D¨ªaz Ayuso y N¨²?ez Feij¨®o: mismo partido, recetas diferentes
Los dos barones del PP con m¨¢s poder operan de manera muy distinta en sus gobiernos
El fin de semana pasado, Isabel D¨ªaz Ayuso y Alberto N¨²?ez Feij¨®o mantuvieron una conversaci¨®n telef¨®nica que marcar¨¢ el futuro inmediato del PP. En ella estuvo el preludio de los anuncios que hicieron ambos el lunes siguiente. A saber: el presidente de Galicia insinu¨® su salto a la pol¨ªtica nacional, sustituyendo a Pablo Casado al frente del PP, y la presidenta de Madrid avanz¨® su intenci¨®n de centrarse en la pol¨ªtica madrile?a, ocupando la presidencia del partido regional. As¨ª, ambos satisficieron sus ambiciones inmediatas. Pero lo que ha unido una crisis lo separa la gesti¨®n del d¨ªa a d¨ªa. Entre D¨ªaz Ayuso y N¨²?ez Feij¨®o media la misma brecha que separa al ala m¨¢s liberal del PP de la que propugna moderaci¨®n. Una distancia reflejada en decisiones muy distintas sobre asuntos nucleares para sus gobiernos. Estos son algunos ejemplos.
La gesti¨®n de la pandemia. El 4 de mayo, D¨ªaz Ayuso gan¨® las elecciones auton¨®micas de Madrid aupada por un eslogan que moviliz¨® en su favor a votantes que nunca se hab¨ªan acercado al PP: ¡°Comunismo o libertad¡±. Esas tres palabras sintetizaron m¨¢s de un a?o de pol¨¦micas continuas por su gesti¨®n de la pandemia, en la que defendi¨®, casi siempre a contracorriente, la convivencia de la actividad econ¨®mica con el virus. Cuando Madrid cerr¨® fue porque el Gobierno central le oblig¨®. El resto del tiempo, D¨ªaz Ayuso abog¨® por limitar aforos y horarios en la hosteler¨ªa y el comercio. Nada de cierres. A lo m¨¢s que lleg¨® fue a abogar por restricciones de movilidad vinculadas a las zonas b¨¢sicas de salud, medida que luego criticaron por ineficaz los expertos, y toques de queda.
La apuesta la mantuvo estuviera como estuviera la incidencia de la enfermedad en una regi¨®n que ha acabado por acumular m¨¢s de un mill¨®n y medio de contagiados, y m¨¢s de 27.000 muertos vinculados a la enfermedad, seg¨²n los datos oficiales. Adem¨¢s, impuls¨® un hospital de campa?a en Ifema, y construy¨® el centro de emergencias Enfermera Isabel Zendal, en el que los costes se dispararon de los 50 millones previstos a m¨¢s de 150, y que no tiene personal propio.
A Feij¨®o, por contra, no le ha temblado la mano para imponer fuertes restricciones tanto de movilidad como con cierres en la hosteler¨ªa y el comercio, pese a que Galicia ha mantenido algunas de las incidencias m¨¢s bajas de Espa?a. El presidente gallego ha apelado siempre a la ¡°responsabilidad¡± para defender estas medidas por encima de su impacto econ¨®mico y ha ignorado las protestas de los peque?os empresarios. Un claro ejemplo se vivi¨® las pasadas navidades. A las puertas de Fin de A?o, con la mitad de casos por poblaci¨®n que Madrid, Feij¨®o implant¨® el toque de queda y limit¨® horarios en bares, restaurantes y discotecas.
La colaboraci¨®n p¨²blico-privada como soluci¨®n. Inspirada en el modelo de gobierno de Esperanza Aguirre, D¨ªaz Ayuso ha optado por impulsar uno de las obras m¨¢s grandes a ejecutar en los pr¨®ximos a?os en Europa a trav¨¦s de la colaboraci¨®n p¨²blico-privada. Se trata de la Ciudad de la Justicia: la constructora invertir¨¢ 507 millones en hacer los edificios, y en sufragar los servicios de seguridad o limpieza, pero a lo largo de 40 a?os recibir¨¢ 2.100 millones como contraprestaci¨®n de la Administraci¨®n, y explotar¨¢ un aparcamiento, alquileres de tiendas y oficinas... por lo que su lucro puede superar los 230 millones, seg¨²n documentaci¨®n oficial.
No es un caso excepcional. D¨ªaz Ayuso ha defendido apasionadamente este modelo de concesiones para la Comunidad de Madrid, donde ya Aguirre lo us¨®, por ejemplo, para construir hospitales, tranv¨ªas, carreteras o trenes. Supuestamente, iban a salir m¨¢s baratos as¨ª. Pero han acabado provocando una factura millonaria, o provocando casos sonrojantes, como el tren de M¨®stoles a Navalcarnero, por el que nunca ha circulado nada, pues no est¨¢ terminado... pese a que la Administraci¨®n ha pagado ya m¨¢s de 160 millones por ¨¦l.
Feij¨®o lleg¨® a la Xunta en 2009 dispuesto a extender en Galicia el modelo madrile?o de colaboraci¨®n p¨²blico-privada para levantar hospitales que ni siquiera Manuel Fraga se hab¨ªa atrevido a implantar. Se encomend¨® a la financiaci¨®n privada loando sus bondades para levantar el centro hospitalario ?lvaro Cunqueiro de Vigo: la concesionaria pagar¨ªa la obra y se quedar¨ªa con la gesti¨®n de todos los servicios no sanitarios, mientras que el Gobierno gallego le abonar¨ªa luego un canon durante 20 a?os. Fue un fiasco.
La Xunta tuvo que salir al rescate de la uni¨®n temporal de empresas encargada de coronar el proyecto para que consiguiera pr¨¦stamos, todo ello en medio de una gran movilizaci¨®n social en las calles de Vigo en defensa del modelo p¨²blico al 100%. Aquello ocurri¨® en 2013 pero se arrastran hoy sus consecuencias y recientemente la Administraci¨®n auton¨®mica fue condenada por los tribunales a pagarle m¨¢s a la concesionaria. Feij¨®o no ha vuelto a replicar el sistema para construir infraestructuras sanitarias, aunque sigue proclamando que la colaboraci¨®n p¨²blico-privada es ¡°imprescindible¡± en el ¨¢mbito industrial.
La relaci¨®n con Pedro S¨¢nchez. Hubo un tiempo en el que Isabel D¨ªaz Ayuso encabezaba sus cartas al presidente del Gobierno con un ¡°querido Pedro¡±. Fue al poco de llegar al poder. Desde entonces, su relaci¨®n ha saltado hecha a?icos por algo m¨¢s que sus discrepancias p¨²blicas sobre la gesti¨®n de la pandemia, la pol¨ªtica econ¨®mica, la fiscal, o hasta la internacional. Los pulsos judiciales impulsados por la Abogac¨ªa de la Comunidad de Madrid han sido muy frecuentes.
Madrid lider¨® el frente judicial que han acabado ganando las Comunidades por no haber recibido el IVA de diciembre de 2017 (la regi¨®n ha recuperado as¨ª m¨¢s de 400 millones). Tambi¨¦n fue a los tribunales por los 54 millones que considera que le faltan de las entregas a cuenta de 2019. Del mismo modo, pleite¨® cuando no se le permiti¨® incorporarse con el resto de regiones a la primera fase de la desescalada de las restricciones para combatir la pandemia. El ¨²ltimo episodio ha sido el anuncio de que Madrid ha recurrido contra un decreto del Ejecutivo central que distribuye nueve millones de euros de los fondos europeos entre el Pa¨ªs Vasco, Navarra, Extremadura y Comunidad Valenciana.
Feij¨®o tambi¨¦n confronta continuamente con S¨¢nchez de palabra pero no se ha embarcado en tantas batallas judiciales. En uno de sus ¨²ltimos choques hasta lleg¨® a un acuerdo. La Xunta accedi¨® a matizar las alusiones a la vacunaci¨®n ¡°obligatoria¡± en su reforma de la ley de salud y el Gobierno retir¨® el recurso que hab¨ªa presentado ante el Tribunal Constitucional. Mientras Ayuso ha llevado a los tribunales el reparto de fondos europeos del Gobierno, Feij¨®o le ha dado m¨¢s plazo al Ejecutivo para que responda a sus requerimientos.
El bar¨®n gallego ha acudido siempre en tiempo y forma a las conferencias de presidentes auton¨®micos sin escatimar cr¨ªticas posteriormente a la gesti¨®n de S¨¢nchez. Ayuso lleg¨® tarde a una de ellas durante el confinamiento y hace unos meses amenaz¨® incluso con no asistir a pr¨®ximas convocatorias si no se organizaban con m¨¢s antelaci¨®n.
Impuestos. En 2019, D¨ªaz Ayuso se convirti¨® en la primera l¨ªder auton¨®mica del PP en no bajar impuestos en quince a?os (lo que ha significado que la Hacienda regional deje de ingresar m¨¢s de 53.000 millones). Para su Ejecutivo, maniatado por las diferencias entre Vox y Cs, fue una hecatombe. Desde entonces, la l¨ªder conservadora ha hecho algo m¨¢s que defender las supuestas bondades de que el impuesto al patrimonio est¨¦ bonificado al 100% en Madrid, y los de sucesiones y donaciones ¡ªal 99%¡ª.
As¨ª, esta legislatura ha aprobado una rebaja de medio punto en todos los tramos del IRPF que provocar¨¢ un agujero de m¨¢s de 300 millones en las cuentas p¨²blicas. Y lo ha acompa?ado de la supresi¨®n de las tasas locales que a¨²n ten¨ªa Madrid (0,02% de su recaudaci¨®n), o del anuncio de que la bonificaci¨®n en el impuesto de donaciones y sucesiones entre hermanos pasar¨¢ del 15% al 25%, y entre t¨ªos y sobrinos del 10% al 20%.
Feij¨®o lleg¨® a la Xunta en plena Gran Recesi¨®n con el empe?o de cuadrar las cuentas auton¨®micas y no prometi¨® ni ejecut¨® al principio grandes bajadas de impuestos. Pasados aquellos primeros a?os, ahora tambi¨¦n presume de rebajas fiscales. A diferencia de Madrid, en sus 13 a?os al frente de la Xunta ha mantenido el de Patrimonio, aunque acaba de introducir en este tributo una bonificaci¨®n del 25% y el pasado noviembre prometi¨® en un acto con directivos de grandes empresas ¡°reducirlo¡± hasta ¡°dejarlo a cero¡±. Tambi¨¦n ha impulsado rebajas en el tramo auton¨®mico del IRPF o en el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales.
La hiperactividad como clave de la acci¨®n pol¨ªtica. Cuando D¨ªaz Ayuso lleg¨® al poder, en 2019, era una desconocida que acababa de convertirse en la primera candidata del PP en perder unas auton¨®micas madrile?as desde 1987. Enfrentada a una dif¨ªcil convivencia con Ciudadanos, su socio de gobierno, sus primeros meses en el cargo fueron todo un trago. Y entonces fich¨® a Miguel ?ngel Rodr¨ªguez, exsecretario de Estado de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, quien ya le hab¨ªa asesorado durante la campa?a electoral.
Desde entonces, la presidenta de la Comunidad de Madrid tiene una agenda fren¨¦tica, plagada de actos p¨²blicos y privados. Instalada en una campa?a permanente, as¨ª marca la agenda medi¨¢tica, encajona a la oposici¨®n y consigue que toda la pol¨ªtica regional gire en torno a ella. Convertida en la cara de la oposici¨®n del PP a Pedro S¨¢nchez, la mayor¨ªa de sus intervenciones se centran en grandes temas, subrayando los nacionales, mientras deja los locales para sus consejeros. Una estrategia dise?ada al mil¨ªmetro, seg¨²n uno de sus colaboradores, para afilar su perfil pol¨ªtico y trascender las fronteras de Madrid.
Feij¨®o coincide con Ayuso en su preocupaci¨®n por proyectar su imagen m¨¢s all¨¢ de los confines de Galicia, pero, despu¨¦s de tantos a?os en el cargo y con la excepci¨®n de las campa?as electorales, su agenda de presidente de la Xunta no es ni mucho menos fren¨¦tica como la de su hom¨®loga madrile?a. La oposici¨®n lo ha acusado siempre de usar el puesto como trampol¨ªn en el PP y le han afeado de hecho sus habituales viajes a Madrid para participar en foros o dar entrevistas en medios de derechas. El bar¨®n gallego se caracteriza por calcular muy bien sus palabras, a a?os luz del verbo desinhibido de Ayuso.
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