Espa?a registra 10 agresiones al d¨ªa con navajas y cuchillos
Catalu?a y Pa¨ªs Vasco esgrimen el incremento de incidentes con armas blancas para reforzar el control policial, pero las estad¨ªsticas apuntan que los casos m¨¢s graves son pocos y no suben
En los ¨²ltimos d¨ªas, los Gobiernos catal¨¢n y vasco han anunciado la puesta en marcha de medidas policiales para reducir el n¨²mero de incidentes callejeros en los que las navajas, machetes y otras armas blancas tienen un papel protagonista. Ambos ejecutivos auton¨®micos han esgrimido estad¨ªsticas de sus territorios que reflejan un supuesto incremento en este tipo de sucesos ¨Dque en alg¨²n caso han tildado de ¡°preocupante¡±¨D para justificar un aumento de los controles en zonas cercanas a lugares de ocio, escenario de algunos de los episodios m¨¢s graves registrados recientemente, y el aumento del importe de las multas por la tenencia y exhibici¨®n de este tipo de armas.
La iniciativa no es nueva. Antes ya lo hab¨ªan hecho el Ayuntamiento de Barcelona, que ha repartido entre los agentes de la Guardia Urbana que salen a patrullar palas detectoras de metal, y el Ministerio del Interior, que el a?o pasado, tras la muerte en un mismo fin de semana de dos j¨®venes a machetazos en Madrid en reyertas de bandas juveniles, reforz¨® los dispositivos de actuaci¨®n contra estos grupos, y dio instrucciones para extremar el control sobre la presencia de armas blancas en la calle. Los dos primeros meses de esta medida se saldaron con 549 detenciones y la intervenci¨®n de 3.194 armas blancas, 12 de fuego y 537 objetos peligrosos, seg¨²n anunci¨® recientemente el departamento de Fernando Grande-Marlaska.
?Respaldan las estad¨ªsticas de criminalidad este aluvi¨®n de medidas? Seg¨²n una reciente respuesta parlamentaria del Gobierno al diputado de EH Bildu Jon I?arritu, a la que ha tenido acceso EL PA?S, durante los primeros 11 meses de 2022, ¨²ltimo periodo en el que existen estad¨ªsticas de criminalidad, se registraron 3.272 agresiones en los que se usaron cuchillos, navajas o machetes. Es decir, una media de 10 cada d¨ªa. Del an¨¢lisis de la respuesta del Gobierno, que desglosa los datos por provincias de los ¨²ltimos 10 a?os de Polic¨ªa Nacional, Guardia Civil y polic¨ªas locales, pero no de los cuerpos auton¨®micos, se concluye que esta cifra, pese a no recoger el a?o completo, representa un incremento del 4,6%, respecto a los 12 meses anteriores (cuando se registraron 3.214) y del 16,7% (2.883) en comparaci¨®n a 2020, el de la pandemia. El aumento llega al 51% si se retrocede a 2015, cuando se contabilizaron 2.227, el n¨²mero m¨¢s bajo del ¨²ltimo decenio.
En total, en estos 10 a?os, las Fuerzas de Seguridad han requisado 262.892 de estas armas (27.859 en los primeros 11 meses de 2022) e impuesto en aplicaci¨®n de la ley de seguridad Ciudadana, la conocida como ley mordaza que entr¨® en vigor en 2015, m¨¢s de 126.000 sanciones por portar, exhibir o usar armas prohibidas, que adem¨¢s de armas blancas incluye otros objetos peligrosos. De hecho, la legislaci¨®n espa?ola es restrictiva y, por ejemplo, proh¨ªbe la tenencia de bastones-estoque, pu?ales, navajas autom¨¢ticas y las que sin serlo tengan una hoja que exceda los 11 cent¨ªmetros, as¨ª como el uso por particulares de cuchillos, machetes y armas blancas que forman parte de la equipaci¨®n de unidades militares, salvo con fines ornamentales y de coleccionismo.
Estas cifras, que aparentemente respaldan las nuevas medidas para reducir la presencia de armas blancas en la calle, tienen una segunda lectura, seg¨²n explica Antonia Linde, directora del Grado de Criminolog¨ªa en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y una de las mayores expertas internacionales en tendencias de la criminalidad. Una de ellas es el que se hace del n¨²mero de homicidios y asesinatos consumados por arma blanca, es decir, los m¨¢s graves. En el periodo que abarca la estad¨ªstica facilitada por el Gobierno, este par¨¢metro muestra continuas fluctuaciones a lo largo de la serie que van desde los 80 cr¨ªmenes que hubo en 2018, la m¨¢s baja; a los 107 de 2020, la m¨¢s elevada. De enero a noviembre de 2022, el n¨²mero se ha situado en 93, ocho por encima del a?o anterior, pero cinco por debajo de los registrados en 2016.
Algo similar ocurre con las intervenciones policiales de armas blancas. En 2013 y 2014 se intervinieron 29.640 y 29.454 armas, respectivamente, cifras que no se han vuelto a alcanzar en el resto de la serie hist¨®rica. De hecho, la cifra ha sufrido fluctuaciones que alcanzaron su punto m¨¢s bajo en 2020 ¨Del a?o del confinamiento¨D, con menos de 22.000 navajas y cuchillos incautados. Desde entonces ha sufrido un repunte, con cerca de 26.000 intervenidos al a?o siguiente y los 27.859 de los 11 meses de 2022, pero a¨²n lejos de las cifras de hace una d¨¦cada. ¡°Esta variaci¨®n en el n¨²mero de armas intervenidas tiene que ver m¨¢s con la eficacia y el esfuerzo policial que con la presencia de un mayor n¨²mero de ellas en las calle¡±, se?ala Linde.
Esta experta incide en que, ¡°para poder hablar de una tendencia al alza o la baja, esta se tiene que mantener cinco o seis a?os, y en este caso no se da. El aumento en un a?o determinado del n¨²mero de homicidios puede ser fruto de un suceso puntual, una reyerta, sobre todo cuando las cifras absolutas son relativamente bajas, como ocurre en Espa?a¡±, recalca Linde, que tambi¨¦n integra el European Sourcebook of Crime and Criminal Justice Statistics, organismo especializado en el an¨¢lisis de datos de delincuencia. La experta insiste en que ¡°Espa?a, con 47 millones de ciudadanos, es un pa¨ªs tranquilo en t¨¦rminos de criminalidad¡±.
No obstante, la Fiscal¨ªa General del Estado mostraba en su ¨²ltima memoria anual su preocupaci¨®n por ¡°la tendencia creciente¡± a que en los delitos contra la vida e integridad f¨ªsica se utilizar¨¢n ¡°medios lesivos muy peligrosos, en especial, armas blancas¡±. Y pon¨ªa el foco en dos puntos, los cr¨ªmenes machistas y la delincuencia protagonizada por ¡°colectivos entre los que el porte y uso de armas blancas lo tienen normalizado¡± y, en concreto, en las bandas juveniles, los grupos que, precisamente, provocaron que Interior reforzase las medidas de control el a?o pasado. Eduardo Esteban, fiscal de Sala de Menores, asegura que en el d¨ªa a d¨ªa los fiscales s¨ª han observado ¡°un notable aumento de los delitos contra la vida en estos grupos¡± y considera que el uso mayoritario de armas blancas se explica porque, ¡°obviamente, son m¨¢s accesibles que las armas de fuego¡±. Para Esteban, las medidas adoptadas por las diferentes administraciones para perseguir la tenencia y uso de navajas y machetes, como las anunciadas ahora por los gobiernos vasco y catal¨¢n, son ¨²tiles, pero no suficientes: ¡°Hay que apostar tambi¨¦n por la v¨ªa de la educaci¨®n y el trabajo social para reconducir a estos chicos¡±.
En el ¨¢mbito de la violencia de g¨¦nero, el ¨²ltimo informe del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) a partir de las sentencias que dictaron los tribunales en 2019, ¨²ltimo a?o analizado, destaca que en el 52,2% de los cr¨ªmenes machistas juzgados aquel a?o el mecanismo utilizado para perpetrarlo fue un arma blanca. A mucha distancia quedaron los traumatismos y la estrangulaci¨®n (ambos con un 17,4% cada uno). Miguel Lorente, profesor de la Universidad de Granada e integrante del grupo de expertos en violencia de g¨¦nero que ha elaborado el estudio, explica que las razones de la prevalencia de las armas blancas en estas agresiones es l¨®gica: ¡°Es un arma sencilla y accesible, que est¨¢ en todas las casas en el caj¨®n de la cocina¡±.
Para este experto, el empleo mayoritario de armas blancas en los cr¨ªmenes machistas reflejan ¡°la ira y violencia del agresor, ya que su uso exigen una proximidad y un contacto estrecho y mantenido con la v¨ªctima¡±. A ellos se suma el n¨²mero de pu?aladas que se asestan. En las sentencias de 2019 la media fue de 36,1, seg¨²n el informe del CGPJ. Lorente a?ade que el uso de armas blancas va m¨¢s all¨¢ de los asesinatos y agresiones en la violencia machista y juega tambi¨¦n un importante papel en los episodios de amenazas: ¡°Son un instrumento habitual con el que el agresor intimida a la v¨ªctima porque ambos saben que puede matar¡±.
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