Un taller para borrar el pasado penitenciario
Justicia y Prisiones imparten cursos para ense?ar a los reclusos a eliminar los antecedentes penales, un paso necesario para trabajar en el sector p¨²blico o con menores
¡°A m¨ª se me plantea una duda¡±. Los internos del Centro de Inserci¨®n Social de Valladolid atienden una charla fundamental para su vida y las dudas afloran. Unas 40 personas escuchan con atenci¨®n y lanzan preguntas a las representantes del Ministerio de Justicia que explican c¨®mo conseguir que sus antecedentes penales, derivados de diversos delitos, desaparezcan de su expediente tras haber cumplido su condena. Uno de los asistentes consulta c¨®mo presentarse a una oposici¨®n tras su castigo; otro habla de las multas que acarrean los hurtos; otra levanta la mano y pregunta qu¨¦ tiene que hacer para ¡°conseguir¡± estar con sus hijos; y otro resume lo que pensaba el grupo hasta antes de esta conferencia: ¡°Es que ponen muchas dificultades¡±.
La cancelaci¨®n de los antecedentes penales, una vez cumplida la pena y pasados los plazos previstos en la ley, es un derecho que muchos presos desconocen, aunque puede ser determinante para conseguir su completa reinserci¨®n en la sociedad. Mientras los antecedentes se mantengan, figurar¨¢n en el certificado de antecedentes penales, un documento que expide el Ministerio de Justicia y que se exige en distintos ¨¢mbitos, desde el laboral (para trabajar con menores, en sectores como el juego o en el sector p¨²blico) a la obtenci¨®n de licencia de armas o la compra de un perro catalogado como peligroso. Justicia tiene un proyecto en marcha para propiciar la cancelaci¨®n autom¨¢tica de los antecedentes, pero este solo se podr¨¢ aplicar de forma generalizada para personas que tienen, como m¨¢ximo, dos antecedentes. Aquellos delincuentes con m¨¢s de dos, una situaci¨®n relativamente frecuente, seguir¨¢n teniendo que solicitar la eliminaci¨®n y esta debe ser ejecutada manualmente por un funcionario.
El departamento que dirige Pilar Llop e Instituciones Penitenciarias pretenden facilitar ese proceso que los afectados creen farragoso y que muchos, como admiten en la sala, ni conoc¨ªan. Ambas entidades acudieron este mi¨¦rcoles a Valladolid, en una ruta que va a llevar estos talleres por centros penitenciarios de Espa?a, para mostrar que hay vida despu¨¦s de delinquir y que se puede borrar ese cap¨ªtulo del expediente. Esta cancelaci¨®n no tiene nada que ver con el derecho al olvido en Internet, una reclamaci¨®n ya reconocida en algunos casos por el tribunal Supremo y que supone la eliminaci¨®n de las referencias digitales sobre los delitos cometidos por una persona.
La primera idea que destacaron las responsables de la charla, Ana Dehesa, jefa de ¨¢rea de Registros Administrativos, y Arancha Indurria, coordinadora de ¨¢rea de Registros de Apoyo a la Actividad Judicial, fue rotunda: ¡°Venimos a contar que esto [los antecedentes] se quita. Ha sido un fallo, un traspi¨¦¡±. La audiencia murmura cuando en la pantalla aparece el tiempo que se tarda en erradicar los antecedentes: entre seis meses y diez a?os, en funci¨®n de la gravedad de la pena y siempre que no se vuelva a cometer ning¨²n delito. ¡°Madre m¨ªa¡±, musita uno de los internos, y todos empiezan a hacer c¨¢lculos para descubrir cu¨¢ndo quedar¨¢n ¡°limpios¡±. Muchos desconoc¨ªan que los delitos cometidos, cuando la pena est¨¦ saldada, podr¨¢ eliminarse de su historial. La clave, insisten las responsables del taller, pasa por no volver a las andadas, que implica un retroceso e impide desprenderse de esos pecados pasados.
El paso de la sesi¨®n conlleva que los presos se vayan involucrando. As¨ª conocen que los antecedentes por delitos sexuales o de trata de seres humanos tardan m¨¢s en eliminarse y requieren de un certificado espec¨ªfico. ¡°L¨®gico¡±, apostilla un hombre de las ¨²ltimas filas, que asiente, convencido, cuando les informan de que el documento que avala que no se han cometido delitos sexuales se reclama incluso para trabajar de camarero en un hospital. Algunos asistentes se quejan de las dificultades para limpiar el expediente. ¡°Si no haces nada, no vuelves. No volv¨¢is a liarla¡±, aconsejan las representantes de Justicia, que insisten en que los tr¨¢mites son m¨¢s sencillos de lo que piensan y que pronto dir¨¢n adi¨®s a esa etapa.
Dos de los que ans¨ªan dejar atr¨¢s esas manchas en su historial acceden a contar su experiencia, bajo nombres ficticios. Omar, de Algeciras, agradece que los servicios sociales lo han ayudado para conseguir un empleo y un alojamiento desde los que reincorporarse a la sociedad, aunque sus circunstancias le impiden abundar en su trayectoria: en los trabajos que va encadenando no conocen su pasado penitenciario y no quiere ser identificado por ello. El proceso de superar esas vivencias ¡°cuesta¡± pero con el apoyo de los orientadores le ha sido m¨¢s sencillo acceder a su actual tercer grado o semilibertad, e incorporarse al mercado laboral. Carlos, de Valladolid, coincide sobre el valor de las ense?anzas en prisi¨®n y habla sin tapujos: ¡°Yo comet¨ª un error puntual en mi vida¡±. Ahora toca superarlo. De la c¨¢rcel pas¨® al centro de inserci¨®n social y la siguiente etapa implicar¨¢ tachar ese ¡°error¡±, algo que va consiguiendo mediante un empleo de carretillero gracias a las ense?anzas de t¨¦cnico de almac¨¦n impartidas en los cursos de la prisi¨®n. Sus compa?eros de trabajo s¨ª conocen este expediente y lo han acogido sin problemas. ¡°Quiero cancelar los antecedentes y cerrar por fin esa puerta¡±, afirma el vallisoletano, que valora las opciones que se le ofrecen para concluir esta fase de su vida: ¡°Es el ¨²ltimo paso y casi el m¨¢s importante¡±.
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