Madrid y Rabat mantienen conversaciones discretas para buscar una salida a la crisis diplom¨¢tica
El ministro de Exteriores, Jos¨¦ Manuel Albares, y su hom¨®logo marroqu¨ª, Naser Burita, han mantenido m¨²ltiples conversaciones telef¨®nicas, pero a¨²n no se han reunido
El Rey oficializ¨® este lunes, en su discurso ante el cuerpo diplom¨¢tico, el acuerdo al que han llegado Madrid y Rabat para ¡°redefinir conjuntamente¡± sus relaciones. Era la primera vez que Felipe VI se refer¨ªa p¨²blicamente a una crisis diplom¨¢tica que se prolonga ya ocho meses. Asentar la cooperaci¨®n bilateral ¡°sobre unos pilares m¨¢s firmes y m¨¢s s¨®lidos¡± es un objetivo ambicioso, pues la relaci¨®n entre los dos pa¨ªses, siempre trufada de recelos y desconfianza, se ve sacudida por sobresaltos peri¨®dicos: de la ocupaci¨®n del islote de Perejil, en 2002, a la entrada de m¨¢s de 10.000 inmigrantes irregulares en Ceuta, en mayo de 2021
El objetivo del ministro espa?ol de Asuntos Exteriores, Jos¨¦ Manuel Albares, es acordar un marco estable de relaciones que permita encapsular las diferencias y abordar las discrepancias sin chantajes ni sorpresas. Desde que lleg¨® al cargo, en julio pasado, ha mantenido m¨²ltiples conversaciones con su hom¨®logo marroqu¨ª, Nasser Burita, pero todav¨ªa no se han visto cara a cara. En las dos ocasiones en las que iban a reunirse ¡ªen septiembre pasado, en la Asamblea General de la ONU en Nueva York; y en noviembre, en la Uni¨®n por el Mediterr¨¢neo (UPM), en Barcelona¡ª, los encuentros se frustraron por incomparecencia del segundo. Tampoco Albares ha ido a Rabat, destino habitual del primer viaje de los jefes de la diplomacia espa?ola.
Aunque el refr¨¢n asegura que dos no se pelean si uno no quiere, Espa?a no ha querido pelearse con Marruecos. La prueba es que no ha retirado en ning¨²n momento a su embajador en Rabat, mientras que Marruecos llam¨® a la suya en mayo pasado y a¨²n no la ha devuelto. En estos meses, las autoridades marroqu¨ªes han alternado las buenas palabras (como el discurso del rey Mohamed VI de agosto pasado, en el que llam¨® a iniciar una ¡°etapa in¨¦dita¡± en la relaci¨®n bilateral), con las provocaciones: como la construcci¨®n de una piscifactor¨ªa en aguas de las islas Chafarinas o la denuncia de un supuesto descontrol de contagiados por la covid en los aeropuertos espa?oles. Sin embargo, seg¨²n fuentes diplom¨¢ticas espa?olas, la cooperaci¨®n en la lucha contra la inmigraci¨®n irregular se ha restablecido y, en las pasadas Navidades, la polic¨ªa marroqu¨ª evit¨® varios asaltos a las vallas de Ceuta y Melilla.
El trasfondo, sin embargo, es el conflicto del S¨¢hara. La crisis no se inici¨® en abril pasado con la acogida en un hospital espa?ol del l¨ªder del Frente Polisario, Brahim Gali, sino meses antes, en diciembre de 2020, con el reconocimiento de la marroquinidad de la excolonia espa?ola por el presidente Trump. Fue entonces cuando Rabat cancel¨® unilateralmente la reuni¨®n de alto nivel (RAN), prevista para una semana despu¨¦s. Desde entonces, Marruecos no ha cesado de presionar a Espa?a para que ¡°salga de la zona de confort¡± y apoye su propuesta de autonom¨ªa para el S¨¢hara, en lugar del refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n. Tambi¨¦n lo ha hecho con Alemania. El presidente alem¨¢n, Frank-Walter Steinmeier, ha remitido una carta a Mohamed VI en la que dice que la oferta de autonom¨ªa puede ser ¡°una buena base¡± para llegar a un acuerdo. Parece que este gesto podr¨ªa bastar para Rabat para restablecer sus relaciones con Berl¨ªn, rotas antes de que lo hiciera con Madrid. Pero no est¨¢ claro si bastar¨ªa para sellar la reconciliaci¨®n con Espa?a. De momento, todo lo lejos que ha ido Albares ha sido declarar que Espa?a aceptar¨ªa cualquier acuerdo ¡°dentro de toda aquella gama de posibilidades que establecen las resoluciones del Consejo de Seguridad¡±. Es decir, autonom¨ªa s¨ª, pero si la acuerdan las partes y la bendice la ONU.
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