ERC, el aliado infiel

Sin ERC, el Gobierno de coalici¨®n nunca hubiera sobrevivido. Y con ERC, el Gobierno de coalici¨®n se ha visto varias veces al borde del abismo. El apoyo de los republicanos catalanes ha sido indispensable en las dos votaciones que han permitido al Ejecutivo de Pedro S¨¢nchez seguir con vida, las de los dos ¨²ltimos Presupuestos del Estado. Pero en los otros hitos m¨¢s relevantes de la legislatura, el Gobierno no ha contado con Esquerra a su lado. Ocurri¨® el pasado jueves con la reforma laboral, y antes con los fondos europeos o con los estados de alarma, tres asuntos cruciales en los que ERC dej¨® solo a S¨¢nchez y le oblig¨® a buscar acuerdos con Ciudadanos e incluso a estrechar relaciones con EH Bildu, un interlocutor al que los socialistas trataban de evitar.

Ning¨²n observador de la actualidad pol¨ªtica dudar¨ªa en situar a ERC en el campo de los aliados del Gobierno y a Ciudadanos en el terreno de la oposici¨®n. Resumido as¨ª, todo parece muy claro, si no fuera porque un vistazo a lo ocurrido en el Congreso en los dos a?os de legislatura muestra un panorama bastante m¨¢s complejo. En las iniciativas legislativas debatidas en el Parlamento, el Gobierno de coalici¨®n ha obtenido el apoyo de su te¨®rico aliado independentista tantas veces (59) como de su te¨®rico opositor liberal. Sin Esquerra no habr¨ªa Presupuestos y el Ejecutivo hubiese ca¨ªdo. Y sin Ciudadanos, S¨¢nchez no hubiese logrado sacar adelante ni la reforma laboral ni algunas de las pr¨®rrogas del estado de alarma.

Fue Pablo Iglesias el primero que empez¨® a hablar de ¡°bloque de investidura¡± y la expresi¨®n ha acabado asumida por todos, dejando de lado que el tal bloque ha sido desde el principio una amalgama resbaladiza. A estas alturas ya se ha olvidado que S¨¢nchez fue investido el 7 de enero de 2020 sin mayor¨ªa absoluta, por solo dos votos de diferencia ¡ª167 a 165¡ª y con ERC y EH Bildu que no pasaron m¨¢s all¨¢ de la abstenci¨®n. Un avance, en todo caso, sobre lo que ambos hab¨ªan hecho un a?o antes, cuando, junto a la derecha, tumbaron los Presupuestos del Gobierno del PSOE salido de la moci¨®n de censura y forzaron la convocatoria de elecciones.

Todav¨ªa en sus primeros balbuceos, al reci¨¦n formado Ejecutivo de coalici¨®n se le vino encima lo impensable, la pandemia. No solo era su primer gran desaf¨ªo, era un desaf¨ªo frente a lo que nadie hab¨ªa visto jam¨¢s. ERC no le fue de gran ayuda. Los republicanos no apoyaron ninguna de las cinco primeras pr¨®rrogas del estado de alarma, casi siempre con el argumento de que se arrebataban competencias a la Generalitat. Esquerra y el resto de independentistas fueron los ¨²nicos que no respaldaron la primera de esas pr¨®rrogas, frente a la actitud de todas las dem¨¢s formaciones pol¨ªticas, incluida Vox, que tambi¨¦n vot¨® a favor del acuerdo, aunque luego lo impugnar¨ªa ¡ªcon ¨¦xito¡ª por inconstitucional.

El Gobierno cape¨® las sucesivas votaciones porque el PP segu¨ªa apoyando a rega?adientes y ERC no pasaba de la abstenci¨®n. Hasta mayo, cuando se ten¨ªa que votar la cuarta pr¨®rroga y los populares retiraron su respaldo mientras los republicanos se pasaban al no. El Ejecutivo se vio con el agua al cuello, al punto de que rompi¨® el tab¨² de EH Bildu para arrancar su abstenci¨®n con un pacto ¡ªluego rectificado¡ª que fue piedra de esc¨¢ndalo y que los abertzales han evocado estos d¨ªas para lanzar como un reproche: PSOE y Unidas Podemos firmaron con ellos un documento que los compromet¨ªa a la ¡°derogaci¨®n ¨ªntegra¡± de la reforma laboral del PP.

Durante esas semanas, el apoyo de Ciudadanos, junto al del PNV, el socio mayor m¨¢s fiable hasta la votaci¨®n del pasado jueves, dio sustento al Gobierno. Llegado septiembre, los socialistas se planteaban incluso pactar los Presupuestos con el partido de In¨¦s Arrimadas. En ese momento, ERC entr¨® de verdad en el ¡°bloque de investidura¡±. Primero apoy¨® el ¨²ltimo estado de alarma y finalmente dio un seguro de vida al Gobierno respaldando sus cuentas al final de a?o.

Solo un mes despu¨¦s, el Ejecutivo volvi¨® a sufrir un sofoc¨®n en el Parlamento. Y no precisamente por una cuesti¨®n menor. El decreto que establec¨ªa el sistema de gesti¨®n del multimillonario fondo europeo estuvo en peligro de ser derrotado hasta minutos antes de la votaci¨®n. ERC se situ¨® en el no y esta vez tambi¨¦n Ciudadanos. El Gobierno se salv¨® con una carambola inveros¨ªmil, la abstenci¨®n de Vox y el apoyo de EH Bildu, que, fuera ya de las precauciones anteriores, se hab¨ªa convertido en uno de los interlocutores m¨¢s frecuentados por los socialistas.

La relaci¨®n se recompuso en los meses siguientes, sobre todo con los indultos a los l¨ªderes del proc¨¦s y la creaci¨®n de la mesa de di¨¢logo con Catalu?a. La negociaci¨®n de los nuevos Presupuestos tuvo sus fases espinosas, pero ratific¨® la idea ya instalada del ¡°bloque de investidura¡±. La reforma laboral ha vuelto a resquebrajarlo. Las heridas esta vez no afectan tanto a la relaci¨®n de Esquerra con los socialistas, sino con Unidas Podemos y singularmente con Yolanda D¨ªaz, su m¨¢xima representante en el Gobierno. D¨ªaz y Gabriel Rufi¨¢n han pasado de hacerse selfis juntos a casi ni cruzarse la mirada durante el tormentoso debate parlamentario del pasado jueves. El portavoz de ERC intent¨® tranquilizar diciendo que, pese a su rechazo a la reforma, ¡°no se acaba el mundo¡±. Solo que ese mundo se ha parecido a menudo a una monta?a rusa.