Cien d¨ªas despu¨¦s del gran incendio de ?vila: ¡°No volveremos a verlo como antes¡±
Los afectados por el fuego de Navalacruz lamentan que todav¨ªa queda mucho trabajo para recuperar lo perdido en agosto
¡°Todo esto lo perdimos, desde el cruce de all¨ª abajo hasta el otro lado. La comida que ten¨ªa para las vacas tambi¨¦n, esas alpacas de all¨ª me acaban de llegar¡±. Pedro vive en Navalmoral de la Sierra, aunque reparte desde hace a?os el ganado entre este municipio y su finca en Navalacruz. A esta ¨²ltima llega al volante de un viejo todoterreno junto a su hijo, tambi¨¦n ganadero. El fr¨ªo helador de los ¨²ltimos d¨ªas ha hecho que un manto blanco cubra las cicatrices que dej¨® en la tierra el ¨²ltimo verano.
Las dos localidades de Pedro ardieron el pasado mes de agosto junto a otras tantas, en lo que result¨® ser el cuarto incendio m¨¢s grande de la historia de Espa?a: 22.000 hect¨¢reas ¡ªdos veces la superficie de Barcelona¡ª. Todo comenz¨® la ma?ana del 14 de agosto, cuando un coche ardi¨® junto a la ladera este de la sierra de Paramera, a 40 kil¨®metros de las murallas de ?vila. Los due?os del veh¨ªculo dieron la voz de alarma a los servicios de emergencia, que pese a recibir 65 llamadas en pocos minutos, tardaron m¨¢s de media hora en enviar un helic¨®ptero. Cuando lo hicieron, ya era tarde. Las llamas se descontrolaron y la virulencia del fuego hizo el resto. Ahora, en la semana en la que se cumplen 100 d¨ªas del fat¨ªdico desenlace, y poco despu¨¦s de que el juez haya archivado la investigaci¨®n por ¡°falta de culpables¡±, los afectados levantan la voz para pedir que la desgracia no se vuelva a repetir.
Mar¨ªa es ganadera de San Juan del Molinillo. ¡°Lo que ha pasado aqu¨ª es terrible, hemos perdido calidad de vida y de trabajo¡±. El fuego abras¨® el 80% de su municipio en apenas tres d¨ªas. Perdi¨® un ternero y asegura que el resto de vacas, a las que reparte paja con esmero en la parte trasera de su finca, todav¨ªa tienen restos de ceniza entre las pezu?as. Ella y su hermano tuvieron que bajar a pie a todo su ganado desde lo alto del monte, donde las dejaban pastar a cambio de un arrendamiento. ¡°Era la ¨²nica manera de salvarlas del fuego¡±, asegura. Lamenta con cierta frustraci¨®n que la Mancomunidad Municipal Asocio de ?vila [due?a de las fincas] ¡°todav¨ªa no haya devuelto nada de lo perdido¡±, pero saca pecho al hablar de la colaboraci¨®n vecinal de aquellas jornadas interminables: ¡°Yo acog¨ª aqu¨ª ganado de desconocidos. Tres de mis vacas aparecieron a la semana, cuando ya las daba por perdidas. Las hab¨ªa acogido otro ganadero. Sin esa colaboraci¨®n, las p¨¦rdidas hubieran sido mayores¡±.
Para desgracia de muchos, el fuego no solo hizo da?o durante los d¨ªas que estuvo activo. La gota fr¨ªa de septiembre arras¨® las laderas de las monta?as abulenses, repletas de ceniza y vegetaci¨®n calcinada. Las llamas estivales quemaron las tierras y eliminaron la defensa natural del valle, agravando la fuerza de las tormentas, que barrieron todo lo que se encontraron a su paso en oto?o con una fuerza desmedida.
En Sotalbo, el municipio m¨¢s castigado por el fuego ¡ª9.000 hect¨¢reas quemadas, el 85% del t¨¦rmino municipal¡ª, la gota fr¨ªa derrumb¨® un puente de piedra levantado en el siglo XIX. Juan Manuel del Nogal, alcalde del municipio, vive all¨ª desde que naci¨®, y reconoce no haber visto nunca nada similar: ¡°Aqu¨ª ha habido tormentas siempre, y algunas muy duras, pero algo tan grave no hab¨ªa sucedido nunca. Las calles de algunos pueblos eran r¨ªos. Y todo por culpa del incendio¡±, dice desde una de las casas abrasadas por el fuego, convertida ahora en una pila de escombros.
Ernesto, ganadero de Navalmoral, al otro lado de la sierra, tiene claro que su sector ha sido el m¨¢s afectado por el desastre: ¡°Las p¨¦rdidas econ¨®micas han sido muy importantes. Por estas fincas comunales, que llamamos cuarteles, hay gente que paga m¨¢s de 30.000 euros al a?o. [...] Si en 2022 no cobramos las ayudas de la PAC (Pol¨ªtica Agraria Com¨²n), nos iremos todos a la ruina¡±. A sus 36 a?os, asegura que de estas concesiones, promovidas cada lustro, depende la ¡°supervivencia¡± de todos sus compa?eros. La legislaci¨®n actual, pendiente de modificaci¨®n en las Cortes de Castilla y Le¨®n, establece que los terrenos que hayan sido afectados por el fuego no son aprovechables para el pasto y, por tanto, no conllevan derecho de pago para los ganaderos.
A la espera de las ayudas oficiales, todos los afectados coinciden en que la solidaridad, la colaboraci¨®n y el trabajo voluntario de cientos de personas an¨®nimas ha sido lo que les ha salvado. En Navalacruz, Diego, el camarero del Bar Casillas, recuerda c¨®mo todos los vecinos sacaron la pala bajo el calor sofocante de agosto para trabajar sin descanso y hacer cortafuegos en la ladera del valle: ¡°Fue incre¨ªble ver c¨®mo se puso todo el mundo a ayudar, sin ese esfuerzo el incendio se hubiera llevado el pueblo por delante¡±.
A pocos minutos de all¨ª, subiendo la carretera de vuelta a la finca nevada, Pedro asegura que sin los cargamentos de comida, forraje y alpacas para el ganado que llegaron de diferentes provincias de Espa?a de forma desinteresada, muchos ganaderos no habr¨ªan superado la desgracia. Su hijo, tambi¨¦n Pedro, denuncia que algunos han intentado aprovecharse de la solidaridad general para ¡°subirse al carro, chupar del bote¡± y sacar beneficio propio: ¡°Conozco a uno que recibi¨® m¨¢s forraje del que le correspond¨ªa y se lo llev¨® a Madrid, a una yeguada que tiene all¨ª. Es una verg¨¹enza. Est¨¢s aprovech¨¢ndote de una ayuda que se da por la desgracia que ha sucedido aqu¨ª para dar de comer a tu ganado en otro lado. [...] Por su culpa, todos los ganaderos quedamos de aprovechados de mierda¡±.
Al dur¨ªsimo golpe que supuso el incendio se le suman la gravedad sin precedentes de las tormentas oto?ales, que dejaron sin agua potable a todos los municipios durante m¨¢s de dos meses; la subida de precios de las materias primas del campo (luz, gas¨®leo, cereales) y la ca¨ªda de los precios de las cabezas de ganado.
Mientras cierra la verja de su finca en San Juan del Molinillo, Mar¨ªa lamenta que cada mes le ofrecen menos por sus terneros y, al mismo tiempo, se gasta m¨¢s en otros enseres: ¡°Tengo que cambiar las ruedas del tractor y me piden m¨¢s de 900 euros por cada una. No me da la vida¡±. La semana que viene cumplir¨¢ 40 a?os y reconoce estar feliz haciendo lo que hace, pero ve un futuro ¡°algo incierto¡± por la falta de rentabilidad en el sector. Desde uno de los inmuebles calcinados por el fuego a las afueras de Navalmoral, Ernesto es algo m¨¢s tajante: ¡°Queda mucho por hacer. El pasto para el ganado tardar¨¢ en regenerarse unos a?os, pero el aspecto del monte es otra cosa. El arbolado, los colores, la vegetaci¨®n¡ Todo eso lo hemos perdido con el incendio. Nunca lo volveremos a ver como lo conocimos¡±.
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