El giro sobre el S¨¢hara desata una crisis con Argelia y una tormenta pol¨ªtica en Espa?a
Marruecos presion¨® al Gobierno de S¨¢nchez en la recta final de la negociaci¨®n para arrancar concesiones sobre la excolonia
El intento del Gobierno de cerrar la crisis diplom¨¢tica con Marruecos ha abierto otra con Argelia y ha colocado al Ejecutivo ante una tormenta pol¨ªtica en Espa?a, donde todos han dejado solo al PSOE, de sus socios de Gobierno a sus aliados parlamentarios y al principal partido de la oposici¨®n. La reacci¨®n argelina al s¨²bito giro de la hist¨®rica posici¨®n espa?ola sobre el S¨¢hara Occidental ha sido fulminante: la llamada a consultas de su embajador en Madrid, Said Moussi, lo que en la pr¨¢ctica supone la retirada temporal de su representaci¨®n diplom¨¢tica. La aceptaci¨®n espa?ola de la f¨®rmula marroqu¨ª para conceder ¨²nicamente una autonom¨ªa a la excolonia, prescindiendo del refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n que reclama desde hace 47 a?os el Frente Polisario, bajo la protecci¨®n de Argelia, amenaza ahora las relaciones con el principal abastecedor de gas a Espa?a.
El conflicto diplom¨¢tico llega en el peor momento para Espa?a, con el suministro energ¨¦tico a Europa amenazado por la guerra de Ucrania y el pa¨ªs en vilo por las consecuencias econ¨®micas de la agresi¨®n rusa. Si la actitud de Putin hab¨ªa consolidado una cierta tregua entre el Gobierno y el primer partido de la oposici¨®n, todo salt¨® este s¨¢bado por los aires. Las cr¨ªticas del PP fueron tan duras como las de la izquierda y los nacionalistas, tradicionales valedores de las reivindicaciones del pueblo saharaui.
Fuentes gubernamentales aseguran que informaron a las autoridades argelinas del acuerdo con Rabat, horas antes de que la Casa Real marroqu¨ª lo hiciese p¨²blico. Las mismas fuentes se mostraron confiadas en que la indignada respuesta de Argelia no afecte al suministro de gas. Nadie puede asegurar, sin embargo, cu¨¢l ser¨¢ la reacci¨®n ¨²ltima del Gobierno que lleva d¨¦cadas patrocinando al Frente Polisario. El movimiento por sorpresa del Ejecutivo ¡ªque asegura que ya esperaba que Marruecos hiciese p¨²blico el acuerdo en primer lugar¡ª se explica sobre todo como un intento de garantizar la colaboraci¨®n marroqu¨ª para frenar los flujos de inmigraci¨®n hacia Espa?a.
As¨ª se gest¨®
Hace solo dos semanas, entre el 1 y 3 de marzo, m¨¢s de 3.700 inmigrantes trataron de saltar la valla de Melilla. En una solo noche, 2.500 lo intentaron y a lo largo de la semana, unos 900 lo lograron. Nunca se hab¨ªa visto un asalto tan masivo a la frontera melillense. Muchos vecinos de la ciudad recordaron la entrada de m¨¢s de 10.000 inmigrantes irregulares en Ceuta entre el 17 y el 18 de mayo de 2021.
La diferencia es que aquellos eran j¨®venes marroqu¨ªes, muchos de ellos menores, que pasaron tranquilamente a nado, mientras que estos eran subsaharianos que escalaban la valla con ganchos y se enfrentaban a los agentes que intentaban impedirlo, con un saldo de medio centenar de heridos entre las fuerzas de seguridad y los migrantes. Pero ambos episodios ten¨ªan algo en com¨²n: sin la complicidad de la guardia fronteriza marroqu¨ª no se hubieran producido.
El ministro espa?ol de Asuntos Exteriores, Jos¨¦ Manuel Albares, llam¨® a su hom¨®logo marroqu¨ª, Naser Burita, para quejarse y la situaci¨®n se recondujo. Pero el mensaje hab¨ªa quedado claro: Rabat no estaba contento con el estado de las negociaciones discretas que desde hac¨ªa meses manten¨ªan los dos gobiernos y en la recta final apretaba a Espa?a donde m¨¢s le duele para obtener m¨¢s concesiones: el reconocimiento de que el plan marroqu¨ª de autonom¨ªa para el S¨¢hara es la mejor salida posible a un conflicto que se prolonga ya 47 a?os.
El presidente del Gobierno, Pedro S¨¢nchez, y el propio Burita se hab¨ªan entrevistado el 18 de febrero en Bruselas, en los m¨¢rgenes de la cumbre entre la UE y la Uni¨®n Africana, en lo que hab¨ªa constituido el primer encuentro personal entre dirigentes de los dos pa¨ªses desde que estall¨® la crisis diplom¨¢tica. S¨¢nchez se vio tambi¨¦n en Bruselas con el l¨ªder del Frente Polisario, Brahim Gali, lo que no gust¨® a Marruecos.
Solo dos d¨ªas antes, Burita y su hom¨®loga alemana, Annalena Baerbock, hab¨ªan sellado la reconciliaci¨®n entre los dos pa¨ªses, poniendo fin a una crisis diplom¨¢tica que se inici¨® en marzo de 2021, dos meses antes que la espa?ola. Madrid se quedaba as¨ª sola como ¨²nica capital europea cuyos puentes con el reino alau¨ª segu¨ªan rotos. La f¨®rmula elegida para plasmar el acuerdo germano-marroqu¨ª fue similar a la que luego se utilizar¨ªa con Espa?a: una carta del presidente alem¨¢n, Frank-Walter Steinmeier, al rey Mohamed VI.
En la misiva, hecha p¨²blica por la Casa Real alau¨ª, el jefe del Estado alem¨¢n calificaba el plan de autonom¨ªa marroqu¨ª para el S¨¢hara Occidental, presentado en 2007, como un ¡°esfuerzo serio y cre¨ªble¡± y una ¡°buena base¡± para resolver el conflicto. Los t¨¦rminos estaban pr¨¢cticamente calcados de la ¨²ltima resoluci¨®n del Consejo de Seguridad de la ONU, de 29 de octubre pasado, que acog¨ªa ¡°con benepl¨¢cito los esfuerzos serios y cre¨ªbles por hacer avanzar el proceso hacia una soluci¨®n¡±. El texto no gust¨® al Frente Polisario, pero era la doctrina m¨¢s reciente de Naciones Unidas.
Pero a Marruecos no le bastaba con que Espa?a reconociera el plan de autonom¨ªa como una opci¨®n m¨¢s para resolver el conflicto, junto al refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n, sino que quer¨ªa que tomara partido por esta posici¨®n, como hace a?os hizo Francia. S¨¢nchez, aconsejado por Albares, decidi¨® ceder y, en su carta al rey de Marruecos, reconoce que el plan de autonom¨ªa no solo es una base ¡°seria, realista y cre¨ªble para la resoluci¨®n del contencioso¡±, sino ¡°la m¨¢s seria, realista y cre¨ªble¡± de todas, rompiendo as¨ª la neutralidad que Espa?a ha mantenido durante d¨¦cadas.
?Qu¨¦ esperaba conseguir a cambio? Tres concesiones principales, seg¨²n fuentes gubernamentales: el respeto a la ¡°integridad territorial¡± de Espa?a, incluidas Ceuta y Melilla; la renuncia de Marruecos a llevar a cabo ¡°acciones unilaterales¡±, como la ampliaci¨®n de su zona econ¨®mica exclusiva hacia aguas de Canarias o el cierre sin aviso de la aduana con Melilla, ya en el verano de 2018; y ¡°la cooperaci¨®n en la gesti¨®n de los flujos migratorios, en el Atl¨¢ntico y el Mediterr¨¢neo¡±. Adem¨¢s de ¡°restablecer la plena normalidad en la circulaci¨®n de personas y bienes¡± entre los dos pa¨ªses, lo que supondr¨¢ la reapertura de las fronteras de Ceuta y Melilla, cerradas desde el inicio de la pandemia. Estos puntos figuran en el comunicado que el viernes difundi¨® La Moncloa, pero no en el del Ministerio de Exteriores marroqu¨ª. Al contrario que en el caso alem¨¢n, esta vez no hay un comunicado conjunto que refleje los acuerdos.
Fuentes gubernamentales sostienen que el pacto existe y se plasmar¨¢ en la ¡°hoja de ruta¡± para el relanzamiento y normalizaci¨®n de las relaciones bilaterales que debe ponerse en marcha con la visita a Rabat que, antes del 2 de abril, inicio del Ramad¨¢n, har¨¢ el ministro de Exteriores; a la que seguir¨¢, a¨²n sin fecha, otra del presidente S¨¢nchez. En todo caso, a?aden fuentes gubernamentales, si Marruecos no cumpliera sus compromisos, Espa?a no estar¨ªa obligada a cumplir los suyos. Aunque esa es una hip¨®tesis que en este momento no se plantea, satisfechos ambos de haber recuperado la confianza mutua.
Formalmente, la crisis diplom¨¢tica comenz¨® en mayo pasado, con la llamada a consultas de la embajadora marroqu¨ª en Espa?a, Karima Benyaich, a la que se espera de regreso en Madrid en las pr¨®ximas semanas, pero su arranque real se produce el 10 diciembre de 2020, cuando Marruecos suspende unilateralmente con solo una semana de antelaci¨®n la Reuni¨®n de Alto Nivel (RAN) con el Gobierno espa?ol prevista en Rabat. Ese mismo d¨ªa, el todav¨ªa presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, reconoce la soberan¨ªa marroqu¨ª del S¨¢hara.
Consciente de que Trump, que ya ha perdido las elecciones, no puede garantizar la continuidad de su apoyo, Rabat inicia una carrera contra reloj para que m¨¢s pa¨ªses se sumen a esta postura antes de que la nueva Administraci¨®n estadounidense pueda dar marcha atr¨¢s. La entrada en Espa?a del l¨ªder del Frente Polisario, Brahim Gali, el 18 de abril para tratarse de una grave afecci¨®n de la covid en un hospital de Logro?o da a Rabat la excusa perfecta para acusar a Espa?a de deslealtad.
La Administraci¨®n de Biden congel¨® el reconocimiento de la soberan¨ªa marroqu¨ª del S¨¢hara y no ha abierto todav¨ªa un consulado en la excolonia espa?ola, como prometi¨® Trump, a cambio de la normalizaci¨®n de relaciones entre Marruecos e Israel. La semana pasada, la secretaria de Estado adjunta, Wendy Sherman, dijo en Rabat que Washington considera el plan marroqu¨ª de autonom¨ªa para el S¨¢hara ¡°un enfoque serio, cre¨ªble y realista¡± que podr¨ªa llegar a satisfacer las aspiraciones de los pueblos de la regi¨®n. Es decir: la misma posici¨®n que Alemania, menos favorable a Marruecos que la nueva postura espa?ola. Y muy alejada del reconocimiento de la marroquinidad del S¨¢hara que hizo Trump. Sherman se reuni¨® con Albares en Madrid antes de viajar a Rabat.
En cualquier caso, subrayan fuentes diplom¨¢ticas, la pelota sigue en el tejado de Naciones Unidas. Estados Unidos, Alemania y tambi¨¦n Espa?a apoyan los esfuerzos del enviado especial del secretario general, Staffan de Mistura, que viaja por la regi¨®n en un avi¨®n del Ej¨¦rcito del Aire espa?ol. Por m¨¢s que el giro de S¨¢nchez haya desequilibrado la correlaci¨®n de fuerzas en favor de Marruecos, agregan las mismas fuentes, De Mistura no va a plantear ninguna propuesta de soluci¨®n que no sea aceptada por todas las partes.
La jugada de S¨¢nchez y Albares es de alto riesgo. Ha enfurecido a Argelia, ha abierto un nuevo conflicto entre los socios del Gobierno y al mismo tiempo ha indignado a sus aliados parlamentarios y al PP. El beneficio del acuerdo para Espa?a ser¨ªa asegurarse de que no vuelve a repetirse una crisis como la provocada por la ocupaci¨®n del islote de Peregil, en julio 2002, o la llegada de miles de inmigrantes a Ceuta en mayo de 2021, con intervenci¨®n del Ej¨¦rcito incluida, y que Canarias deje de recibir peri¨®dicamente oleadas masivas de pateras, pero eso es algo que a largo plazo nadie puede garantizar. La primera se?al se ver¨¢ con la pr¨®xima visita de Albares a Rabat.
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