El di¨¢logo de sordos en el Congreso: preguntas que no son preguntas y respuestas que no son respuestas
Los trucos de los partidos pervierten la funci¨®n parlamentaria de control al Gobierno
Los diputados de la oposici¨®n son como los periodistas y los polic¨ªas: se pasan la vida preguntando. Es parte capital de su trabajo, interrogar al Gobierno, y aunque parezca sencillo, requiere su arte y debe salvar sus escollos. Las preguntas pasan por el filtro de los letrados del Congreso, que pueden vetarlas. Para evitarlo, a veces se hacen contorsiones. En marzo, por ejemplo, con la Espa?a pol¨ªtica en efervescencia por la moci¨®n de censura en Murcia, no era f¨¢cil buscar la f¨®rmula para que Jos¨¦ Luis ?balos respondiese del asunto en la sesi¨®n de control. ?balos hab¨ªa intervenido en el episodio como secretario de Organizaci¨®n del PSOE, no como ministro de Transportes, con lo cual la pregunta deber¨ªa afinar el tiro para no ser rechazada por extempor¨¢nea al tratarse de un asunto de partido, no de Gobierno. El diputado murciano del PP Juan Luis Pedre?o logr¨® dar en el clavo con este texto: ¡°?En qu¨¦ momento tuvo claro el ministro de Transportes que la ¨²nica forma de llegar a Murcia ser¨ªa, en vez de en el AVE, con una moci¨®n de censura?¡±.
Pablo Casado denuncia cada semana que el presidente no le responde. Ocurre sobre todo si el l¨ªder del PP improvisa cuestiones al margen del texto presentado, como el 13 de octubre, cuando sorprendi¨® ofreciendo un pacto para renovar ¨®rganos constitucionales y S¨¢nchez se fue sin contestar. En el Gobierno, la queja es que muchas preguntas son inconcretas y otras no parecen redactadas precisamente para buscar una respuesta. Sobre esto ¨²ltimo, Vox acumula ejemplos expresivos: ¡°?Qu¨¦ m¨¢s est¨¢ dispuesto a ceder ante los enemigos de Espa?a para contar con su apoyo?¡± (Santiago Abascal a S¨¢nchez) o ¡°?en qu¨¦ beneficia al mercado laboral la presencia de la extrema izquierda en el Gobierno?¡± (Macarena Olona a Yolanda D¨ªaz). En este juego donde las preguntas a menudo no son preguntas y las respuestas no son respuestas, el debate suele derivar en el inevitable di¨¢logo de sordos.
Para la sesi¨®n de control de cada mi¨¦rcoles, los grupos deben registrar sus preguntas el viernes anterior. El plazo es ampliable al lunes, si se refiere a un tema surgido durante el fin de semana, o al mismo martes, en caso de que apunte a los acuerdos del Consejo de Ministros de ese d¨ªa. Aun as¨ª, cuando llega el debate, la tendencia es a irse por las ramas. La l¨ªder de Ciudadanos, In¨¦s Arrimadas, hab¨ªa registrado para el 29 de septiembre una pregunta al presidente por su ¡°valoraci¨®n de la situaci¨®n pol¨ªtica actual¡±, pero cuando tom¨® el micr¨®fono solo le reclam¨® que explicase sus planes para el nuevo curso escolar. S¨¢nchez esboz¨® una t¨ªmida protesta y se resign¨® a hablar de lo que le ped¨ªan, mientras sosten¨ªa melanc¨®licamente las in¨²tiles notas que tra¨ªa preparadas. Una semana despu¨¦s, Olona preguntaba a D¨ªaz si ¡°cumple sus obligaciones como ministra de Trabajo¡± y su discurso fue solamente una diatriba contra el ¡°diputado delincuente¡± Alberto Rodr¨ªguez, condenado por una patada a un polic¨ªa. La vicepresidenta segunda, muy molesta, se limit¨® a leer el texto de la pregunta que hab¨ªa recibido y a exigir a la diputada de Vox ¡°un poco de respeto a esta C¨¢mara¡±.
Un recurso muy extendido es registrar una pregunta tan gen¨¦rica que permite hablar de cualquier cosa. Es el favorito de Casado: ¡°?Tiene un proyecto pol¨ªtico para Espa?a?¡± o ¡°?se siente el Gobierno respaldado por los espa?oles?¡±. As¨ª despliega su singular m¨¦todo de oposici¨®n: ametrallar a S¨¢nchez encadenando un asunto tras otro. El 20 de octubre, preguntaba si las decisiones del Gobierno ¡°no dejan a nadie atr¨¢s¡± y en un minuto consigui¨® meter las cotizaciones de los aut¨®nomos, las subidas de precios, los pactos con los independentistas, la ley mordaza, la reforma laboral, la abolici¨®n de la prostituci¨®n y los ERE de Andaluc¨ªa.
Adem¨¢s de en los debates, el Gobierno debe responder a los centenares de preguntas por escrito de los diputados. Uno de los m¨¢s activos y, tambi¨¦n de los que ha visto m¨¢s iniciativas rechazadas por los letrados, es Jon I?arritu, de EH Bildu. I?arritu lleva a?os preguntando tercamente por la Casa del Rey y el CNI a sabiendas de que le dir¨¢n que eso queda fuera del ¨¢mbito de control de la C¨¢mara. Claro que el diputado tiene sus trucos. Hace a?os le denegaron una pregunta sobre la presencia del s¨ªmbolo falangista del yugo y las flechas en el escudo de Juan Carlos I. El diputado vasco la reformul¨® y logr¨® colarla: en lugar de aludir expresamente a la her¨¢ldica real se limit¨® a poner el n¨²mero del ignoto reglamento que la regulaba.
I?arritu tambi¨¦n consigui¨® introducir las investigaciones sobre el rey em¨¦rito en la sesi¨®n de control al Gobierno del pasado 20 de octubre bajo una pregunta escueta a la ministra de Justicia, Pilar Llop: ¡°?Son todos los ciudadanos iguales ante la ley?¡±. El di¨¢logo de sordos fue formidable. I?arritu hablaba de Juan Carlos I, y la ministra, de la discriminaci¨®n de la mujer y de los homenajes a etarras. Ante las protestas del diputado, Llop se encogi¨® de hombros: ¡°La pr¨®xima vez intentar¨¦ meterme en su cabeza¡±.
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