La hip¨®tesis Espa?a vaciada
Retorna la divisi¨®n pol¨ªtica urbano/rural como un motor relevante de la competici¨®n pol¨ªtica.
La hip¨®tesis de un grupo pol¨ªtico en el Congreso representando la Espa?a vaciada es un ejemplo m¨¢s de una tendencia actual en las democracias contempor¨¢neas: el retorno de la divisi¨®n pol¨ªtica urbano/rural como un motor relevante de la competici¨®n pol¨ªtica.
Ya en el siglo XIX se constituyeron organizaciones pol¨ªticas para defender los intereses de agricultores y terratenientes ante la l¨®gica centr¨ªpeta y urbanizadora que impon¨ªan los reg¨ªmenes liberales. Aquella vieja divisi¨®n pol¨ªtica fue desplazada, a inicios del siglo pasado, cuando la generalizaci¨®n del sufragio universal, la irrupci¨®n de la clase obrera en la batalla electoral y la consecuente creaci¨®n de grandes partidos favoreci¨® la nacionalizaci¨®n de la representaci¨®n pol¨ªtica en detrimento de perspectivas locales.
Un siglo despu¨¦s, la polarizaci¨®n entre lo urbano y lo rural recupera importancia en el mundo democr¨¢tico a medida que la clase social pierde fuerza movilizadora. Pero esta vez obedece a razones diferentes, que algunos identifican con la incapacidad de nuestros modelos de representaci¨®n, basados en una concepci¨®n urbana de lo p¨²blico, para integrar adecuadamente las necesidades de los ciudadanos en las zonas menos pobladas. Las reglas que emplean las ciudades para competir en la globalizaci¨®n no rinden igual en el mundo rural. Como se?alaba Aymeric, el arist¨®crata franc¨¦s que hab¨ªa decidido regresar al campo por su compromiso con la tradici¨®n, en Serotonina de Michel Houellebecq: ¡°Cuanto m¨¢s intento hacer las cosas correctamente, menos consigo lograrlo¡±.
El fen¨®meno adquiere formas idiosincr¨¢ticas en cada pa¨ªs, pero posee algunos rasgos comunes. Un nuevo estudio publicado por Michael Kenny y Davide Luca se?ala que los votantes europeos de circunscripciones rurales expresan mayores niveles de insatisfacci¨®n con la democracia y menor confianza en el sistema pol¨ªtico. Pero tambi¨¦n matiza la impresi¨®n de que esas actitudes puedan generalizarse como un t¨®pico. Influyen en ello otros factores que dan margen para que los grandes partidos reaccionen ante la sensaci¨®n de abandono de sus votantes no urbanos. De no hacerlo, las consecuencias son previsibles: otros estudios recientes apuntan que el voto de protesta en el campo suele vehicularse hacia opciones de derecha radical o populista y contra la UE, aunque esa derivada es mucho menos probable entre quienes tienen acceso a mejores servicios p¨²blicos.
En Espa?a, ese fen¨®meno adquiere rasgos peculiares. La Espa?a vaciada no se refiere a toda la Espa?a rural, sino esencialmente a aquella que mira e interpela a Madrid. Y tambi¨¦n es observada desde la capital. El precedente de Teruel Existe ha suscitado la hip¨®tesis de que el nuevo actor parlamentario pudiera determinar mayor¨ªas de gobierno.
No es dif¨ªcil encontrar razones para el escepticismo, comenzando por las exigentes condiciones que establece el sistema electoral para las provincias menos pobladas. Tampoco los precedentes hist¨®ricos acompa?an. Si hasta ahora han sido escasas las candidaturas de estas provincias en el Congreso o en los parlamentos auton¨®micos al margen de los partidos nacionales, no fue precisamente por la ausencia de fuerzas regionalistas extreme?as, manchegas, castellanas, leonesas y dem¨¢s, sino por su d¨¦bil implantaci¨®n social. En esa perspectiva, el fracaso del Partido Reformista Democr¨¢tico en 1986 nos recuerda que la suma de varias candidaturas locales a nivel estatal no multiplica sus apoyos: estos siempre acabar¨¢n dependiendo de su peso espec¨ªfico en cada circunscripci¨®n.
Menos claro a¨²n ¡ªy esto resultar¨¢ clave para la decisi¨®n de sus eventuales votantes¡ª es el valor de su presencia parlamentaria. No debemos sobredimensionar la trascendencia de Teruel Existe: su fuerza (limitada) ha venido siempre de la mano de unirse en votaciones con otros grupos regionalistas y nacionalistas, una coalici¨®n parlamentaria que a menudo defiende intereses diversos, cuando no contradictorios. En ese sentido, la Espa?a vaciada nunca vendr¨¢ a remplazar la Espa?a perif¨¦rica en las instituciones. Su ¨²nica expectativa real es acentuar la fragmentaci¨®n: rebanar esca?os a PSOE, PP y Vox para hacer m¨¢s complicada la gobernabilidad.
Ese es su contrapunto m¨¢s significativo: quiz¨¢ la respuesta m¨¢s efectiva no provenga de mayor¨ªas parlamentarias cada vez m¨¢s atomizadas, trabadas con el pegamento de prometidas inversiones territoriales (la conocida pol¨ªtica del pork barrel), que luego a menudo no se aplicar¨¢n, sino sobre una concepci¨®n m¨¢s plural de las instituciones del Estado, comenzando por su propia capital.
Juan Rodr¨ªguez Teruel es profesor de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad de Valencia y fundador de Agenda P¨²blica.
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