Ceuta vuelve a la normalidad un a?o despu¨¦s de la crisis con Marruecos
La ciudad aut¨®noma espera la inminente reapertura de la frontera con dudas sobre el cumplimiento de los compromisos por parte de Rabat
Atardece en el barrio ceut¨ª de Benz¨² y el sol lucha por imponerse a las nubes atascadas en la Mujer Muerta, la monta?a sobre la villa de Belyounes, en el lado marroqu¨ª de la frontera. El contraluz proyecta sombras sobre una estampa de vecinos ociosos que pasan la tarde frente al mar, efectivos de las fuerzas auxiliares marroqu¨ªes que guardan un paso fronterizo cerrado oficialmente desde 2019 y casas api?adas que dan a la alambrada perimetral. Unas horas antes, en ese claroscuro, varias unidades policiales ejecutaban una operaci¨®n contra una red de tr¨¢fico de personas que ha operado intensamente desde el verano de 2021. Es la segunda gran redada que se vive en Benz¨², El Pr¨ªncipe y otras barriadas ceut¨ªes, como Los Rosales y Had¨², en lo que va de a?o.
Las operaciones son el broche que adorna la vuelta a la normalidad de una ciudad que aguant¨® la respiraci¨®n hace ahora un a?o. Entre el 17 y el 18 de mayo de 2021 entraron en Ceuta de 10.000 a 14.500 personas, seg¨²n a qui¨¦n se consulte la cifra, a un ritmo de 90 personas por minuto en las horas m¨¢s intensas de la crisis. ¡°Es como si en Madrid entrasen en un d¨ªa medio mill¨®n de personas¡±, recuerda Juan Jes¨²s Vivas, presidente del Ejecutivo local. Un a?o despu¨¦s, Ceuta luce como casi siempre, a la espera de que se reabra una frontera cerrada en marzo de 2020 y que empezar¨¢ a funcionar el martes, coincidiendo con el aniversario del episodio ¡°m¨¢s duro y dif¨ªcil que Ceuta ha vivido en su historia reciente¡±, seg¨²n el presidente de la ciudad aut¨®noma, del PP.
Las fuerzas de seguridad afirman que la red desmantelada se ha lucrado con las personas llegadas en mayo y atrapadas en Ceuta ante la incapacidad de negociar con Marruecos un mecanismo efectivo de devoluci¨®n que se mantuviese m¨¢s all¨¢ de los primeros d¨ªas tras la crisis, cuando unas 7.500 personas fueron devueltas de manera irregular o regresaron voluntariamente a Marruecos. La entrada masiva dej¨®, adem¨¢s, m¨¢s de mil ni?os bajo la tutela de una administraci¨®n municipal sin espacios ni recursos para atenderlos.
¡°En Ceuta se ha recuperado la normalidad en cuanto a la visibilidad de personas en las calles¡±, incide Mabel Deu, vicepresidenta local con competencia en materia de menores. Desde el verano de 2021, las salidas han sido constantes, seg¨²n fuentes policiales. Tambi¨¦n las desapariciones y muertes, incluso de menores de edad. Quien no ha salido por su cuenta o previo pago de hasta 4.000 euros por embarcar a la Pen¨ªnsula ha optado por solicitar asilo. Entre julio y octubre se formalizaron en Ceuta hasta 1.600 solicitudes, seg¨²n la Delegaci¨®n del Gobierno; en 2020, se hab¨ªan tramitado 285 (579 en 2019, antes de la pandemia), seg¨²n la Comisi¨®n Espa?ola de Ayuda al Refugiado (CEAR).
¡°Mucha gente se ha ido en pateras de mala muerte que ni las autoridades saben¡±, apunta Sabah Ahmed, empresaria ceut¨ª. ¡°Sabemos m¨¢s nosotros por el boca a boca, cuando nos han llamado las familias porque ha salido una lancha de Ceuta con 20 o 30 personas y no han llegado a destino; y de ni?os, ni te digo¡±. A Ahmed, de 61 a?os, se le saltan las l¨¢grimas cuando recuerda las llamadas de tel¨¦fono incesantes de familiares intentando localizar a j¨®venes que han partido a la Pen¨ªnsula. Seg¨²n las voluntarias de la organizaci¨®n de asistencia No Name Kitchen, a¨²n quedan unos 30 chavales que duermen a la intemperie porque no quieren ingresar en los dispositivos que gestiona la Fundaci¨®n SAMU y que acogen a 166 menores de los 340 tutelados por la Administraci¨®n tras la entrada masiva de 2021. El Gobierno de la ciudad, con el benepl¨¢cito de Madrid, puso en marcha un proceso nuevo en virtud de un Acuerdo Marco con Marruecos para retornar a los menores expeditivamente. El procedimiento no contaba con las garant¨ªas legales y los tribunales pararon las devoluciones despu¨¦s de que al menos 55 adolescentes fuesen enviados a Marruecos.
¡°No podemos dar el asunto por zanjado ni la obra por terminada¡±, esgrime el presidente Vivas, ¡°creo que lo ocurrido es de tal envergadura que tiene que haber un antes y un despu¨¦s¡±. La crisis puso de manifiesto un problema que tanto Ceuta como Melilla afrontan desde hace a?os: la falta de infraestructuras para atender a menores y la inexistencia de mecanismos de derivaci¨®n a otras comunidades aut¨®nomas responsables de atender a los peque?os migrantes que llegan a cada territorio. Entonces, 16 comunidades accedieron a recibir a unos 200 menores que ya estaban en Ceuta en 2020. ¡°Llevamos muchos a?os solicitando esto, principalmente porque partimos de unas ciudades que tienen una extensi¨®n muy reducida, que tienen una densidad de poblaci¨®n alt¨ªsima. Y mucha parte de nuestro territorio no es de titularidad municipal, sino de Defensa, por ejemplo, debido a nuestra denominaci¨®n de plazas militares en la ¨¦poca¡±, explica Deu. ¡°En la pandemia tuvimos que utilizar los pocos espacios de titularidad municipal para poder dar esa asistencia, obligada en este caso porque ten¨ªamos confinamiento¡±, a?ade. En 2021, y pese a una situaci¨®n insostenible, no se cedi¨® ni habilit¨® ning¨²n espacio de titularidad estatal para acogida y el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) solo accedi¨® a modificar el protocolo sanitario y admitir solicitantes de asilo tras las denuncias de organizaciones de derechos humanos.
Un episodio sin precedentes
¡°Aquel episodio concreto [en mayo de 2021] no tiene precedentes, es un acontecimiento hist¨®rico¡±, apunta Rachid Sbihi, guardia civil y dirigente de la Asociaci¨®n Unificada de la Guardia Civil en Ceuta, ¡°fue una acumulaci¨®n de personas como nunca se hab¨ªa visto antes¡±. ¡°Quienes est¨¢bamos all¨ª nos vimos desbordados hasta que vinieron refuerzos, pero fue pr¨¢cticamente incontrolable aquella marea humana bordeando aquel espig¨®n y entrando a Ceuta¡±. Sbihi estuvo trabajando desde primera hora del lunes, primero en Benz¨², al norte, por donde empez¨® de madrugada la entrada de personas, j¨®venes, mujeres y hasta familias con ni?os, y luego en El Tarajal, donde a mediod¨ªa la entrada era imparable, con miles de personas colapsando la carretera que conduce a Castillejos (Marruecos), a unos siete kil¨®metros de la frontera con Espa?a.
En Ceuta, la comunicaci¨®n con oficiales del Ej¨¦rcito marroqu¨ª es fluida y constante, pero los enlaces son casi personales. Desde los espigones que anuncian el paso internacional de El Tarajal, se observan las rejas instaladas en el espig¨®n marroqu¨ª que va a dar a la playa y que impide desde tierra el acceso al mar y se realizan redadas casi diarias con detenciones de hasta 200 personas, mayoritariamente subsaharianos, en el entorno de la valla. Su orograf¨ªa en Ceuta, m¨¢s abrupta y boscosa que en Melilla, entorpece la vigilancia desde el lado espa?ol.
Como socio prioritario y necesario para el control migratorio, el pulso de Marruecos ha acrecentado los recelos ante el compromiso de Rabat. Las idas y venidas en las negociaciones para la reapertura de la frontera tras dos a?os de cierre traum¨¢tico a ambos lados han alumbrado una extra?a esperanza pesada en empresarios, comerciantes, trabajadores y familias que han vivido en suspenso. Solo despu¨¦s de que Madrid virase en su postura sobre el S¨¢hara Occidental y apoyase el plan de autonom¨ªa de Rabat para la antigua colonia espa?ola se reactiv¨® el di¨¢logo. Una semana antes, el 2 de marzo, hasta 2.500 personas protagonizaron el mayor intento de salto a la valla de Melilla en la historia de la ciudad. ¡°Nosotros queremos y deseamos unas buenas relaciones con el vecino, pero esas buenas relaciones tienen que estar basadas en el respeto, y el respeto significa que no se pueden producir actuaciones como las vividas en mayo de hace un a?o¡±, apostilla Vivas.
M¨¢s all¨¢ del colapso de los servicios en una ciudad que se autoconfin¨® durante las primeras horas de incertidumbre y en plena ¨¦poca de restricciones y distanciamiento social ante la emergencia sanitaria, la crisis sac¨® a la superficie un temor antiguo: la amenaza de Marruecos sobre la soberan¨ªa espa?ola de Ceuta y Melilla, siempre contestada. ¡°No hubo miedo, hubo p¨¢nico, porque no sab¨ªamos lo que iba a pasar, pero sobre todo porque no sab¨ªamos si esa gente ven¨ªa porque necesitaba ayuda o por qu¨¦¡±, opina Alex Castillo, camarero de 28 a?os que regenta una cafeter¨ªa en el centro de la ciudad.
De aquel miedo ha intentado sacar la ultraderecha un r¨¦dito pol¨ªtico que ha tensado al l¨ªmite la imprescindible convivencia en una ciudad donde la mitad de sus 85.000 habitantes se identifican como musulmanes. ¡°Lo de mayo ha desvelado ciertas cuestiones y si alguien todav¨ªa lo dudaba, creo que Ceuta necesita un pacto de Estado¡±, sentencia Vivas, cuyo Gobierno en minor¨ªa del PP ha optado por apoyarse en los concejales del PSOE para aislar a Vox. Su l¨ªder, Santiago Abascal, fue nombrado persona non grata por la Asamblea despu¨¦s de plantarse en Ceuta y acusar de ¡°quintacolumnistas¡± y ¡°promarroqu¨ªes¡± a pol¨ªticos y vecinos con nombre ¨¢rabe. ¡°Hay que combatir el miedo¡±, zanja Vivas. ¡°El miedo es nuestro principal enemigo¡±.
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