Sortu avanza en zigzag
Los ¨²ltimos movimientos del partido visibilizan un retroceso y se explican en clave interna
Dos meses despu¨¦s de que Arnaldo Otegi reconociera que nunca deber¨ªa haberse producido dolor a las v¨ªctimas del terrorismo de ETA, y al mes de que el colectivo de presos de dicha organizaci¨®n abogara por eliminar los ongi etorris (homenajes p¨²blicos a los etarras excarcelados) para no a?adir m¨¢s dolor a sus v¨ªctimas, se han producido dos hechos: Sortu ¡ªpartido sucesor del antiguo brazo pol¨ªtico de ETA¡ª expresa su ¡°apoyo y solidaridad¡± a Mikel Antza, presunto jefe pol¨ªtico de ETA entre 1992 y 2004, al que la Audiencia Nacional acaba de abrir una nueva causa; y, a la vez, prepara el camino para que entre en su direcci¨®n el ¨²ltimo portavoz de la organizaci¨®n terrorista, David Pla.
Son movimientos que afectan a Bildu ¡ªla coalici¨®n abertzale donde se integra Sortu¡ª, que sabe que, aunque sus estatutos rechazan hoy el terrorismo, no tendr¨¢ una homologaci¨®n democr¨¢tica completa hasta que Sortu reconozca que no debi¨® apoyar la pretensi¨®n de ETA de utilizar la violencia para lograr objetivos pol¨ªticos en una democracia.
Sortu avanza en zigzag. Los ¨²ltimos movimientos visibilizan un retroceso y se explican en clave interna. La direcci¨®n del partido, que controla el grupo af¨ªn a Arnaldo Otegi y que promovi¨® hace m¨¢s de una d¨¦cada el rechazo del terrorismo, afronta un congreso en enero con un sector cr¨ªtico del 22%, receloso de la institucionalizaci¨®n del partido abertzale.
La direcci¨®n de Sortu, en un gesto de autoridad, ha impedido el reconocimiento de esos cr¨ªticos como corriente interna, y la entrada de Pla en su direcci¨®n reforzar¨ªa las posiciones oficialistas al estar alineado con ellas, se?alan en el partido abertzale. Adem¨¢s, Pla no provoca el mismo nivel de rechazo de las v¨ªctimas del terrorismo que suscitan otros etarras, al carecer de delitos de sangre. Est¨¢ vinculado a la etapa final de ETA, en la que fue portavoz e integr¨® la delegaci¨®n que esper¨® en Oslo al Gobierno para preparar el desarme y disoluci¨®n de la banda terrorista.
Sin embargo, Mikel Antza, presunto jefe pol¨ªtico de ETA en la etapa de la llamada socializaci¨®n del sufrimiento, una de las m¨¢s negras de la historia etarra, suscita amplio rechazo. Sortu explica su apoyo a Antza porque ya fue condenado en Francia a 20 a?os de prisi¨®n, de los que cumpli¨® 15, y se opone a que le abran nuevas causas ¡ªla ¨²ltima, relativa al asesinato del teniente alcalde del Ayuntamiento donostiarra, Gregorio Ordo?ez, promovida por Dignidad y Justicia¡ª.
Sortu sabe que debe respetar el funcionamiento del Estado de Derecho. Su actitud oficial y las presiones internas revelan que le va a costar dar el paso fundamental que tiene pendiente, una vez logrado el final del terrorismo: reconocer que ETA no debi¨® utilizarlo para lograr objetivos pol¨ªticos en una democracia.
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