Feij¨®o y Catalu?a
La cuesti¨®n es si el PP es capaz de hacerse con los r¨¦ditos electorales que Catalu?a le proporciona en el resto de Espa?a
Uno de los aspectos m¨¢s interesantes de la entrevista que Alberto N¨²?ez Feij¨®o concedi¨® a este peri¨®dico el pasado domingo fue la relativa a Catalu?a. Tambi¨¦n fue la frase que mereci¨® el titular principal: ¡°Es muy dif¨ªcil gobernar Espa?a si el PP no sube en Catalu?a¡±. Lo que ya no qued¨® tan claro es cu¨¢l vaya a ser la estrategia de su partido para conseguirlo. En primer lugar, porque no se atisba la designaci¨®n all¨ª de un l¨ªder del partido con la capacidad para introducir una diferencia relevante respecto de los anteriores, todos fracasados. Alguien con el perfil de Josep Piqu¨¦, que seguramente sea el que Feij¨®o eche en falta. Y, en segundo t¨¦rmino, porque sea cual sea su plan para dicha regi¨®n, no parece que pueda consensuarlo con facilidad entre los suyos. El PP ha devenido en gran medida en un partido de notables territoriales; o sea, hipersensibles ante toda concesi¨®n a Catalu?a que pueda verse como un privilegio diferencial respecto de sus propias comunidades.
Derivado de lo anterior est¨¢ tambi¨¦n el propio achique de espacios electorales que sufren los partidos nacionales m¨¢s all¨¢ del Ebro. La competencia electoral aparece reducida as¨ª a una disputa entre los grupos no independentistas, con el agravante de que la capacidad de los populares para erosionar el voto a los m¨¢s inclinados hacia la izquierda, como En Com¨², es pr¨¢cticamente nula. En esto se diferencia del PSC, que s¨ª tiene la capacidad de sacarle tajada a las dos dimensiones del voto en la comunidad catalana, la ideol¨®gica, y la identitario-nacional. Su victoria en las ¨²ltimas elecciones catalanas as¨ª lo atestigua. Fue capaz de absorber una gran parte de los de Ciudadanos ¡ªla otra se fue a Vox¡ª a la vez que consigui¨® afirmarse entre los de la izquierda no independentista. O, por fijarnos solo en el eje de la dimensi¨®n identitaria, el desaf¨ªo del PP es atraer a los espa?olistas y, a la vez, a los m¨¢s predispuestos a negociar elementos diferenciales para Catalu?a dentro del Estado.
Para que se cumplan las expectativas de Feij¨®o, el PP deber¨ªa hacerse con casi todo el voto espa?olista ¨Dsalvo el de izquierdas¨D, y no perder comba en el frente de los m¨¢s predispuestos a soluciones negociadas. En la pr¨¢ctica significar¨ªa seguir la estrategia del PSC, tratar de mitigar la polarizaci¨®n identitaria. Esto es lo que sin duda le conviene en Catalu?a, pero ?va a renunciar a los r¨¦ditos electorales que aquella le proporciona en el resto de Espa?a, eso que tan bien le viene a Vox o a personajes como Isabel D¨ªaz Ayuso? Adem¨¢s, podemos dar por hecha la absorci¨®n del voto a Ciudadanos, pero ignoramos lo que ocurrir¨¢ con los de Vox en Catalu?a.
Creo que la expectativa de Feij¨®o para Catalu?a reside sobre todo en confiar en que el desgaste del Gobierno se traslade tambi¨¦n al PSC, y en afirmar su imagen de l¨ªder de la derecha con pedigr¨ª autonomista y pragm¨¢tico. Sin complicarse mucho m¨¢s el discurso para evitarse problemas en su propio partido o en la competencia con la derecha radical. La cuesti¨®n principal, sin embargo, no es sumar all¨ª algunos esca?os m¨¢s para redondear sus aspiraciones en las generales. Su objetivo deber¨ªa ser de mucha m¨¢s ambici¨®n. Sin conseguir una significativa representaci¨®n en Catalu?a o Euskadi fracasar¨ªa en su intento por convertirse en un partido vertebrador del pa¨ªs como un todo. Y para ello necesita, por un lado, dar el salto hacia una visi¨®n de Espa?a como algo distinto de una sumatoria de reinos de taifas auton¨®micos, y, por otro, afrontar en profundidad los desaf¨ªos de su heterogeneidad pol¨ªtica y cultural. Va de suyo que quienquiera que lo intente desde la derecha tendr¨¢ dificultades. Pero el liderazgo no consiste en ponerse a la cabeza de la manifestaci¨®n, sino en guiarla en la direcci¨®n adecuada.
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