Las grabaciones y agendas de Villarejo lo acorralan en el juicio
El comisario intenta desligarse del contenido incriminatorio de las mismas con versiones contradictorias sobre por qu¨¦ estaban en su poder cuando fue detenido
La estrategia de defensa del comisario jubilado Jos¨¦ Manuel Villarejo en el primer gran juicio contra ¨¦l hace aguas. En su intento por explicar el hallazgo en su domicilio de las grabaciones y las agendas cuyo contenido le incriminan, el polic¨ªa ha dado al tribunal en los tres d¨ªas que lleva declarando versiones poco veros¨ªmiles, e incluso contradictorias, sobre su origen. Villarejo se ha escudado reiteradamente en su convencimiento de que los documentos que se han incorporado al sumario son una supuesta manipulaci¨®n del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y la Unidad de Asuntos Internos de la Polic¨ªa, responsable de las pesquisas. En la sesi¨®n de este mi¨¦rcoles y a preguntas de la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n, Villarejo intent¨® poner en duda que fuera suya la letra que figura en los cuadernos en los que anotaba con minuciosidad con qui¨¦n hablaba y de qu¨¦: ¡°Mi letra es parecida, pero no sabe los grandes falsificadores, los grandes alteradores que hay en el CNI¡±. El comisario, que se sienta en el banquillo junto a otras 26 personas, se enfrenta a una petici¨®n de pena de 110 a?os de c¨¢rcel por las tres piezas de la macrocausa que se enjuician.
Desde el inicio de su declaraci¨®n, el pasado lunes, Villarejo ha cargado contra el CNI y su exdirector, el general F¨¦lix Sanz Rold¨¢n, con el que se encuentra enfrentado desde hace a?os y con el que ha cruzado denuncias en los juzgados. El primer d¨ªa acus¨® a los servicios secretos y a Sanz Rold¨¢n de haber participado en la supuesta falsificaci¨®n de ¡°un arsenal de pruebas¡± contra ¨¦l. El martes subi¨® un escal¨®n m¨¢s y, sin pruebas, los relacion¨® con los atentados yihadistas de agosto de 2017 en Barcelona y Cambrils en los que fueron asesinadas 16 personas. Este mi¨¦rcoles, vincul¨® al CNI con otras actividades delictivas. En concreto, con el presunto acceso ilegal a correos electr¨®nicos y servidores inform¨¢ticos durante la llamada Operaci¨®n Catalu?a, puesta en marcha por el Ministerio del Interior en la etapa de Jorge Fern¨¢ndez D¨ªaz para desacreditar a los l¨ªderes del independentismo catal¨¢n. ¡°No saben lo que hoy en d¨ªa permite la tecnolog¨ªa¡±, insinu¨® el comisario.
Villarejo, que insiste en presentarse como ¡°un servidor del Estado¡±, ha intentado durante su declaraci¨®n desvincularse del contenido incriminatorio de las cientos de horas de grabaciones que recogen sus conversaciones con sus clientes y que fueron encontrados en sus equipos inform¨¢ticos. Para ello, ha adjudicado su autor¨ªa al CNI, con el argumento de que le ten¨ªan ¡°monitorizado¡± las 24 horas del d¨ªa. Ante la evidente contradicci¨®n que supone que, pese a no ser el autor, ¨¦l tuviera esos audios, el comisario se ha escudado en que era el propio servicio secreto quien se los entregaba. ¡°Ellos [los agentes del CNI] ven¨ªan peri¨®dicamente a casa con un pendrive [con los audios]¡±, afirm¨® este mi¨¦rcoles, para a?adir que ¡°pr¨¢cticamente nunca¡± escuch¨® esas conversaciones que considera manipuladas. Cuando una acusaci¨®n particular le insisti¨® para que aclarara el porqu¨¦ le entregaban ese material, Villarejo se limit¨® a decir: ¡°Desconozco las razones¡±.
El martes, cuando la Fiscal¨ªa incidi¨® en lo absurdo de que el servicio secreto le entregara estas grabaciones por el abierto enfrentamiento que manten¨ªan, Villarejo esgrimi¨® que ¨¦l hab¨ªa seguido trabajando para el CNI pr¨¢cticamente hasta su detenci¨®n, en noviembre de 2017, cuando ya llevaba casi a?o y medio jubilado de la Polic¨ªa. ¡°Una cosa es el director [en referencia a Sanz Rold¨¢n] y otras son los miembros del CNI que se han jugado la vida¡±, asegur¨® para mostrar que supuestamente a¨²n manten¨ªa buenas relaciones con miembros del servicio secreto y que estos se las daban en agradecimiento.
Sobre las agendas (una parte le fueron intervenidas cuando fue detenido en noviembre de 2017 y otra, en octubre de 2020, cuando a¨²n estaba en prisi¨®n preventiva), el comisario ha insistido en las tres sesiones del juicio en que se le facilite copia ¨ªntegra de estas. A pesar de que en varias ocasiones se ha referido a su contenido como su ¡°memoria vital¡±, se ha desmarcado del mismo cuando el mismo ha sido esgrimido por la Fiscal¨ªa como prueba de sus presuntas actividades il¨ªcitas. As¨ª, al mostrarle este mi¨¦rcoles Anticorrupci¨®n varios fragmentos de la misma recogidos en un informe policial que constataban sus gestiones en algunos de los espionajes ilegales por los que es juzgado, Villarejo rechaz¨® responder y carg¨® contra los agentes de Asuntos Internos: ¡°No me puedo creer pr¨¢cticamente nada de esos informes. Desde 2013 vienen persigui¨¦ndome en varias causas judiciales con pruebas falsas¡±, asegur¨®.
En su declaraci¨®n de este mi¨¦rcoles, Villarejo ha seguido lanzando acusaciones sin pruebas contra el CNI, para lo cual no ha dudado en acomodar a los hechos que se enjuiciaban (tres de las m¨¢s de 30 piezas con las que cuenta el macrosumario del caso T¨¢ndem) afirmaciones que hab¨ªa hecho con anterioridad ante el juez de la Audiencia Nacional Manuel Garc¨ªa-Castell¨®n, instructor de la causa, en otras piezas. As¨ª, ha asegurado que el servicio secreto ten¨ªa en marcha una operaci¨®n bautizada como ¡°Tenedor¡± para colocar en un restaurante de lujo de Madrid micr¨®fonos ocultos para poder escuchar ilegalmente las conversaciones de los comensales relevantes. Este era un relato id¨¦ntico al que ya hab¨ªa hecho en julio de 2020, aunque entonces, cuando declaraba en otra pieza de la causa a¨²n en investigaci¨®n, se?al¨® que estas supuestas actividades eran realizadas en otro local de la capital, distinto al que ahora ha mencionado.
Un informe policial desmonta una de las coartadas del acusado
La Unidad de Asuntos Internos (UAI) de la Policía ha remitido al tribunal que juzga a José Manuel Villarejo un informe que desmonta en parte una de las coartadas que el policía retirado esgrime en su defensa: que nunca recabó, de la Policía o sus bases de datos, información confidencial de las víctimas de sus espionajes. El documento policial, al que ha tenido acceso EL PAÍS, detalla sin embargo que desde un número de teléfono asociado a una mercantil de la trama societaria de Villarejo domiciliada en la Torre Picasso, de Madrid, se enviaron y recibieron entre el 4 y el 28 de noviembre de 2013 seis faxes con destino u origen en la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO), que dirigía otro de los acusados, el comisario Enrique García Castaño.
Las fechas de envío y recepción de los faxes coinciden con el desarrollo del denominado Proyecto Land, uno de los tres trabajos de espionaje por los que Villarejo se sienta en el banquillo. En concreto, su intervención en la guerra familiar de los herederos de Luis García-Cereceda, promotor de la urbanización de lujo La Finca en Pozuelo de Alarcón (Madrid). Por este trabajo, el comisario se embolsó 362.000 euros.
Durante el interrogatorio, la Fiscalía Anticorrupción mostró a Villarejo dos documentos incorporados al sumario supuestamente enviados por fax el 8 de noviembre de 2013 por él o alguien de su entorno a algún policía no identificado en el que se solicitaba el tráfico de llamadas de varias víctimas del espionaje. Villarejo sostuvo que ambos documentos están manipulados para incriminarle e insistió en que nunca accedió a datos reservados para sus negocios privados.
El informe policial —elaborado tras una solicitud del comisario García Castaño, que defiende que él nunca facilitó información confidencial a Villarejo y señala a uno de sus subordinados en la UCAO— recoge, sin embargo, la imposibilidad de recuperar el tráfico de correos electrónicos entre 2013 y 2014 de un agente de esta unidad porque el protocolo de seguridad de la Policía contempla eliminarlos a los tres meses y, en este caso, han pasado ocho años.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.