Radiograf¨ªa de una banda latina: ¡°Si tienen huevos para hacer un atraco, tienen para dar pu?aladas¡±
Las conversaciones que la Guardia Civil extrajo del m¨®vil de un jefe encarcelado de los Dominican Don¡¯t Play reflejan c¨®mo manipulan a los menores para que asciendan en la escala jer¨¢rquica, vendan droga y superen ¡°las pruebas de sangre¡±. A los machetes se han sumado ahora las armas de fuego
Un joven recibe varias pu?aladas mientras espera en una parada de autob¨²s de Sese?a (Toledo), a 44 kil¨®metros de Madrid. Le ataca un grupo de adolescentes y j¨®venes que grita ¡°?baja patria!¡±. No hay duda de lo que est¨¢ pasando: ese grito es una se?a de identidad de bandas juveniles como los Trinitarios y los Dominican Don¡¯t Play (DDP). Y, en ese violento microcosmos de pandilleros, perteneces a una o a la otra. Eres amigo y mereces lealtad, o enemigo y has de morir. El asalto sucede el 20 de abril de 2021. El joven resulta malherido, pero sobrevive.
Las investigaciones de la Guardia Civil conducen a un hombre de 25 a?os que se llama Ayrton C. A., alias Tol¨ªn, l¨ªder del coro (grupo) de los DDP que ha ejecutado la agresi¨®n. Acaba detenido e ingresa en prisi¨®n provisional. Este ataque no se diferencia de otros, salvo en un detalle: ha sido ejecutado en la provincia de Toledo, lo que hace sospechar que podr¨ªan estar surgiendo bandas fuera de Madrid, su territorio habitual. Tol¨ªn recibe un m¨®vil en su celda de la c¨¢rcel de Oca?a, que guarda celosamente y que acabar¨¢ aportando mucha informaci¨®n sobre las din¨¢micas internas de una organizaci¨®n as¨ª. Es su m¨¢s preciada posesi¨®n dentro de la prisi¨®n, junto a siete fotograf¨ªas impresas en las que aparece con sus compa?eros de banda, un mazo de cartas, un rosario, recortes de prensa que informan sobre su detenci¨®n y dos papelitos en los que tiene anotados varios tel¨¦fonos, para no guardarlos en la agenda del m¨®vil.
Tol¨ªn habla a trav¨¦s de WhatsApp y por tel¨¦fono con sus lugartenientes y sus soldados ¡ªunas conversaciones que forman parte de la investigaci¨®n policial y a las que ha tenido acceso EL PA?S¡ª y ello permite a los agentes entender el funcionamiento del grupo, que no se diferencia de tantos otros. Obediencia y sumisi¨®n a los l¨ªderes, uso de los menores para vender droga, pago de contribuciones y misiones para atacar a los rivales, ahora ya con armas de fuego en algunos casos. La Polic¨ªa y la Guardia Civil tienen identificados a 800 miembros de bandas juveniles en la Comunidad de Madrid; el 40%, menores, seg¨²n datos de la Delegaci¨®n del Gobierno de este a?o.
El l¨ªder de la banda no pierde su autoridad por el hecho de estar encarcelado. Sus lugartenientes son H¨¦ctor (29 a?os, dominicano) y Alejandro (23, colombiano), apodados Leyenda y Lomina, que dirigen la banda en el exterior, siguiendo las ¨®rdenes de Tol¨ªn desde prisi¨®n. As¨ª lo expresa el jefe, aludiendo a un compa?ero de Alcobendas detenido: ¡°En la c¨¢rcel seguir¨¢ corriendo ese cabr¨®n. Es como yo. A ¨¦l le suda la polla, la naci¨®n es la naci¨®n¡±. Correr significa seguir activo.
Las bandas juveniles ejercen una fascinaci¨®n entre algunos adolescentes, no necesariamente latinoamericanos, que tienen en com¨²n vivir en un entorno familiar vulnerable, el fracaso escolar y el consumo de estupefacientes, seg¨²n los investigadores. Ese es su mercado. Los aspirantes son menores de edad, pero no todos son aptos. ¡°M¨¢s de 30 ni?os quieren ser DDP¡±, le dice Tol¨ªn a un miembro del grupo. ¡°De esos 30 solo cuatro valen. Alguno se podr¨¢ desarrollar, pero los que no, que nos capeen y nos muevan la melma (la droga). A lo mejor m¨¢s de uno se espabila, pero van a tener que hacer cosas, porque aqu¨ª nadie entra gratis¡±.
Los que quieren formar parte de la banda deben demostrarlo con contribuciones, lealtad y acciones. Tienen que pagar regularmente una cuota ¡ªen este caso es de 10 euros a la semana¡ª y, si tienen que robar, roban. En una conversaci¨®n, Tol¨ªn le pregunta a Lomina, su segundo, si los menores est¨¢n aportando las cuotas. ¡°Si no, los revientas¡±, le ordena. Para Tol¨ªn, cumplir con las reglas es esencial, como se desprende de sus palabras sobre uno de los menores: ¡°Si el chaval no aprende, no aporta nada y est¨¢ palomeando en todo¡ Aqu¨ª si quieren que les respetemos como hermanos, tienen que respetar como hermanos. El que no, se le trata como uno m¨¢s de la calle¡±.
Tres de los menores que acumulan varios retrasos en la cuota han decidido atracar un establecimiento de apuestas para subsanar la deuda. Tol¨ªn lo comenta con su segundo con orgullo. Y propone que el atraco sea motivo para ascender en el escalaf¨®n de la banda; que no sea necesaria ¡°la prueba de sangre¡±, es decir, herir o matar a alguien.
Tol¨ªn
Lomina
Tol¨ªn
Pero a veces s¨ª es necesario que ¡°pinchen¡± (apu?alen) para demostrar que son dignos de ascender de categor¨ªa. ¡°?El A. ya ha derramado? Como le mand¨¦is una misi¨®n para despu¨¦s de enero ya es soldado¡±, escribe Tol¨ªn. ¡°Que esos ni?os se activen, que si nosotros nos hemos arriesgado siendo mayores de edad, esos chavales tienen que hacer algo en honor a m¨ª. Se tienen que ir a Almendrales o al Alto (del Arenal), pero que hagan algo¡±.
Los menores tienen que pedir permiso para todo, casi como si el l¨ªder de la banda pasara a ser su due?o. Si contravienen sus ¨®rdenes pueden ser castigados con una paliza. Los agentes interceptaron una conversaci¨®n de uno de estos soldados, Rams¨¦s, con su novia, en la que esta le reprende por el sometimiento ciego que tiene a los l¨ªderes de la banda, quienes han ordenado que le den una paliza en el d¨ªa de su 18? cumplea?os.
Novia de Rams¨¦s
La devoci¨®n a los jefes es lo que hace que los soldados cumplan con las ¨®rdenes y ataquen a los enemigos. Los movilizan en un sitio u otro dependiendo de las necesidades. ¡°Yo te digo, hermano, que si Leyen [Leyenda, uno de los dos lugartenientes de Tol¨ªn] me dice tienes que bajar a Madrid a reportarte [presentarte], o lo que sea, lo hago, a mochar un toto [a apu?alar a alguien] voy de una, yo estoy con Leyenda a muerte y ya, lo que me mande¡±, se lee en una de las conversaciones. Pero muchas veces no existe motivo para el estallido de una reyerta. Monchi, un adolescente con categor¨ªa de soldado, lo confiesa en otro mensaje: ¡°Es que no s¨¦ ni por qu¨¦ nos pegamos, yo s¨¦ que eran unos rumanos y que ten¨ªan un coche y atropellaron a gente y de todo. Uno sali¨® volando y de todo chaval, un amigo de Tol¨ªn. Pero es que tengo sangre hasta en la sudadera. Yo s¨¦ que le di a uno un patad¨®n en la boca y vi c¨®mo ca¨ªa al suelo y le rebotaba la cabeza contra el suelo y dije madre, y ah¨ª ya me dije, se ha quedado ah¨ª para toda la vida¡±.
Sin embargo, los l¨ªderes se cuidan de mantener un equilibrio entre la devoci¨®n a su persona y al grupo, a esa idea de familia con la que atraen a los menores. Esto es lo que responde Tol¨ªn a un soldado: ¡°T¨² tienes que correr por la naci¨®n, hermano, nunca por gente. Aunque yo sea de Villaverde, t¨² Sese?a, otro Campamento [otro barrio de Madrid], somos todos lo mismo¡±.
La naci¨®n para los miembros de las bandas es un concepto simb¨®lico que no entiende de territorios f¨ªsicos, sino que agrupa a todos los que se identifican y pelean por su poder. Esto abarca a colombianos, espa?oles, marroqu¨ªes o dominicanos: el lugar de origen no importa. Acabar siendo trinitario o DDP solo depende de qui¨¦n se te acerca antes a captarte.
Durante la estancia del l¨ªder en la c¨¢rcel, llega el s¨¢bado 5 de febrero de 2022, un fin de semana especialmente tr¨¢gico en la sociedad de las bandas. Fueron asesinados en Madrid dos miembros de estos grupos. Pepe, de 15 a?os, en Atocha, y Diego, de 25 a?os, en Usera. Tambi¨¦n se produjo una agresi¨®n en Parla y otra en Montecarmelo, al norte de Madrid. Pocos d¨ªas despu¨¦s los integrantes del coro de Sese?a fueron detenidos, y la Guardia Civil ten¨ªa indicios de que tres de los miembros del escalaf¨®n bajo de ese grupo hab¨ªan participado en el asesinato de Diego. En las conversaciones de WhatsApp anteriores y posteriores a esa noche tr¨¢gica, los cabecillas de la banda en Toledo hablan de ¡°la misi¨®n¡±.
As¨ª se registr¨® cuatro d¨ªas antes de la noche de los homicidios:
- Lomina (lugarteniente): El s¨¢bado, la misi¨®n
- Tol¨ªn: Que vayan con machetes. ?Todo bien en Sese?a?
- Lomina: S¨ª, y el s¨¢bado van estos para all¨¢.
- Tol¨ªn: ?Tambi¨¦n los de Sese?a?
- Lomina: S¨ª
- Tol¨ªn: Que vayan artilleados (armados).
La noche despu¨¦s de los homicidios, un miembro de la banda cuyo nombre empieza con A y Lomina comentan la misi¨®n y se sorprenden del resto de reyertas que han coincidido en el mismo fin de semana:
- A: ?Has visto lo de Atocha?
- Lomina: S¨ª.
- A: ?Qui¨¦n es ese chaval? No lo conocemos, ?no?
- Lomina: No.
- A: ?Y al de Usera tampoco?
- Lomina: M¨¢s o menos.
Ante la ambig¨¹edad de la respuesta, A. insiste y su lugarteniente responde:
- Lomina: Imag¨ªnatelo, no quiero hablar por aqu¨ª.
- A: Ah son los chavales.
- A: En Carmelo han matado a otro. Ayer fue una locura. [Esta agresi¨®n no fue fatal, la v¨ªctima finalmente sobrevivi¨®].
Tol¨ªn tambi¨¦n est¨¢ muy interesado en lo sucedido, dada la gravedad de los hechos, y tambi¨¦n escribe a Lomina el d¨ªa despu¨¦s de los asesinatos:
Tol¨ªn
Lomina
Tol¨ªn
Lomina
Tol¨ªn
Lomina
Tol¨ªn
Lomina
Tol¨ªn
Lomina
La conversaci¨®n prosigue:
- Tol¨ªn: Cabr¨®n, que han sido dos y el otro seguramente han sido los tigres. ?Ha sido todo coincidencia?
- Lomina: S¨ª.
- Tol¨ªn: Los tigres est¨¢n destacados, Madrid se va a poner caliente, vosotros sois Toledo, no baj¨¦is ni que bajen.
- Lomina: Era colombiano.
- Tol¨ªn: ?El que muri¨®?
- Lomina: El de Usera.
- Tol¨ªn: Creo que el de Atocha fueron los de Lavapi¨¦s. ?El nombre del colombiano cu¨¢l es?
- Lomina: Diego.
- Tol¨ªn: Los chavales se han coronado, yo pienso que s¨ª. Lo de Atocha confirmado que fueron los tigres [los chavales], Montecarlo tambi¨¦n porque me han dicho que paraban en ese parque. Tres en una noche, esto no sale ni planeado.
- Lomina: Encima el A. cuando llega a casa con el cuchillo todo ensangrentado me manda la foto y me dice lo limpio o qu¨¦ [Asencio es uno de los soldados del coro de Sese?a, al que hab¨ªan ordenado la misi¨®n de sangre para que ascendiera en el escalaf¨®n].
- Tol¨ªn: ?Pero estaba vacilando? Pues claro cabr¨®n, que lo limpie y lo guarde. La cosa est¨¢ caliente, que nadie baje, pero no por los pencos [as¨ª llaman a los Trinitarios, la banda rival] sino por los monos [los polic¨ªas], que est¨¦n fr¨ªos fr¨ªos.
- Lomina: Les har¨¦ las pulseras.
- Tol¨ªn: Una de soldado y una de luto.
Las pulseras y los collares son las condecoraciones. Simbolizan las misiones que han ido superando los miembros de la banda y el escalaf¨®n que ocupan en ella. Un pandillero tiene m¨¢s o menos rango dependiendo del color de su pulsera. Si llevan una negra, de luto, significa que han matado a alguien. En otras conversaciones interceptadas se ve que los abalorios para confeccionar las pulseras los compran por Amazon o Ebay.
En otro chat, Tol¨ªn deja claras las normas: ¡°El collar se gana con cuatro homicidios¡±.
Toda esta simbolog¨ªa no es tan evidente como hace una d¨¦cada, cuando los Latin Kings y los ?etas eran las bandas predominantes. De hecho, en el an¨¢lisis del m¨®vil de Tol¨ªn se encontr¨® en el historial esta b¨²squeda: ¡°C¨®mo vestir para que no te pare la polic¨ªa¡±. La pertenencia se oculta, pero no desaparece. En los registros de sus casas, los agentes hallan folios con el dec¨¢logo de los DDP, pulseras que indican su rango y tipos de machetes.
Armas de fogueo modificadas
Las investigaciones policiales constatan dos realidades preocupantes. Una es el riesgo de que las bandas se expandan a otras localidades de Espa?a, en este caso lim¨ªtrofes con Madrid. La segunda tiene otro cariz: el uso cada vez m¨¢s frecuente de armas de fuego. La compraventa de armas es una v¨ªa de financiaci¨®n y supone una escalada en la violencia con la que se desempe?an. Dos de los seis asesinatos cometidos como resultado del enfrentamiento de bandas en Madrid en 2022 fueron perpetrados con armas de fuego.
La compraventa de pistolas es un hecho. Hay un mercado en el que se abastecen. En su mayor¨ªa son armas de fogueo que se modifican para disparar con balas. Tol¨ªn se muestra en sus conversaciones obsesionado con el tema de las pistolas. Sue?a con viajes a Rumania para comprar paquetes de armas y luego revenderlas, habla de robos de pistolas de airsoft (aire comprimido) que luego va a ¡°taladrar¡± (modificar), busca negocios constantes para comprarlas¡ De los dispositivos intervenidos se extraen varios v¨ªdeos tutoriales sobre c¨®mo modificar un arma de fogueo para que dispare fuego real.
Por ejemplo, en una conversaci¨®n, Tol¨ªn env¨ªa varias fotos de una pistola a un hombre de Valladolid. Han contactado por una p¨¢gina de venta de art¨ªculos de segunda mano. El jefe bucea a menudo en esta p¨¢gina para encontrar usuarios que vendan armas, tanto reales como de airsoft. El principal proveedor del l¨ªder de la banda es un hombre rumano que tiene un se?alamiento de un juzgado de Alicante. Es posible que el cabecilla del grupo entablara contacto con este suministrador en alguna estancia en prisi¨®n, porque lo tiene guardado como ¡°Frate Meco¡± (Por la c¨¢rcel de Meco). En el terminal de Tol¨ªn se encontraron decenas de fotos de pistolas, la mayor¨ªa de fogueo modificadas, que vende por entre 200 y 600 euros. ¡°Tengo una que atraviesa chalecos antibalas y blindados¡±, ofrece.
Tol¨ªn
Frate
Tol¨ªn
Frate
Tol¨ªn
Las armas son tambi¨¦n s¨ªmbolo de poder y un medio para vengar a los soldados ca¨ªdos. Tol¨ªn habla con un miembro de su banda al que le ofrece un arma modificada que tiene ¡°suficiente fuerza como para traspasar una pared¡±. ¡°Comprad una este mes y otra el mes que viene para hacer honor a Enrique¡±, sugiere Tol¨ªn. El cabecilla se refiere a Enrique Mart¨ªnez Reyes, DDP asesinado en 2016 en un parque en Alcobendas.
El uso de las pistolas supone un escal¨®n en el grado de violencia. La posibilidad de una ejecuci¨®n sumaria. Ya no hay cara a cara. Un adolescente con la cara tapada se aproxima a otro por la espalda y le dispara un tiro en la nuca. Eso sucedi¨® por ¨²ltima vez el 4 de diciembre en Villaverde, cuando un encapuchado se acerc¨® a William, un chico de 15 a?os que estaba en la plaza frente a su casa, y le asesin¨® sin mediar palabra. El asesino, probablemente, hab¨ªa cumplido una misi¨®n y ahora merecer¨¢ un ascenso. Qui¨¦n sabe si estar¨¢ a punto de conseguir un collar.
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