Pedro S¨¢nchez a Abascal: ¡°Si ustedes gobernasen, ser¨ªa la muerte de Europa¡±
El presidente carga contra el l¨ªder de Vox y sus aliados de la extrema derecha continental: ¡°No se saldr¨¢n con la suya¡±
La crisis del PP ha descabezado a la oposici¨®n en el Congreso y ha abierto una rendija para Santiago Abascal. Por ah¨ª apareci¨® este mi¨¦rcoles en la sesi¨®n de control al Ejecutivo el l¨ªder de Vox, menos estridente que nunca, con el tono grave de quien empieza ya a asumir responsabilidades de gobierno y con la energ¨ªa de quien intenta presentarse a s¨ª mismo como la aut¨¦ntica voz del pueblo llano. ¡°Salga ah¨ª fuera, hable con los aut¨®nomos, pare en un bar de carretera, pasee por un mercado¡¡±, recomend¨® Abascal al presidente del Gobierno. Lo que se encontr¨® fue una reprimenda. Pedro S¨¢nchez entr¨® al combate, recurri¨® a los lazos ahora repentinamente rotos entre la extrema derecha europea y el r¨¦gimen ruso, y acab¨® haciendo del l¨ªder de Vox parte de la batalla que se libra en el continente: ¡°Europa prevalecer¨¢ y usted, Salvini, Le Pen y Putin no se saldr¨¢n con la suya¡±.
En las primeras legislaturas de la democracia, cuando se debat¨ªa la situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs, Manuel Fraga se sub¨ªa a la tribuna del Congreso y, mientras los dem¨¢s discut¨ªan de grandes cifras, ¨¦l recitaba el precio de los garbanzos. Era el term¨®metro que utilizaba el entonces l¨ªder de la oposici¨®n para medir c¨®mo iban las cosas en el pa¨ªs. Este mi¨¦rcoles nadie lleg¨® a mentar los garbanzos, pero los discursos de los que preguntaban al Gobierno fueron por ese mismo patr¨®n. S¨¢nchez hablaba de la guerra, de las cumbres europeas, de su ambici¨®n de promover un gran pacto de Estado para hacer frente a la crisis econ¨®mica. Y los diputados, a derecha e izquierda, le replicaban con la factura de la luz, con el coste del gas¨®leo industrial y del forraje para los agricultores, con los nombres de las empresas que han tenido que paralizar su actividad, con los apuros de las familias para llenar el carrito del supermercado.
Por ah¨ª entr¨® en primer lugar Cuca Gamarra, la contrincante con la que se ha quedado S¨¢nchez tras la decapitaci¨®n de Pablo Casado. Con menos decibelios que en la ¨¦poca anterior, el renovado PP ha cogido un solo tema, la situaci¨®n econ¨®mica, y por ah¨ª van todos los ataques. Fue significativo que los populares rescataran a la exministra Elvira Rodr¨ªguez ¨Duna de sus voces econ¨®micas con m¨¢s experiencia y relegada al ostracismo por el equipo anterior¨D para medirse a la vicepresidenta Nadia Calvi?o. Antes, Gamarra se hab¨ªa ce?ido al mismo temario para atacar a S¨¢nchez, con l¨ªneas argumentales muy del gusto de su futuro l¨ªder, Alberto N¨²?ez Feij¨®o: acusar al Ejecutivo de ¡°despilfarro¡±, considerar una ¡°inmoralidad¡± que mantenga tres vicepresidencias y 21 ministerios en la situaci¨®n actual y exigir al presidente que ¡°elimine el gasto electoralista improductivo¡± y baje impuestos. S¨¢nchez se atuvo al guion de los socialistas desde que se fue Casado, esa idea de que nada ha cambiado en la l¨ªnea del primer partido de la oposici¨®n, y se quit¨® de encima a Gamarra con una perla envenenada: ¡°No s¨¦ si estoy hablando con el viejo o con el nuevo PP¡±.
Vox no se ocup¨® del precio de los garbanzos, pero s¨ª del arroz, la harina, el aceite o los alimentos infantiles. El partido de Abascal dej¨® de lado sus fragorosas batallas culturales para presentarse como el portavoz del ciudadano que sufre. Iv¨¢n Espinosa de los Monteros lo ejemplific¨® con claridad: de un lado est¨¢ la ¡°Espa?a real¡±, esa que padece la carest¨ªa de productos b¨¢sicos, y del otro ¡°la Espa?a de Pedro S¨¢nchez, donde lo que suben son las subvenciones¡±. Esa fue tambi¨¦n la bandera de Abascal para medirse al presidente, al que acus¨® de dirigir una ¡°f¨¢brica de miseria¡± y de causar la ¡°ruina de la clase media¡± con su ¡°fundamentalismo verde¡±.
S¨¢nchez, que antes hab¨ªa rebajado las hostilidades con Gamarra, se lanz¨® a por el l¨ªder de Vox. Le reproch¨® que su grupo pretenda agitar protestas en la calle y lo acus¨® de hacerle el juego a Vlad¨ªmir Putin con ¡°manifestaciones no contra la guerra, sino contra los gobiernos que est¨¢n contra la guerra¡±. ¡°Si en Italia gobernara [Matteo] Salvini, si en Francia gobernara [Marine]Le Pen y si en Espa?a ustedes tuvieran al menos alguna responsabilidad gubernamental, ser¨ªa la muerte de Europa¡±, insisti¨® S¨¢nchez, antes de terminar con ese ¡°no se saldr¨¢n con la suya¡± que levant¨® de sus esca?os a los diputados socialistas. Mientras estos ovacionaban, en la bancada de Vox estallaron protestas y el propio Abascal se lanz¨® a gritar: ¡°?Tramposo! ?Mentiroso! ?Y la luz, y el gas?¡±.
Como S¨¢nchez se ha quedado sin l¨ªder de la oposici¨®n, las sesiones de control anuncian un protagonismo mayor de sus vicepresidentas. La primera, Nadia Calvi?o, hace ya tiempo que se deshizo de su traje de tecn¨®crata para fajarse con dureza ante la oposici¨®n. Como la diputada del PP Alicia Garc¨ªa le hab¨ªa restregado las diferencias en el Gobierno sobre la respuesta a la invasi¨®n de Ucrania, Calvi?o sac¨® el estilete: ¡°No deja de sorprenderme que viniendo de su partido me hable de problemas internos¡±.
Otra diputada del PP, Carolina Espa?a, se estren¨® ante la vicepresidenta segunda, Yolanda D¨ªaz, y lo hizo remedando la frase que esta hizo famosa en sus duelos con el dimitido secretario general de los populares Teodoro Garc¨ªa Egea: ¡°Le voy a dar un dato¡¡±. Tras extenderse denunciando la p¨¦rdida de poder adquisitivo de los trabajadores, Espa?a se encontr¨® con que esta vez D¨ªaz no le iba a dar un dato, ¡°sino una cita¡±. Eran unas palabras de la propia diputada, en la ¨¦poca del Gobierno de Mariano Rajoy, en las que aseguraba que la cuant¨ªa de los salarios era responsabilidad exclusiva de los agentes sociales.
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