El deseo de pasar a Espa?a sigue intacto al otro lado de la frontera de Ceuta
Justo un a?o despu¨¦s de la entrada irregular de 10.000 migrantes en la ciudad aut¨®noma, algunos de los que intentaron en vano cruzar conf¨ªan en la reapertura del paso fronterizo para recuperar sus vidas
En las calles de Fnideq (antigua Castillejos), la ciudad marroqu¨ª vecina de Ceuta desde donde entraron a Espa?a el 17 de mayo del a?o pasado m¨¢s de 10.000 emigrantes con la colaboraci¨®n indispensable de las autoridades marroqu¨ªes, apenas se ven ahora menores mendigos. La raz¨®n no es que se haya erradicado la miseria en un a?o, sino que esta semana la polic¨ªa los ha metido en varias furgonetas y los ha llevado a otras ciudades, seg¨²n cuenta Brahim, nombre supuesto de un vecino de Fnideq que solicita el anonimato. ¡°Est¨¢n preparando todo para la reapertura¡±, explica.
Mucho han cambiado las relaciones entre Marruecos y Ceuta desde aquel 17 de mayo, y sobre todo tras el giro in¨¦dito que dio el Gobierno espa?ol en su posici¨®n sobre el S¨¢hara Occidental hace apenas dos meses. Pero el deseo de emigrar sigue intacto entre muchos de los que se quedaron al otro lado de Ceuta.
Aschraf, el joven de 16 a?os que se hizo famoso cuando las c¨¢maras lo grabaron en el agua, con un flotador hecho con botellas de pl¨¢stico, gritando aquel mi¨¦rcoles 19 de mayo a los militares espa?oles: ¡°?Traten de entendernos, por Dios!¡±, fue devuelto a Marruecos aquel mismo d¨ªa. Volvi¨® al barrio de chabolas de Er Hamna, en las afueras de Casablanca, donde viv¨ªa su segunda madre adoptiva, Miluda Gulami. Y, al cabo de varios meses, Aschraf se march¨® de la casa de Miluda. Desde entonces, nada se sabe de ¨¦l.
En mayo de 2021, mientras los tel¨¦fonos del presidente Pedro S¨¢nchez y de varios de sus ministros estaban siendo atacados por el programa de espionaje Pegasus, el marroqu¨ª Mustafa, que tambi¨¦n prefiere ocultar su verdadero nombre, dudaba si deb¨ªa cruzar la frontera. ¡°Yo animaba a pasar a otros amigos. Los ayudaba en medio del agua. Pero mis padres, que estaban viendo por la tele desde Espa?a todo lo que ocurr¨ªa, me dijeron: ¡®Ni se te ocurra cruzar¡±, relata.
Este diario contact¨® hace un a?o con Mustafa y con su amigo Karim, nombre supuesto, que trabajaban en Tetu¨¢n en la multinacional Atento, de asistencia telef¨®nica, gracias al dominio que tienen del espa?ol. Ganaban 350 euros al mes, lo que los convert¨ªa en unos privilegiados en Fnideq. A pesar de ese sueldo, Karim, de 32 a?os, casado y con dos hijos, pas¨® a Ceuta. Y en apenas un d¨ªa lo expulsaron de vuelta a Fnideq. Un a?o despu¨¦s, Mustafa est¨¢ sin trabajo, a la espera de que la reapertura de fronteras anunciada por Madrid y Rabat traiga alguna mejora a su vida. Y Karim decidi¨® intentar llegar a Espa?a a cualquier precio.
Karim avis¨® a Mustafa hace dos meses de que pensaba cruzar la frontera desde la ciudad marroqu¨ª de Uchda hacia Argelia y desde all¨ª, viajar¨ªa en patera, hacia Almer¨ªa. Mustafa decidi¨® quedarse en Fnideq. Y ahora Karim habla por tel¨¦fono desde una huerta de Torre Pachecho, en Murcia, donde recoge naranjas.
Karim relata que tuvo que caminar durante siete horas para cruzar la frontera entre Marruecos y Argelia. Cuenta que permaneci¨® en una casa encerrado en Argelia encerrado durante cuatro meses. Asegura que hab¨ªa en la casa m¨¢s de 30 personas, todos marroqu¨ªes, la mayor¨ªa de Uchda. Finalmente, el d¨ªa de Nochebuena, cuando se supone que disminuye la vigilancia en las costas espa?olas, parti¨® hacia Espa?a.
¡°Para subir a la lancha llegamos cargando los bidones de gasolina, avanzando por el mar hasta que el agua nos llegaba al cuello¡±, relata. ¡°?ramos 12 en la patera. Y en mitad del camino se averi¨® el motor. Lo pasamos muy mal¡±.
Karim explica que llegaron todos finalmente al pueblo de San Jos¨¦, en la provincia de Almer¨ªa, al cabo de casi cuatro horas. ¡°Otra vez bajamos con el agua que nos llegaba hasta el cuello. Llegamos todos tiritando a tierra. No le aconsejo a nadie que haga esa ruta¡±.
La entrada masiva de migrantes a Ceuta en 2021 le vali¨® a Marruecos el rechazo del Parlamento Europeo por el uso de al menos 2.000 menores como arma de presi¨®n sobre Espa?a. Sin embargo, Rabat ha conseguido plenamente sus objetivos.
El rey Mohamed VI no solo ha logrado, como reclam¨® en un discurso el pasado noviembre, posturas m¨¢s ¡°atrevidas y claras¡± de sus socios europeos respecto al S¨¢hara Occidental. No solo consigui¨® que el presidente Pedro S¨¢nchez le escribiera una carta el 14 de marzo donde dec¨ªa que la propuesta marroqu¨ª de autonom¨ªa para el territorio en disputa es la base ¡°m¨¢s seria, realista y cre¨ªble¡± para alcanzar una soluci¨®n. Tambi¨¦n ha logrado que Espa?a acceda a revertir el uso del gasoducto Magreb-Europa (GME), que cort¨® Argelia el 31 de octubre, para que Rabat pueda suplir ese gas. Y adem¨¢s, Marruecos ha conseguido que Espa?a acepte que la reapertura de las fronteras se realice sin la actividad del contrabando, conocido en Ceuta como ¡°comercio at¨ªpico¡±.
Brahim, vecino de Fnideq, trabajaba metiendo mercanc¨ªa de contrabando en un coche, uno de esos veh¨ªculos que en la frontera se conoce como ¡°coches patera¡±. Cuenta que a veces ganaba hasta 300 euros al d¨ªa y otras veces solo 25 euros. ¡°Se habla mucho de las porteadoras y de los porteadores. Pero hab¨ªa m¨¢s de mil coches como el m¨ªo trabajando de lunes a jueves en la frontera. Y en cada uno de esos coches met¨ªamos entre cuatro y seis veces m¨¢s mercanc¨ªa que la que tra¨ªan las porteadoras¡±, dice.
Toda esa gente, cuenta Brahim, fue al paro. Pero Brahim conf¨ªa en que en cuanto abra la frontera volver¨¢ a buscarse la vida. ¡°En Marruecos siempre existir¨¢ contrabando. Al principio lo quitar¨¢n todo. Pero despu¨¦s, de una forma o de otra, la mercanc¨ªa terminar¨¢ pasando. Y aqu¨ª seguir¨¦ yo¡±.
Bahim es vecino de Abdel Ali, un ni?o de 13 a?os que pas¨® la frontera hasta Ceuta el 17 de mayo. ¡°Yo iba con un amigo de nueve a?os¡±, relata Ali. ¡°Pero mi amigo no pudo cruzar porque no sab¨ªa nadar. Yo pas¨¦ solo, me metieron en un centro donde no me daban de comer. Y al cabo de tres d¨ªas regres¨¦ a Fnideq¡±.
Ali se encontr¨® entonces con la sorpresa de que su madre, F¨¢tima Zohra, hab¨ªa pasado tambi¨¦n a Ceuta con su hermana peque?a, Safa, de cuatro a?os. Y los otros tres hermanos de Ali, de edades comprendidas entre los 11 y los 19 a?os, tambi¨¦n cruzaron por su cuenta. Los cuatro est¨¢n ahora con la madre en un centro de acogida en Barcelona. Mientras que Abdel Ali vive solo con su padre, Omar, en Fnideq. Omar, que gana el equivalente a 140 euros al mes pintando bancos para el ayuntamiento. El padre dice que la esposa se fue sin su permiso y cree que la aventura no les ha salido bien, que a los hijos mayores les falta la autoridad del padre y se est¨¢n metiendo en problemas. Sin embargo, su hijo Abdel Ali dice que le gustar¨ªa ir a Barcelona con su madre.
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