La reforma del C¨®digo Penal sale adelante en el Congreso en medio de un gran esc¨¢ndalo
Izquierda y derecha se acusan mutuamente de orquestar un ¡°golpe¡± tras una ins¨®lita jornada parlamentaria pendiente del Tribunal Constitucional
Varios diputados se?alaron al techo, hacia los agujeros de bala que dejaron los guardias civiles que un 23 de febrero de 1981 irrumpieron en el hemiciclo del Congreso. El nombre del cabecilla de aquel golpe, el teniente coronel Antonio Tejero, reson¨® varias veces en la C¨¢mara. Las menciones no fueron solo al 23-F, tambi¨¦n a la asonada franquista que desencaden¨® la Guerra Civil en 1936. Las palabras ¡°golpe¡± y ¡°golpista¡± iban y ven¨ªan, rebotaban y sal¨ªan de nuevo propulsadas de la derecha a la izquierda y de la izquierda a la derecha. Al finalizar, en medio de un griter¨ªo ensordecedor, una imagen resumi¨® el desenlace de otro pleno que pasar¨¢ a la historia reciente de las grandes broncas parlamentarias: el diputado del PP Mario Garc¨¦s hac¨ªa aspavientos con el brazo hacia la bancada socialista para simular c¨®mo se refugiaron bajo sus esca?os los entonces parlamentarios del PSOE cuando Tejero entr¨® a tiros en el Parlamento un d¨ªa de hace 41 a?os.
Ese fue el ambiente ¡ªel de un esc¨¢ndalo de proporciones monumentales, incluso para los niveles a los que ya se ha acostumbrado la C¨¢mara¡ª con que el Congreso consum¨® este jueves la aprobaci¨®n de la controvertida reforma del C¨®digo Penal. Tras un procedimiento de una rapidez inaudita y una variopinta acumulaci¨®n tem¨¢tica que levant¨® las iras de la derecha, adem¨¢s de un amago de intervenci¨®n del Tribunal Constitucional (TC), el Gobierno y la mayor¨ªa que lo sostiene sacaron adelante la votaci¨®n en medio de la algarab¨ªa y de un torrente may¨²sculo de recriminaciones. La propuesta cosech¨® 184 votos a favor, 64 en contra y una abstenci¨®n. PP y Ciudadanos boicotearon la votaci¨®n. Vox, en cambio, particip¨® con su no, aunque antes se hab¨ªa ausentado del pleno por ¡°decencia¡±.
En virtud de la modificaci¨®n legal, que todav¨ªa tiene que pasar por el Senado, se suprime el delito de sedici¨®n y se sustituye por otros de des¨®rdenes p¨²blicos agravados; se rebaja a cuatro a?os la pena por los delitos de malversaci¨®n que no comporten lucro personal y se retoca el sistema de elecci¨®n de magistrados del Tribunal Constitucional para esquivar el bloqueo al que estaba sometido por los vocales conservadores del Poder Judicial. Las dos primeras de estas medidas beneficiar¨¢n a dirigentes independentistas catalanes todav¨ªa con procesos judiciales pendientes por la revuelta institucional de 2017. Para el Gobierno y sus aliados ser¨¢ una forma de contribuir a ¡°restaurar la convivencia en Catalu?a¡±. Para la derecha se ha perpetrado una reescritura del C¨®digo Penal ¡°a la medida de los delincuentes¡±.
El Congreso vivi¨® este jueves una jornada sin precedentes en la historia del parlamentarismo espa?ol desde 1978. Desde primera hora se cern¨ªa sobre la C¨¢mara una amenaza ins¨®lita: la posibilidad de que el Tribunal Constitucional suspendiese por primera vez el tr¨¢mite y la votaci¨®n de una ley en la sede de la soberan¨ªa popular. El PP hab¨ªa solicitado al TC una medida ¡°cautelar¨ªsima¡± alegando que el procedimiento expr¨¦s de la reforma hab¨ªa privado de sus derechos a los diputados. Los populares esgrim¨ªan que uno de los aspectos incluidos en el caj¨®n de sastre de la propuesta, el cambio en las mayor¨ªas requeridas en el Poder Judicial para nombrar magistrados del TC, se hab¨ªa introducido como una enmienda que planteaba una cuesti¨®n ajena al contenido inicial de la iniciativa, la modificaci¨®n del C¨®digo Penal. Durante el veloc¨ªsimo tr¨¢mite de la ley antes de llegar a pleno ¡ªapenas dos sesiones de la Comisi¨®n de Justicia¡ª los servicios jur¨ªdicos de la C¨¢mara ya hab¨ªan advertido de la posible ilegalidad de esta circunstancia.
¡°Golpismo judicial¡±
En una actuaci¨®n in¨¦dita, la presidencia conservadora del TC hab¨ªa convocado de urgencia un pleno para la ma?ana de este jueves con el fin de estudiar la posible suspensi¨®n de un tr¨¢mite legislativo en el Congreso por primera vez desde que se aprob¨® la Constituci¨®n. El debate se iba a abordar en una sesi¨®n extraordinaria de la C¨¢mara prevista para primera hora de la tarde. Antes, se celebraba un pleno ordinario que comenz¨® a las 9, con toda la atenci¨®n de los diputados volcada en lo que pod¨ªa acordar el TC. En los pasillos y en el hemiciclo se propagaba ya un ¡°aroma a 23-F¡±, expresi¨®n que lanz¨® desde la tribuna el diputado de Comprom¨ªs Joan Baldov¨ª. PSOE, Unidas Podemos y aliados suyos como ??igo Errej¨®n, de M¨¢s Pa¨ªs, o Ferran Bel, del PDeCAT, clamaban contra la ¡°grav¨ªsima¡± injerencia del TC en el ¨®rgano de representaci¨®n de la soberan¨ªa popular. Los m¨¢s comedidos hablaban de maniobra antidemocr¨¢tica. Los m¨¢s indignados, de una suerte de ¡°golpismo judicial¡±.
Cuando el pleno ordinario ya estaba a punto de acabar, sobre las 14,30, lleg¨® la noticia: el TC no decidir¨ªa nada hasta el lunes. Se hab¨ªa despejado el camino para el Gobierno y sus aliados. Y quedaba servida una estruendosa trifulca. Al iniciarse el pleno, cerca de las 15.30, fueron tomando la palabra los portavoces de la derecha: Iv¨¢n Espinosa de los Monteros, de Vox; In¨¦s Arrimadas, de Ciudadanos, y finalmente Cuca Gamarra, del PP. Los tres exig¨ªan que se suspendiese la sesi¨®n a la espera de lo que decida el TC. La presidenta, Meritxell Batet, aleg¨® que el tribunal no hab¨ªa comunicado nada oficialmente a la Mesa y que, por tanto, el tr¨¢mite segu¨ªa delante. Los diputados de Vox se levantaron y se fueron.
El tono qued¨® marcado en la intervenci¨®n inicial de Arrimadas. La l¨ªder de Ciudadanos equipar¨® lo que estaba sucediendo all¨ª a la declaraci¨®n de independencia en el Parlament de Catalu?a. Puso a Batet al mismo nivel de la expresidenta de la C¨¢mara catalana Carme Forcadell, condenada a prisi¨®n por su papel en aquellos d¨ªas, y fue sembrando augurios que culminaron en la afirmaci¨®n de que ¡°el Gobierno va a declarar de facto la independencia de Catalu?a¡±.
Luego habl¨® Gamarra, entre un estr¨¦pito de voces y constantes interrupciones. Sus diputados la jaleaban y se pon¨ªan en pie para ovacionarla, sobre todo cuando denunci¨® la ausencia de Pedro S¨¢nchez, en Bruselas para asistir a una cumbre europea. Los socialistas y los de ERC vociferaban contra algunas de sus acusaciones. ¡°Se han cre¨ªdo que la democracia son ustedes¡±, embisti¨® la portavoz popular. ¡°Est¨¢n legislando para unos pol¨ªticos que se creen por encima de la ley¡±. A continuaci¨®n ley¨® uno a uno los nombres de los condenados por el proc¨¦s.
Los dedos hacia el techo, se?alando las secuelas de los tiros de Tejero y sus secuaces, salieron a relucir en las intervenciones de Jon I?arritu (EH Bildu), de Jaume Asens (UP), Gabriel Rufi¨¢n (ERC) o Josep Pag¨¨s (Junts). Aunque Vox segu¨ªa ausente, su diputado Javier Ortega Smith s¨ª compareci¨® para denunciar otro ¡°golpe institucional¡±, en este caso de S¨¢nchez, y proclamar la ¡°defunci¨®n del Estado de derecho, la democracia y la Constituci¨®n¡±.
En una atm¨®sfera cada vez m¨¢s cargada, subi¨® a la tribuna el socialista Felipe Sicilia. Los populares se sorprendieron de que no fuera el portavoz del grupo del PSOE, Patxi L¨®pez, y prorrumpieron en aclamaciones sarc¨¢sticas: ¡°?Patxi, Patxi!¡±. Sicilia, por si las cosas no estuviesen ya suficientemente alteradas, se arranc¨® de esta guisa: ¡°Hace 41 a?os la derecha quiso impedir un pleno y la democracia. Lo hizo con tricornios¡¡± Antes de que acabase, prendi¨® un nuevo alboroto en la bancada del PP. Tras una larga pausa, Sicilia retom¨® la palabra: ¡°Debe de ser que Tejero era de izquierdas¡¡±. Y remach¨®: ¡°Hoy lo han querido hacer con togas¡±. De ah¨ª hasta el final ya todo fue un tumulto de protestas, desaires y aspavientos, con todo el mundo empe?ado en que el fantasma del ¡°se sienten, co?o¡± desfilase por el palacio de la Carrera de San Jer¨®nimo, 41 a?os despu¨¦s.
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