El ruido se apaga en el Congreso tras las elecciones andaluzas
Derecha e izquierda apremian a S¨¢nchez a tomar m¨¢s medidas frente al deterioro econ¨®mico
Pedro S¨¢nchez, m¨¢s humilde que de costumbre; Vox, sin sus portavoces m¨¢s agrestes; el PP, repitiendo como una letan¨ªa la palabra ¡°moderaci¨®n¡±. Las elecciones andaluzas surtieron este mi¨¦rcoles un efecto anest¨¦sico en el Congreso, que vivi¨® una sesi¨®n de control extra?amente sosegada: no dej¨® ni un exabrupto que rese?ar, y eso ¨Dque no deber¨ªa ser noticia¨D siempre es noticia en este Parlamento. El ¨²nico que pod¨ªa presumir ¨Dy mucho¨D del resultado electoral era el PP, pero, con ese nuevo traje de partido serio y tranquilo, los populares refrenaron cualquier exhibici¨®n. El resto, sin nada de lo que alardear, se taparon como pudieron. Y ausente ya la verbena eterna de Macarena Olona, fallida candidata de Vox en Andaluc¨ªa, los grupos se dedicaron a discutir civilizadamente de econom¨ªa.
Tras la pesada digesti¨®n andaluza, el presidente del Gobierno volvi¨® a encontrarse en el Congreso con una situaci¨®n familiar en las ¨²ltimas semanas. Todos, desde sus aliados parlamentarios a la oposici¨®n, lo apremiaron este mi¨¦rcoles a tomar medidas frente a la escalada de precios. Cada uno a su manera: la derecha exige bajar impuestos y la izquierda, sub¨ªrselos a las grandes compa?¨ªas. S¨¢nchez tra¨ªa un regalo de casa que content¨® m¨¢s a la parte diestra del hemiciclo, una rebaja del 10% al 5% del IVA de la luz, medida largamente reclamada por la derecha.
La econom¨ªa se erigi¨® en el tema de todos, del PP, de Vox, de ERC y de Ciudadanos. Aunque el tel¨®n de fondo era la resaca electoral, como evidenci¨® desde sus primeras palabras la portavoz del PP, Cuca Gamarra: ¡°Se?or S¨¢nchez, sigue sin reaccionar a la debacle en Andaluc¨ªa. Mientras usted suma derrotas, los espa?oles multiplican sus problemas¡±.
El presidente ten¨ªa lista una cita de Jos¨¦ Saramago que era una forma de admitir el rev¨¦s electoral y a la vez rebajar la euforia del PP: ¡°Las derrotas tienen algo positivo, que nunca son definitivas; y las victorias tienen algo negativo, que nunca son definitivas¡±. S¨¢nchez se mostr¨® mucho menos envalentonado que de costumbre, aunque su actitud conciliadora envolvi¨® alguna sutileza envenenada para el PP. Felicit¨® al presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, para enseguida resaltar el reconocimiento a la ¡°legitimidad¡± de su Gobierno. La bancada popular se dio inmediatamente por aludida, se sacudi¨® entre murmullos y S¨¢nchez se dej¨® de indirectas: ¡°Lo digo porque ustedes afirman que este Gobierno es ileg¨ªtimo¡±.
En la r¨¦plica, Gamarra fue m¨¢s all¨¢ en su interpretaci¨®n de los resultados del domingo: ¡°Los andaluces han sido los portavoces de una inmensa mayor¨ªa de los espa?oles¡±. El presidente esquiv¨® el toro y cerr¨® su intervenci¨®n con el anuncio de la bajada del IVA de la luz.
De inmediato lo esperaba Gabriel Rufi¨¢n, que compareci¨® con una lista de precios, de la gasolina, la luz, los melones o las sand¨ªas. ¡°Basta ya de parches, basta ya de cheques. Esto los puede arrastrar a ustedes y a nosotros¡±, avis¨® el portavoz de ERC, que acab¨® conminando al presidente: ¡°Hagan lo que prometieron¡±. Es decir, un impuesto a las grandes fortunas y a las el¨¦ctricas, pol¨ªticas que persigan ¡°una distribuci¨®n real de la riqueza¡±, explic¨® Rufi¨¢n. Otro toro que S¨¢nchez dej¨® pasar de largo.
A Vox le tocaba medirse con el segundo escalaf¨®n del Gobierno, as¨ª que su l¨ªder, Santiago Abascal, se ahorr¨® la visita al Congreso en estos d¨ªas de cierto des¨¢nimo en sus filas. Lo que se vio fue la versi¨®n m¨¢s comedida y t¨¦cnica de la extrema derecha, con el estilo conocido de su portavoz, Iv¨¢n Espinosa de los Monteros, secundado esta vez por Jos¨¦ Mar¨ªa Figaredo, uno de sus parlamentarios m¨¢s j¨®venes (33 a?os) y hasta ahora poco habitual en estas ocasiones. Ambos interpelaron a las dos ministras econ¨®micas, Nadia Calvi?o y Mar¨ªa Jes¨²s Montero. Les echaron en cara los datos m¨¢s negativos, pidieron con insistencia bajar impuestos y desterraron las proclamas triunfalistas que siempre han adornado sus discursos. Espinosa de los Monteros ni siquiera dijo esta vez aquello de que ¡°solo queda Vox¡±. Incluso cit¨® a Rufi¨¢n para avalar sus argumentos. Figaredo no se refiri¨® al portavoz de ERC, aunque coincidi¨® con ¨¦l en que el Gobierno deber¨ªa poner coto a los beneficios de las grandes el¨¦ctricas, una afirmaci¨®n que sorprendi¨® a la ministra de Hacienda.
Los socialistas se escabulleron lo que pudieron de la onda electoral andaluza hasta que les toc¨® debatir con Ciudadanos, de nuevo apaleado en las urnas. Ah¨ª no tuvieron compasi¨®n ni la vicepresidenta Calvi?o ni, sobre todo, la ministra de Educaci¨®n, Pilar Alegr¨ªa. ¡°No me esperaba de usted la falta de elegancia del presidente del Gobierno al apelar a los resultados electorales¡±, reproch¨® a Calvi?o el portavoz de los liberales, Edmundo Bal, quien, a su vez, irrit¨® a la vicepresidenta al decirle que ¡°ah¨ª en el banquito azul se vive muy bien¡±.
Aparte de la econom¨ªa, la otra gran punta de lanza de la estrategia opositora es hurgar en las diferencias dentro del Ejecutivo. El popular Jos¨¦ Antonio Berm¨²dez de Castro lo intent¨® ante la ministra de Defensa, Margarita Robles, a prop¨®sito de las cr¨ªticas de Unidas Podemos a la cumbre de la OTAN. El blanco parec¨ªa bien seleccionado porque, como es sabido, Robles y sus socios de gobierno no se profesan amor precisamente. Berm¨²dez de Castro pinch¨® en hueso y no logr¨® arrancar a la ministra ni el menor asomo de reproche.
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