Las heridas sin cerrar, protagonistas
S¨¢nchez lleva al Congreso medidas de protecci¨®n ante un oto?o imprevisible. La oposici¨®n cargar¨¢ por la econom¨ªa y la participaci¨®n de Bildu en la ley de memoria
La inflaci¨®n desbocada, con su impacto diario y constante en las necesidades b¨¢sicas de los ciudadanos, y la amenaza de recesi¨®n componen el contexto de Europa en el verano de 2022 y en el que se celebra el debate del estado de la naci¨®n en Espa?a. A los problemas econ¨®micos se suman los institucionales, la ausencia de di¨¢logo entre el Gobierno y el PP, y, adem¨¢s, las heridas, todav¨ªa abiertas, por el terrorismo de ETA y la Guerra Civil. Inopinadamente, esta mezcla de asuntos estar¨¢ en el primer debate del estado de la naci¨®n de Pedro S¨¢nchez. El debate de pol¨ªtica general no se celebraba desde 2015 por la sucesi¨®n de procesos electorales y sesiones de investidura.
Si este debate ¡ªfuera del reglamento del Congreso, pero entronizado por Felipe Gonz¨¢lez en 1983 para presentar el balance del Gobierno y escuchar a la oposici¨®n¡ª no tuviera su propia denominaci¨®n y estructura, podr¨ªa decirse que se ha celebrado muchas veces. En algo m¨¢s de dos a?os y medio, el l¨ªder socialista ha comparecido en el Congreso 16 veces con debates que, al final, se han convertido en remedos del de la naci¨®n. Ya fuera por la pandemia, o para dar cuentas de los consejos europeos, el examen general se ha producido con reiteraci¨®n. Siempre con Pablo Casado, como l¨ªder del PP; ahora su interpelante ser¨¢ la portavoz parlamentaria, Cuca Gamarra, escuchada desde el esca?o por el senador y presidente del PP, Alberto N¨²?ez Feij¨®o. La econom¨ªa ser¨¢ el frente por el que avanzar¨¢ Pedro S¨¢nchez. No hay nada que est¨¦ en mano del Gobierno para proteger a la sociedad de las impredecibles consecuencias de la guerra de Ucrania que deje de hacerse. Este es el esquema con el que trabaja el Ejecutivo, que lo nutrir¨¢ con medidas de nuevo cu?o pero como continuaci¨®n de las ya puestas en marcha. Primero, por la pandemia; despu¨¦s, por la invasi¨®n de Putin, con el mazazo a las econom¨ªas por el encarecimiento de las energ¨ªas. El apoyo de Europa, con los fondos de resiliencia, ser¨¢ fundamental y las cifras que el presidente manejar¨¢ en el debate sonar¨¢n astron¨®micas. Para el PP todos esos planes son err¨®neos, in¨²tiles, y mal gestionados. Los populares contraponen su propio proyecto que, seg¨²n ellos, el Gobierno no ha querido ni escuchar. Un reproche reiterado al presidente ser¨¢ que no dialoga con el resto de los grupos pol¨ªticos.
La econom¨ªa va por mal camino, el presidente no tiene respeto a las instituciones, pacta con quienes no creen en Espa?a y negocia con Bildu ¡°la revisi¨®n¡± de la Transici¨®n con la nueva ley de memoria democr¨¢tica, que ser¨¢ votada el jueves. A estas l¨ªneas maestras del discurso del PP, no muy alejado de Vox y de Ciudadanos, se a?ade el terrorismo de ETA, cuya extinci¨®n se produjo hace una d¨¦cada despu¨¦s de haber asesinado a 854 personas, herido a 2.600 y secuestrado a 90. El ¨²ltimo asesinato fue en 2010, pero hasta ocho a?os despu¨¦s no anunci¨® su disoluci¨®n, despu¨¦s de golpe tras golpe de las fuerzas de seguridad del Estado. El azar ha determinado la coincidencia de fechas entre el debate del estado de la naci¨®n, la pr¨®xima aprobaci¨®n de la ley de memoria democr¨¢tica y el homenaje de Estado del domingo al concejal del PP Miguel ?ngel Blanco, 25 a?os despu¨¦s de su asesinato. El Rey fue el protagonista querido y alabado, en tanto que Pedro S¨¢nchez pudo notar el vac¨ªo del PP, aunque las formas se cuidaron. ¡°Por el Rey¡±, reconoc¨ªan los populares su contenci¨®n en un acto emotivo y doloroso por el recuerdo de las 48 horas ag¨®nicas del secuestro y asesinato del joven concejal del PP Miguel ?ngel Blanco. Desde el fin de ETA, hace 10 a?os, todos los pronunciamientos de que la banda ha sido derrotada son puestos en cuesti¨®n por algunos sectores de la derecha, algo que ha se?alado reiteradamente el expresidente Mariano Rajoy.
S¨ª, el PSOE ha apoyado las enmiendas de Bildu para abrir una comisi¨®n de estudio y de expertos para reconocer posibles episodios de persecuci¨®n y violencia desde 1978 a 1983, dentro de la ley de memoria democr¨¢tica, pero esta norma es mucho m¨¢s una continuaci¨®n de la ley de Memoria Hist¨®rica de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero que exalta y engrandece la Transici¨®n espa?ola. Esa ley dej¨® inconclusa la recuperaci¨®n de los cuerpos de los asesinados y arrojados a cunetas durante la guerra. Ahora, las administraciones se implicar¨¢n material y jur¨ªdicamente en el trabajo de las asociaciones de memoria. Hubo sangre en la Transici¨®n, por grupos ultras o violencia policial durante manifestaciones y protestas que ahora ser¨¢ evaluada y consignada. Ese aspecto lo impuls¨® el PSOE, y tambi¨¦n Bildu, pero no es una novedad, sino que ha formado parte estas d¨¦cadas de las demandas de colectivos de izquierda cr¨ªticos con el alcance de las medidas de la Transici¨®n. Los estudios y publicaciones sobre la violencia en esa etapa son una realidad acad¨¦mica, pero no pol¨ªtica. Pedro S¨¢nchez ha dado este paso sin desconocer que es munici¨®n de alto calibre para la oposici¨®n. Su diana es certera a sabiendas de que lo que haga el Gobierno en compa?¨ªa de Bildu remueve y revuelve a muchos de sus votantes y militantes. El presidente quiere hablar de protecci¨®n y de cohesi¨®n social y territorial, pero tendr¨¢ que evocar pasajes de sufrimiento de la Historia contempor¨¢nea de Espa?a.
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