa llegado tranquilo a la reuni¨®n. Cuando le dicen, por la ma?ana, que la cita clave ser¨¢ en G¨¦nova y estar¨¢ Aguirre, se relaja. S¨®lo puede ser un s¨ª, comenta a su entorno. Lo contrario ser¨ªa demasiado humillante. A su esposa le pide que est¨¦ tranquila, que vaya al estreno en el Teatro Real de Trist¨¢n e Isolda, de Wagner. "Llegar¨¦ en el intermedio", le dice. Pero no es as¨ª. Es ella quien abandona, junto a sus hijos, el teatro a media funci¨®n cuando conoce el varapalo que se ha llevado su marido.
Despu¨¦s del bombazo, Rajoy les echa a los dos una fil¨ªpica:
-Estoy harto de vuestros enfrentamientos. A dos meses de las elecciones esto no se puede tolerar, tenemos que arreglarlo.
El l¨ªder quiere escuchar, darles una ¨²ltima oportunidad para que solucionen el problema all¨ª mismo. La tensi¨®n crece despu¨¦s de la rega?ina, y es Gallard¨®n quien rompe el hielo:
-Presidente, yo he obtenido un resultado extraordinario en Madrid. Llevo 16 a?os de mayor¨ªas absolutas ininterrumpidas. Creo que puedo aportarle mucho al partido y a ti si te acompa?o en las listas. Creo que es bueno para todos y por eso te lo he pedido.
La competici¨®n comienza. Aguirre toma la palabra:
-Si es por resultados, yo he sacado los mejores de toda la historia del PP de Madrid en las ¨²ltimas elecciones. Como sab¨¦is, hemos ganado hasta en Pinto, y en otros pueblos donde la izquierda siempre hab¨ªa sido mayoritaria. Si se trata de ir en la lista para ayudarte a ti y al partido a arrastrar votos, yo me apunto. Creo que deber¨ªamos quedarnos los dos en nuestros puestos, pero si cre¨¦is que es bueno que vayamos en las listas, estoy dispuesta.
Gallard¨®n contrataca:
-Esto es una trampa, una encerrona.
Rajoy y Acebes tratan de mantener la compostura. La pelota est¨¢ en el tejado del l¨ªder, que, al fin, y por primera vez desde el verano, se moja:
-Muy bien, hab¨¦is explicado vuestra posici¨®n. Yo creo que, como dice Esperanza, lo mejor que pod¨¦is hacer los dos es quedaros en vuestros puestos. Es lo mejor para el partido.
Gallard¨®n explota. Lleva casi 15 meses convencido de que ir¨¢ en las listas. Ha hablado con Rajoy en decenas de ocasiones, y aunque nunca le ha confirmado que ir¨¢ -el estilo gallego le impide ofrecer garant¨ªas de ese tipo, seg¨²n cuentan siempre quienes le conocen- tampoco se lo ha desmentido, lo que ha alentado sus sue?os. Es algo que ya est¨¢ asumido dentro del PP, pr¨¢cticamente todos los dirigentes consultados en las ¨²ltimas semanas -entre ellos la mayor¨ªa de los miembros de maitines, la c¨²pula que se re¨²ne cada lunes- lo daban por hecho. La prensa lo ha publicado as¨ª, y nada hace pensar que en el ¨²ltimo minuto todo se ir¨¢ al garete. Gallard¨®n pierde hasta las formas, y sube la voz:
-No puede ser. No me pod¨¦is hacer esto. Llevo 30 a?os en este partido, ayud¨¦ a fundarlo, me he dejado la vida y nunca he pedido nada. Es la primera vez que lo hago, era mi ilusi¨®n.
Despu¨¦s se calma un poco, respira hondo, y lanza su ¨®rdago, el que responde al de su rival.
-Mariano, t¨² has tomado tu decisi¨®n. Y yo la m¨ªa. Despu¨¦s del 9 de marzo dejar¨¦ la pol¨ªtica. No quiero hacer da?o al partido, pero no puedo seguir as¨ª. S¨®lo te prometo una cosa. Para evitar hacer da?o a tu campa?a, no har¨¦ p¨²blica mi decisi¨®n hasta despu¨¦s de las elecciones.
Rajoy no da cr¨¦dito a lo que est¨¢ escuchando. Se mantiene en silencio, y es Acebes, que hasta ese momento no ha abierto la boca, quien interviene para tratar de mediar.
-Vamos a tranquilizarnos. Tenemos que pactar una explicaci¨®n de lo que est¨¢ pasando aqu¨ª, hay que cont¨¢rselo a la gente para que lo entienda. Tenemos que decir que estamos todos de acuerdo en esta soluci¨®n de que nadie vaya en las listas [es lo que despu¨¦s dir¨ªa el comunicado oficial].
-A m¨ª me parece bien la decisi¨®n que has tomado, y quiero decirlo, Mariano -interrumpe Aguirre.
-Yo no estoy de acuerdo, es evidente. No se puede pactar nada. Mejor lo dejamos -sentencia el alcalde.
La reuni¨®n concluye en un clima de tensi¨®n tremendo. Aguirre y Gallard¨®n bajan juntos en el ascensor hasta el garaje, donde est¨¢n sus coches oficiales. La presidenta, con su desparpajo habitual, trata de consolar al alcalde:
-Alberto, no s¨¦ por qu¨¦ te pones as¨ª. El d¨ªa 9 vas a estar igual que hoy. Si se gana, podr¨¢s ser vicepresidente si Mariano te lo pide. Y si Mariano pierde, t¨² y yo estaremos en iguales condiciones, como los dem¨¢s.
El alcalde apenas la escucha. Va mascando su derrota, y prefiere no contestar. Ha sido humillado, ha anunciado que lo deja delante de su gran rival y del que cre¨ªa su gran apoyo, Rajoy. Poco m¨¢s puede decir ya.
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