El traspaso a La Moncloa de un centenar de agentes del CNI provoca divisi¨®n en el Gobierno
El 98% de los miembros de la Oficina Nacional de Seguridad (ONS) no quiere dejar el servicio secreto
La decisi¨®n de traspasar del Ministerio de Defensa a La Moncloa la Autoridad Nacional para la Informaci¨®n Clasificada, prevista en la futura ley de secretos de Estado, ha provocado honda preocupaci¨®n en el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) y un nuevo motivo de divisi¨®n en el seno del Gobierno. Presidencia espera que el centenar de agentes que actualmente realizan esta tarea cambien de ministerio, pero Defensa advierte de que no se puede obligar a los miembros del CNI a dejar el centro en contra su voluntad. No es la primera vez que se traspasa de ministerio al servicio secreto, pero s¨ª que se desgaja una de sus partes, la Oficina Nacional de Seguridad (ONS), el departamento que presta apoyo a la Autoridad Nacional para la Protecci¨®n de la Informaci¨®n Clasificada, lo que resulta mucho m¨¢s delicado.
La titular de Defensa, Margarita Robles, no se ha quejado p¨²blicamente de la decisi¨®n de traspasar al Ministerio de la Presidencia esta potestad, con el argumento de que los secretos de Estado afectan a muchos departamentos y el que dirige F¨¦lix Bola?os es m¨¢s transversal que el suyo. Al contrario, Robles ha restado importancia al cambio alegando que se trata de una figura nueva, no prevista en la ley vigente, que data de 1968, por lo que Defensa no sufre merma alguna de sus competencias.
Sin embargo, la Ley Reguladora del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), de mayo de 2002, atribuye al servicio secreto, dependiente de Defensa, la funci¨®n de ¡°velar por el cumplimiento de la normativa relativa a la protecci¨®n de la informaci¨®n clasificada¡±, no solo la de su ministerio, sino la de todo el Gobierno. En junio de 1982, cuando Espa?a ingres¨® en la OTAN, ya se cre¨®, por exigencia de dicha organizaci¨®n, la Autoridad Nacional de Seguridad de la Informaci¨®n Clasificada y esa competencia ha sido tradicionalmente ejercida, por delegaci¨®n de los ministros de Asuntos Exteriores y Defensa, por el director del servicio secreto.
Las competencias de la Autoridad Nacional para la Protecci¨®n de la Informaci¨®n Clasificada no son solo de car¨¢cter te¨®rico: adem¨¢s de garantizar el cumplimiento de la normativa tanto nacional como internacional sobre protecci¨®n de esta informaci¨®n, asesorar t¨¦cnicamente al Gobierno en la materia, relacionarse con sus hom¨®logas internacionales y coordinar y dar soporte a las unidades correspondientes de los distintos ministerios, tiene a su cargo dos tareas especialmente arduas: llevar un registro de los documentos y asuntos clasificados y conceder las llamadas habilitaciones de seguridad.
Estas ¨²ltimas pueden ser personales, de empresa o establecimiento y habilitan para que un individuo acceda a informaci¨®n clasificada en las categor¨ªas de alto secreto, secreto y confidencial; para que una empresa participe en contratos p¨²blicos en los que sea preciso manejar informaci¨®n clasificada; y para que un espacio f¨ªsico pueda albergarla, cumpliendo exigentes garant¨ªas de seguridad como la delimitaci¨®n de zonas de acceso restringido.
La concesi¨®n de cada una de estas habilitaciones requiere una investigaci¨®n previa en la que el afectado autoriza a que el CNI indague en sus circunstancias personales y familiares, a la b¨²squeda de vulnerabilidades que pudieran suponer un riesgo de fuga de informaci¨®n. En alguna ocasi¨®n, el CNI ha negado esta habilitaci¨®n a un diplom¨¢tico, lo que le ha impedido ocupar el destino adjudicado y ha acabado en los tribunales. En el caso de empresas y establecimientos, se trata de garantizar que cumplen los requisitos de seguridad en el manejo de la informaci¨®n clasificada, de forma que solo el personal expresamente autorizado pueda tener acceso a la misma. De no ser as¨ª, se ven excluidas de los contratos.
Para acometer esta tarea, el CNI cuenta con un departamento espec¨ªfico, la Oficina Nacional de Seguridad (ONS), con un centenar de funcionarios, que depende directamente de la secretaria de Estado directora del centro de inteligencia. El trasvase a La Moncloa de la Autoridad Nacional de Protecci¨®n de la Informaci¨®n Clasificada deber¨ªa conllevar el traspaso de la ONS con todo su acervo t¨¦cnico y personal experto. Y eso es lo que espera el departamento que dirige F¨¦lix Bola?os.
Sin embargo, fuentes de Defensa advierten de que los agentes destinados en la ONS son, en su gran mayor¨ªa, personal estatutario de car¨¢cter permanente, con m¨¢s de cinco a?os de antig¨¹edad en el centro, al que no se le puede privar de esta condici¨®n salvo por causas legalmente tasadas, como la p¨¦rdida de idoneidad, sanci¨®n disciplinaria o condena judicial. Presidencia deber¨ªa realizar una oferta de plazas a la que los agentes secretos podr¨ªan presentarse voluntariamente, pero fuentes pr¨®ximas al centro admiten que ¡°el 98% de los integrantes de la Oficina Nacional de Seguridad no est¨¢n dispuestos a renunciar a su condici¨®n de miembros del CNI para irse a otro ministerio¡±. Y eso por varias razones. En primer lugar, porque ¡°quienes est¨¢n ahora en la oficina han ocupado otros destinos del CNI en el pasado y aspiran a hacerlo en el futuro como parte de su carrera profesional¡±; pero, sobre todo, porque ¡°sienten los colores¡±. Es decir, ¡°si uno ingresa en el servicio secreto es porque quiere a ser agente de inteligencia, no funcionario del Ministerio de Presidencia, con todos los respetos¡±.
La opci¨®n de que La Moncloa recree desde cero todo el aparato administrativo que conlleva la Autoridad Nacional de Protecci¨®n de la Informaci¨®n Clasificada prescindiendo de la actual Oficina Nacional de Seguridad no es realista, advierten las fuentes consultadas. Su puesta en marcha llevar¨ªa a?os y mientras tanto la concesi¨®n de habilitaciones de seguridad, que ya se conceden ¡°con cuentagotas¡±, se ralentizar¨ªa a¨²n m¨¢s. La consecuencia ser¨ªa la paralizaci¨®n de los contratos de los ministerios de Defensa o Interior que conllevan el manejo de informaci¨®n clasificada. Adem¨¢s, la ONS no funciona como un ente aislado dentro del CNI: para las investigaciones de seguridad de personas y empresas se apoya en el trabajo de las divisiones de inteligencia y contrainteligencia.
Bajo el mandato de Mariano Rajoy, el Centro Nacional de Inteligencia pas¨® del Ministerio de Defensa al de Presidencia; y con Pedro S¨¢nchez ha regresado al primero. Pero siempre lo ha hecho en bloque, el servicio secreto al completo, por lo que el cambio no ha tenido consecuencias para su funcionamiento interno. Adem¨¢s, el estatuto del personal del CNI prev¨¦ la posibilidad de que agentes en activo ocupen puestos en otros ministerios, pero siempre a t¨ªtulo individual. Cambiar la dependencia de un departamento completo del CNI, manteniendo el resto del servicio secreto en Defensa, no tiene precedentes.
El anteproyecto de ley no ofrece ninguna f¨®rmula para resolver este problema, ni tampoco prev¨¦ un periodo transitorio para salvar el previsible bache, pero el texto definitivo deber¨¢ hacerlo.
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