Las r¨¦plicas del terremoto Olona agrietan a Vox
Con la sustituci¨®n de Javier Ortega Smith por Ignacio Garriga como secretario general gana peso el sector ultracat¨®lico del partido de Abascal
Macarena Olona no es vengativa. Al menos, no quiere parecerlo. Cuando el jueves se conoci¨® el cese de Javier Ortega Smith como secretario general de Vox, la excandidata del partido ultra a la Junta de Andaluc¨ªa escribi¨®: ¡°Hoy solo deber¨ªamos tener palabras de agradecimiento. Gracias por tu servicio Ortega Smith. Espa?a lo primero¡±. Sin embargo, fue ella misma quien hace dos semanas cav¨® la tumba pol¨ªtica de su excompa?ero de filas cuando denunci¨®, en una entrevista con Abc, la falta de democracia interna en Vox y mencion¨® expresamente a Ortega al acusar a su direcci¨®n de ¡°excluyente¡±. Esa entrevista dinamit¨® los puentes entre Olona y su antiguo partido y la convirti¨® en la mayor amenaza para el equipo de Abascal.
No era la primera vez que exmiembros de Vox acusaban al secretario general de soberbia y autoritarismo, de dirigir el partido como si fuera un cuartel. Antes que ella, otros hab¨ªan denunciado que los llamados hombres de negro (comisarios pol¨ªticos a sueldo del aparato) intentaban acallar cualquier cr¨ªtica con presiones y chantajes, y desprestigiaban a los disidentes con campa?as de bulos en las redes sociales. Pero ninguno ten¨ªa la proyecci¨®n p¨²blica de Olona ni su carisma entre las bases del partido. Tras el fiasco electoral en Andaluc¨ªa, la imagen de divisi¨®n interna aceleraba la ca¨ªda de Vox que ya registraban todas las encuestas.
Abascal ha querido frenar la sangr¨ªa con un volantazo: ha sustituido por sorpresa a Ortega como secretario general y ha puesto en su lugar al l¨ªder de la formaci¨®n en Catalu?a, Ignacio Garriga, que el viernes se estren¨® con una rueda de prensa.
El estilo de Garriga es m¨¢s dialogante y respetuoso que el de su predecesor y se espera de ¨¦l que tenga m¨¢s mano izquierda para manejar una organizaci¨®n que deja ver ya las primeras grietas cuando a¨²n no ha terminado de consolidarse. Algunas cosas, sin embargo, no cambian: Vox ha vetado el acceso de EL PA?S a la comparecencia de Garriga con el argumento de que ¡°no colabora¡± con este diario.
A preguntas de los periodistas a los que se ha permitido el acceso, Garriga ha asegurado que ¡°seguir¨¢ viviendo en Catalu?a¡± y ejerciendo como portavoz en el Parlament, lo que ha dejado en evidencia el motivo esgrimido por Ortega para dejar el cargo: la supuesta incompatibilidad entre ser secretario general y candidato al Ayuntamiento de Madrid, aunque ambas ocupaciones est¨¦n en la misma ciudad y no a 600 kil¨®metros una de otra, como en el caso de su sucesor.
Ortega y Garriga no se diferencian solo por su talante. El primero representa al sector falangista de Vox; perteneci¨® en su juventud al partido fascista espa?ol y nunca ha ocultado su admiraci¨®n por Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera, su fundador. En cambio Garriga, en la ¨®rbita del Opus Dei, es ultraconservador y fundamentalista cat¨®lico. En agosto de 2019, criticaba a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, por permitir el topless en las piscinas municipales. ¡°Defender la libertad es respetar a quien quiere ir a una piscina y no ver topless¡±, alegaba. En octubre de 2020, se retiraba a rezar al santuario del Cerro de los ?ngeles (Getafe), profanado por milicianos durante la Guerra Civil, para preparar el discurso de presentaci¨®n en la moci¨®n de censura contra Pedro S¨¢nchez. Con Garriga como n¨²mero dos. Vox es un poco menos neofalangista y m¨¢s nacionalcat¨®lico. Hasta ahora, el m¨¢ximo exponente de esta corriente era Jorge Buxad¨¦ como vicepresidente pol¨ªtico del partido, aunque no se sabe si lo sigue siendo.
El relevo de Ortega ha sido tan precipitado que, inicialmente, la web de Vox recog¨ªa su nombramiento como vicepresidente econ¨®mico, en sustituci¨®n de V¨ªctor Gonz¨¢lez, junto a los vicepresidentes Pol¨ªtico (Buxad¨¦) y Social (Reyes Romero). Sin embargo, ante la evidencia de que Ortega carece de conocimientos contables, Vox ha dejado a los tres vicepresidentes sin ¨¢rea de responsabilidad, por lo que se ignora a qu¨¦ se dedican.
Tampoco se sabe si el nuevo secretario general mantendr¨¢ al equipo de vicesecretarios de su antecesor. Garriga ha eludido pronunciarse, alegando que ni siquiera los conoce a todos. No tendr¨¢ mucho tiempo, pues el partido est¨¢ inmerso en la elaboraci¨®n de las listas electorales para el a?o pr¨®ximo y encuentra serios problemas para reclutar a los 35.000 candidatos que quiere presentar a las municipales.
Garriga ha despachado como ¡°intrigas palaciegas¡±, fruto de ¡°campa?as orquestadas para debilitar¡± a Vox, las informaciones sobre supuestas disensiones en la c¨²pula de la formaci¨®n, pero en su estreno p¨²blico no ha estado Ortega Smith y s¨ª la presidenta de Vox en la Asamblea de Madrid, Roc¨ªo Monasterio, y el portavoz de la formaci¨®n en el Congreso de los Diputados, Iv¨¢n Espinosa de los Monteros, a quienes se atribuye una vieja rivalidad con el anterior secretario general.
Hace meses que Vox dise?¨® su fiesta Viva 22, que se celebrar¨¢ este fin de semana en el espacio Mad Cool (un recinto de 62.000 metros cuadrados en el distrito madrile?o de Villaverde) como rampa de lanzamiento para el nuevo curso pol¨ªtico. La organizaci¨®n mantiene la inc¨®gnita sobre la presencia, siquiera sea telem¨¢tica, de la reciente ganadora de las elecciones italianas, Giorgia Meloni, y asegura que ya se han inscrito casi 30.000 asistentes. Si no es un ¨¦xito pol¨ªtico, deber¨ªa serlo, al menos, econ¨®mico: Vox ha alquilado stands a empresas y aut¨®nomos por entre 500 y 2.000 euros, seg¨²n el tama?o.
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