El teniente coronel Pereda, jefe del contingente del Ej¨¦rcito enviado a Sud¨¢n: ¡°Hubo que precipitar la evacuaci¨®n con lo que ten¨ªamos¡±
El responsable de la misi¨®n sobre el terreno explica c¨®mo fue la extracci¨®n de los 34 espa?oles y 70 europeos y latinoamericanos
Cuando el teniente coronel Juan Jos¨¦ Pereda, jefe de la primera bandera de la Brigada Paracaidista y del contingente del Ej¨¦rcito de Tierra enviado a Jartum, desembarc¨® en la base sudanesa de Wady Sayyidna, a las cinco de la tarde del domingo, la situaci¨®n que le hab¨ªan contado dos horas antes, al despegar de Yibuti, hab¨ªa dado un vuelco completo y hubo que improvisar sobre la marcha. ¡°Por eso se precipit¨® la operaci¨®n¡±, ha explicado este martes en la base a¨¦rea de Torrej¨®n de Ardoz (Madrid), donde la ministra de Defensa, Margarita Robles, ha acudido a recibirlo a ¨¦l y a otros 52 militares que participaron en la evacuaci¨®n de civiles atrapados en el conflicto entre dos generales enfrentados en Sud¨¢n.
Tras descartar las otras alternativas ¡ªque los civiles acudieran por sus propios medios a la base a¨¦rea o sacarlos por la fuerza de Jartum¡ª, el plan era formar una columna con seis blindados Vamtac (veh¨ªculos de alta movilidad t¨¢ctica) y 30 militares y recoger en la Embajada de Espa?a a los 34 espa?oles y 70 europeos y latinoamericanos que se hab¨ªan concentrado all¨ª. Lo ideal hubiera sido aterrizar en el aeropuerto internacional de la capital sudanesa, en plena ciudad, muy cerca de las embajadas occidentales, lo que hubiera permitido una operaci¨®n r¨¢pida y quir¨²rgica. Pero, aunque la pista no estaba da?ada, la ocupaban los restos de varios aviones destruidos y, con los combates entre el Ej¨¦rcito regular y los paramilitares de la Fuerza de Apoyo R¨¢pido (FAR) en las inmediaciones, la amenaza antia¨¦rea era demasiado grande.
Como alternativa, el avi¨®n A400M espa?ol aterriz¨® en una base militar a 37 kil¨®metros al noroeste de Jartum, donde alemanes, franceses e italianos se afanaban entonces por evacuar a sus respectivas colonias. El coronel franc¨¦s le explic¨® que, pese al alto el fuego de tres d¨ªas que hab¨ªan anunciado ambos bandos con motivo del fin del Ramad¨¢n y expiraba esa misma noche, la situaci¨®n era muy peligrosa y se hab¨ªan producido disparos contra un convoy en el que result¨® herido un militar suyo.
A las 17.15, solo un cuarto de hora despu¨¦s de pisar Sud¨¢n, desde el Mando de Operaciones comunican al teniente coronel el cambio de planes: ¡°Hay una ventana de oportunidad. Al embajador le han garantizado protecci¨®n de la seguridad local hasta el r¨ªo Nilo, pero el puente cierra a las seis de la tarde. Hay que cruzarlo antes y no puede esperar¡±, recuerda Pereda. En ese momento solo ten¨ªa dos blindados, ya que otros dos estaban en el segundo A400M, que acababa de aterrizar en Sud¨¢n pero a¨²n no hab¨ªa sido descargado, y el resto en un tercer avi¨®n de transporte todav¨ªa en vuelo. ¡°A las cinco y media¡±, a?ade, ¡°me vuelven a llamar y me dicen que el Ministerio de Exteriores le ha dicho al embajador que salga y est¨¢ en camino. Ya no hay manera de parar y con lo que tengo voy a su encuentro¡±. Lo que tiene son dos de los seis Vamtac y 10 de los 30 militares (la mayor¨ªa del Mando de Operaciones Especiales), un tercio de lo previsto.
Su mayor preocupaci¨®n era la incertidumbre. La red de telefon¨ªa 4G se cay¨® en Sud¨¢n y no hab¨ªa forma de contactar con la columna en la que viajaba el embajador, por lo que avanzaron ¡°a ciegas¡±. La ¨²nica comunicaci¨®n era indirecta, v¨ªa sat¨¦lite: a trav¨¦s del Cifas (Centro de Inteligencia de las Fuerzas Armadas), al que el diplom¨¢tico iba facilitando sus coordenadas, que le llegaban con retraso al teniente coronel, al frente de la columna militar que acudi¨® a su encuentro. Mientras, con los otros cuatro Vamtac y el resto del contingente se form¨® una fuerza de reserva que qued¨® alertada en la base por si el grupo de evacuados no aparec¨ªa o ca¨ªa en una trampa y hab¨ªa que ir a rescatarlos.
La caravana del embajador, formada por un microb¨²s, los veh¨ªculos todoterreno de la Embajada y coches particulares de los evacuados que se acomodaron en ellos como pudieron, cruz¨® el puente y perdi¨® la protecci¨®n armada. No pod¨ªan detenerse. Parar ser¨ªa mucho m¨¢s peligroso. En direcci¨®n contraria avanzaron los veh¨ªculos de los militares espa?oles, detenidos a cada momento por los puestos de control del Ej¨¦rcito sudan¨¦s. ¡°La situaci¨®n era tensa. Un ambiente crispado, pero no hostil hacia nosotros. Avanzamos r¨¢pido para no darles tiempo a reaccionar¡±, explica el teniente coronel. ¡°El mayor peligro son los grupos aislados, regulares o irregulares, que disponen de armamento contracarro y antia¨¦reo, y est¨¢n fuera de control¡±.
A mitad de camino, las columnas de evacuados y militares se encontraron por fin. No hab¨ªa tiempo que perder y no cruzaron una palabra. Los Vamtac se dieron la vuelta y juntos regresaron a la base. Solo una vez all¨ª dieron rienda suelta a sus sentimientos. ¡°Muchos ten¨ªan una sensaci¨®n agridulce. Por una parte, es un alivio salir de all¨ª; por otra, dejan su vida atr¨¢s. Hab¨ªa un espa?ol de m¨¢s de 70 a?os que llevaba medio siglo en Sud¨¢n. Esa era su casa¡±, evoca el teniente coronel. Junto a la tristeza de los mayores, la inocencia de los ni?os. ¡°Hab¨ªa siete menores de cinco a?os a quienes sus padres les hab¨ªan dicho que era un juego¡±.
Tras completar el papeleo, e incorporar al pasaje a 30 italianos que no cab¨ªan en el vuelo de su pa¨ªs, poco antes de las once de la noche del domingo despeg¨® de la base sudanesa rumbo a Yibuti el primer A400M espa?ol con los civiles evacuados. A las dos de la madrugada del lunes, el segundo; y a las cuatro, el tercero y ¨²ltimo, en el que embarc¨® el teniente coronel. Este martes ha regresado a Madrid. No han pasado ni cinco d¨ªas desde que, el jueves por la noche, su coronel le dio la orden: ¡°Juanjo, tienes que alistar ma?ana a primera hora dos secciones¡± de paracaidistas. No le dijo a d¨®nde iban. Tampoco ¨¦l se lo pregunt¨®.
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