La estrategia real de Vox
Los acuerdos que firma la ultraderecha con el PP giran sobre asuntos m¨¢s simb¨®licos que de gesti¨®n, a la espera de un nuevo ciclo electoral
Vox est¨¢ recorriendo el mismo camino que otras formaciones de extrema derecha en Europa a la hora de hacerse con el poder efectivo, asegura la polit¨®loga Cristina Monge. Al principio se sit¨²an fuera del sistema; despu¨¦s se colocan fuera del poder. En una tercera etapa, la que se desarrolla actualmente en Espa?a, comienzan a ser necesarios para aprobar presupuestos y leyes y su ideolog¨ªa comienza a destilarse y a influir en la vida cotidiana de un pa¨ªs.
Eso pasa en el reciente acuerdo de presupuestos de la Comunidad de Madrid, firmado el 30 de noviembre y que se har¨¢ efectivo el d¨ªa de la votaci¨®n, el 22 de diciembre, entre Vox y el PP. Las dos partes se saben ganadoras. El PP porque apenas ha cedido dinero para las pol¨ªticas de su socio. Y Vox, porque ha logrado dejar su sello ideol¨®gico en el Gobierno de D¨ªaz Ayuso, referente para los votantes de derecha de toda Espa?a. El mejor escaparate.
En la negociaci¨®n, la aritm¨¦tica parlamentaria est¨¢ imponiendo su ley con la fuerza de lo inevitable. El PP tiene 65 diputados auton¨®micos. Vox, 13. O vota con la izquierda, o permite que D¨ªaz Ayuso saque adelante las primeras cuentas de su Ejecutivo desde 2019. El resultado es un acuerdo en el que Vox influye en menos de 100 millones de euros de los 23.000 a los que asciende el Presupuesto. En el pacto de 13 puntos predominan los compromisos de car¨¢cter simb¨®lico e ideol¨®gico, sin casi peso econ¨®mico. Vox juega a llenar de contenido sus grandes esl¨®ganes electorales pasados, pensando ya en las elecciones municipales y auton¨®micas de 2023.
Uno de estos esl¨®ganes es el de la libertad de los padres para elegir la educaci¨®n de sus hijos: como D¨ªaz Ayuso se niega en redondo a implantar el veto parental en la regi¨®n, su contraparte le ha arrancado el compromiso de financiar con 62,5 millones al a?o etapas educativas no obligatorias (guarder¨ªa, FP y bachillerato) a las familias de clase media (el l¨ªmite para optar a las ayudas es una renta per capita menor a 35.000 euros).
La inseguridad es otro eje ideol¨®gico de Vox: la formaci¨®n de extrema derecha ha logrado que se auditen los gastos que se hacen en Madrid para atender a los menores extranjeros no acompa?ados (un estudio valorado en 50.000 euros). Tambi¨¦n, que la Comunidad se comprometa a ¡°estudiar¡± su personaci¨®n como acusaci¨®n en casos relacionados con la seguridad de los madrile?os (como ocupaciones de viviendas o agresiones de bandas organizadas).
Otro es el de la supuesta abundancia de organismos redundantes en la Administraci¨®n, que el partido tilda de ¡°chiringuitos¡±: el pacto recoge una reducci¨®n de costes de 10 millones de euros en publicidad de las consejer¨ªas, o alquileres, y enuncia la posible fusi¨®n o supresi¨®n de organismos sin detallar.
Est¨¢n las banderas del antiabortismo (1 mill¨®n de euros m¨¢s para ayudar a adolescentes embarazadas) y la de la lucha contra la ley de eutanasia (5 millones extra para el plan de cuidados paliativos). Y est¨¢ la bandera del antifeminismo, que se cristaliza en un acuerdo de lectura ambivalente en el que ambas partes adquieren el compromiso de buscar ¡°la igualdad en el fomento del empleo¡±, insinuando una discriminaci¨®n al hombre en favor de la mujer.
Cristina Monge asegura que, en Espa?a, la influencia de Vox va m¨¢s all¨¢ de los acuerdos concretos: ¡°No consiguen algunas partidas pero s¨ª logran reducir otras, como algunas para asociaciones de mujeres en Andaluc¨ªa; tambi¨¦n, como en el caso de la auditor¨ªa de los menores no acompa?ados en Madrid, extienden la sospecha. Lo que a ellos, ideol¨®gicamente, les viene bien. Tambi¨¦n suelen romper consensos en declaraciones institucionales, como ha pasado en estas dos semanas en el Congreso con el sida y la violencia dom¨¦stica. Por ¨²ltimo, arrastran al PP a la derecha. Esto es algo m¨¢s difuso, pero tambi¨¦n es real¡±.
Solo seis d¨ªas antes de que D¨ªaz Ayuso y Roc¨ªo Monasterio pactaran los presupuestos de Madrid, Vox tumbaba en el Parlamento andaluz las cuentas de la Junta para 2022, abocando a unas elecciones anticipadas en Andaluc¨ªa en los pr¨®ximos meses. El pacto que hizo posible la investidura de Juan Manuel Moreno, en enero de 2019, fue el primero entre el PP y Vox, un partido hasta entonces extraparlamentario que hab¨ªa irrumpido sorpresivamente en la c¨¢mara andaluza con 12 esca?os.
El apoyo de Vox a este y a los sucesivos presupuestos del Gobierno de coalici¨®n entre PP y Ciudadanos (2019, 2020 y 2021), se tradujo en peque?as concesiones, como la puesta en marcha de una l¨ªnea telef¨®nica contra la violencia intrafamiliar (en la que el partido de Abascal pretende diluir la violencia machista), que recibi¨® 311 llamadas en sus seis primeros meses de funcionamiento, menos de dos al d¨ªa, frente a las 88 diarias del tel¨¦fono de atenci¨®n a la mujer. El Ejecutivo de Juanma Moreno no derog¨® las leyes andaluzas LGTBI, de Igualdad de G¨¦nero y Memoria Hist¨®rica, pero las ha dejado morir de inanici¨®n, dej¨¢ndolas sin fondos.
El mayor rifirrafe se mont¨® en torno al denominado veto parental, que pone en manos de los padres el derecho a vetar la asistencia de sus hijos a las actividades complementarias de los colegios. La consejer¨ªa de Educaci¨®n, en manos de Ciudadanos, aleg¨® que se trataba de un problema inexistente, pues no hab¨ªa quejas de las familias, y demor¨® su puesta en marcha, pese a que el punto figuraba en el pacto de investidura de Moreno, en el que se dec¨ªa que los padres podr¨ªan excluir a sus hijos de aquellas actividades complementarias o extraescolares ¡°que fueran contrarias a sus convicciones¡±. Al final, solo se comprometieron a incrementar las medidas de transparencia, para que los centros facilitaran a los padres mayor informaci¨®n sobre el contenido de dichas actividades.
La otra comunidad donde Vox fue decisivo era Murcia, seg¨²n los resultados de las elecciones auton¨®micas de 2019. Sin embargo, una crisis interna escindi¨® el grupo parlamentario, rest¨¢ndole influencia. Cuando se present¨® la frustrada moci¨®n de censura de PSOE y Ciudadanos, el presidente murciano, Fernando L¨®pez Miras, del PP, no negoci¨® con Abascal, sino con sus disidentes. A una de las diputadas d¨ªscolas, Mabel Campuzano, la hizo consejera de Educaci¨®n. En julio pasado, su consejer¨ªa dict¨® una instrucci¨®n que obliga a los colegios a informar a los padres, con siete d¨ªas de antelaci¨®n, de las actividades complementarias impartidas por personal ajeno al centro. Una versi¨®n edulcorada del pin parental de Vox. Pero sin Vox.
El polit¨®logo Pablo Sim¨®n cree que a Vox ¡°no le interesa implicarse en la gesti¨®n¡±. ¡°Les basta con hacer ver que son influyentes, pero sin desgastarse. Y eso se hace peleando sus cuestiones identitarias y sus guerras culturales (antifeminismo, seguridad¡). As¨ª se asientan para el pr¨®ximo ciclo electoral, en el que tienen mucho que ganar: en todas las encuestas hay entre 1 mill¨®n y 1,5 millones de votantes que dudan entre Casado y Vox¡±.
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