Las memorias de Podemos: antes del numantinismo siberiano
El ascenso y ca¨ªda del partido pol¨ªtico est¨¢ narrado minuciosamente en diversos vol¨²menes autobiogr¨¢ficos que no callan la descarnada pelea por el control del poder interno, ni los sucesivos choques de personalidades, ni las causas de los m¨²ltiples abandonos del partido liderado desde 2014, hace diez a?os, por Pablo Iglesias
Este art¨ªculo forma parte de la revista ¡®TintaLibre¡¯ de febrero, disponible en quioscos y para sus suscriptores.
Es demoledor el efecto que causa la relectura de algunos de los libros que han publicado los l¨ªderes del espacio pol¨ªtico que cre¨® Podemos hace 10 a?os, desarroll¨® institucionalmente Unidas Podemos y se reparten hoy muy desigualmente Sumar y Podemos. El numantinismo siberiano en el que se ha instalado el peque?o grupo de cinco diputadas de Podemos (hoy cuatro), en el grupo Mixto, puede leerse maliciosamente prefigurado (o subterr¨¢neamente previsto) en algunos de los libros que han escrito sus protagonistas m¨¢s destacados. Casi todos los l¨ªderes fundacionales del Podemos de 2014-2015 han salido de la formaci¨®n y la estrategia de pactos poselectoral del 23 de julio solo ha significado la culminaci¨®n de un goteo incesante de abandonos que empez¨® muy pronto y ha dejado a Podemos un tanto enteco y en cuadro.
Puede ser algo m¨¢s que un hecho casual que dos de sus secretarios de organizaci¨®n hayan volcado en sendos libros sus experiencias. Sergio Pascual lo fue entre el 15 de noviembre de 2014 hasta el 15 de marzo de 2016, en que lo reemplaza Pablo Echenique, dada la abierta disidencia errejonista de Pascual con respecto a la direcci¨®n. La mayor¨ªa de los libros testimoniales o memorial¨ªsticos no pueden ni quieren eludir la clave ¨ªntima del relato de la ruptura de Pablo Iglesias e ??igo Errej¨®n, probablemente cuajada en el momento fulgurante de la derrota por muy poco ante el PSOE el 20 de diciembre de 2015: algo menos de 350.000 votos frustraron el objetivo existencial de Podemos de superar al primer PSOE de Pedro S¨¢nchez.
Fue un triunfo pol¨ªtico sin precedentes, ni en Espa?a ni en Europa, que sin embargo se vivi¨® en Podemos como fracaso y oportunidad perdida. La formaci¨®n quedaba a 21 diputados de los socialistas en el Congreso y la hibris llev¨® a Iglesias (y a Podemos entero, con todos sus l¨ªderes junto al l¨ªder) a ofrecer una rueda de prensa en enero de 2016 (mientras S¨¢nchez era recibido por el Rey) que cortocircuitaba cualquier posible gobierno de coalici¨®n, lo quisieran los socialistas o no. La prepotencia y la soberbia, mezcladas con la mala digesti¨®n de la derrota (pese al ¨¦xito alucinante de obtener m¨¢s de cinco millones de votos) estallaron en esa rueda de prensa. S¨¢nchez descubr¨ªa a la salida de la Zarzuela la buena nueva de una sonrisa que le entregaba medio gobierno ya hecho, y ¨¦l sin enterarse. La repetici¨®n electoral buscada por Podemos en segunda ronda, el 26 de junio de 2016, confirm¨® la insuficiencia de Unidas Podemos (ya con Izquierda Unida dentro) y aument¨® ligeramente la distancia con los socialistas pero Podemos perd¨ªa un mill¨®n de votos con la uni¨®n y los socialistas perd¨ªan 100.000. Podemos no hab¨ªa servido para echar a Mariano Rajoy, que mantuvo el gobierno. Alguien se hab¨ªa equivocado de estrategia o el ensue?o de la teor¨ªa se desmoronaba frente a la realidad social.
El coraz¨®n escindido
Porque en las obras de casi todos el otro tema central es la lectura pol¨ªtica de las sucesivas etapas y el acierto o desacierto de la estrategia electoral: la transversalidad como horizonte (o ¡°hip¨®tesis nacional-populista¡± en el idioma de Errej¨®n) significaba cambiar el eje izquierda/ derecha por el eje casta/ pueblo, aunque la percepci¨®n mayoritaria de la poblaci¨®n situaba a Podemos en la izquierda. El objetivo era captar en clave populista el descontento social, entonces muy fuerte, bajo esl¨®ganes que propiciasen la adhesi¨®n de m¨²ltiples segmentos sociales con intereses dispares. La incapacidad de superar al PSOE en 2015 y en 2016 abocaba a decidir si segu¨ªa siendo esa fantas¨ªa h¨²meda el objetivo de la formaci¨®n o asum¨ªa el presumible papel secundario como socio de una potencial coalici¨®n de izquierdas, renunciando a la ¡°hegemon¨ªa¡± (la otra palabra clave) que la sociedad espa?ola no otorgaba a Podemos. Fuera una o la otra la idea motor, la escisi¨®n interna entre pablismo y errejonismo empez¨® a fraguarse cuando se vislumbraba la inveros¨ªmil fuerza pol¨ªtica que iba a conquistar el partido reci¨¦n nacido. O dicho de otra manera: la escisi¨®n estuvo en el coraz¨®n de Podemos desde el momento de su fundaci¨®n en 2014. La resignada iron¨ªa de Errej¨®n muy al principio de Con todo debe llevar alguna dosis de verdad cuando dice que ¡°no hemos empezado y ya soy el ala derecha de Podemos¡±.
Entre las virtudes conjuntas de estos analistas/memorialistas est¨¢ la transparencia con que abordan la dimensi¨®n humana, privada y hasta dom¨¦stica de un pu?ado de profesores treinta?eros haciendo historia con plena conciencia de hacerla (y no es iron¨ªa): desde el victimismo justificado y a la vez sobreactuado de Pablo Iglesias en Verdades a la cara (2022) hasta la met¨®dica discriminaci¨®n de hechos, causas y papeles de Sergio Pascual en Un cad¨¢ver en el Congreso (2022); desde la articulaci¨®n ideol¨®gica y el arrasamiento de la vida personal que viven todos y subraya ??igo Errej¨®n en Con todo (2021) hasta la brillante comicidad con que cuenta Pablo Echenique en Memorias de un piloto de combate (2023) sus protocolos de vida, transporte, indumentaria y sentimentalidad. Ninguno elude el ¨¢mbito privado para contar una peripecia colectiva, pero es Iglesias quien m¨¢s rotunda y afectadamente subraya que ¡°el ¨¦xito colectivo¡± fue ¡°una desgracia personal¡±, quiz¨¢ porque en nadie se ceb¨® el acoso personal y medi¨¢tico como contra la pareja que lidera Podemos casi desde el principio. En todos est¨¢ desnudamente expuesta la exultante voluntad de dedicar todas las horas del d¨ªa y de la noche a la batalla pol¨ªtica, a creer en sus posibilidades y a hacerlas crecer, a sacudirse la incredulidad ante los ¨¦xitos y transformaciones en marcha, a digerir la sorpresa de condicionar la agenda y hasta la indumentaria de los dem¨¢s.
Lo cuento as¨ª porque el paso del tiempo ha tendido sobre la aventura espectacular de Podemos la neblina del melanc¨®lico desenga?o: pesan m¨¢s los errores y las peleas que el valor revulsivo que tuvieron durante unos pocos a?os y del que no queda nada apenas, como si su ciclo vital estuviese clausurado y extinto. Pesa m¨¢s en la memoria (y en el presente) la evidencia de las venganzas, las traiciones o los errores de t¨¢ctica, estrategia (y tactoestrategia, si eso existe), y parece disolverse en el aire el genuino, poderoso impulso que hizo que un pu?ado de universitarios con buena formaci¨®n se lanzase a la aventura de poner en pr¨¢ctica lo que hab¨ªan estudiado en los libros (y lo que muchos hab¨ªan vivido en sus potentes experiencias latinoamericanas).
Entre lo m¨¢s impactante de las relecturas desde hoy est¨¢ la extensa lista de agradecimientos que incluye Pablo Iglesias en el pr¨®logo a su primer libro de materiales pol¨ªticos, Una nueva transici¨®n (2015). En su inmensa mayor¨ªa han desaparecido de su entorno, como si la cercan¨ªa a Pablo Iglesias se hubiese convertido en un ¨¢cido corrosivo: o est¨¢n fuera de la pol¨ªtica o han abandonado Podemos. El inventario de deserciones va desde fundadores como Carolina Bescansa (¡°cuyas capacidades e inteligencia no dejan de impresionarme¡±, escribe Iglesias en los agradecimientos de su tesis doctoral en 2008), Luis Alegre o la misma Yolanda D¨ªaz (amiga personal desde 2012) hasta el dubitativo Juan Carlos Monedero de la actualidad, pasando por Errej¨®n, Pablo Bustinduy o Sergio Pascual. Pero ese pr¨®logo de Iglesias est¨¢ fechado en noviembre de 2015: tras la conquista de los Ayuntamientos del cambio en mayo, se dispon¨ªa a corregir que ¡°el cielo no se toma por consenso sino por asalto¡±, como hab¨ªa dicho en octubre de 2014. Dado que ¡°el pa¨ªs entero ha cambiado¡±, ya podr¨ªan hacerlo ¡°llamando al timbre¡± o incluso ¡°caminando tranquilamente¡±.
Sin Pablo Iglesias no existir¨ªa Podemos como alternativa cre¨ªble en 2015 pero con ¨¦l el destino de Podemos estaba inscrito en las rutas del centralismo democr¨¢tico de vieja tradici¨®n comunista
Hoy sabemos que para entonces ¡ªa pocos d¨ªas de las primeras elecciones generales de Podemos el 20 de diciembre de 2015¡ª la quiebra de la confianza en el n¨²cleo duro era una realidad emp¨ªrica. Las disputas y recelos entre los de Iglesias (ya con nuevas incorporaciones procedentes de las Juventudes comunistas, como Irene Montero, Rafael Mayoral o Juanma del Olmo) y los de ??igo Errej¨®n formaban parte del d¨ªa a d¨ªa en el que la presunta nueva pol¨ªtica aceleraba sin freno hacia la pol¨ªtica sin m¨¢s. La expectativa del poder fue el combustible de ese aceler¨®n. Todos compart¨ªan la convicci¨®n de estar ante una ¡°crisis de r¨¦gimen¡± y, sobre todo, dispuestos a aprovechar una ¡°estructura de oportunidad pol¨ªtica in¨¦dita¡±. Esta abstrusa frase que Iglesias repite solo significaba que el ¨²nico objetivo aceptable era superar al PSOE y pasokizarlo como condici¨®n de un posible acuerdo de gobierno: o Podemos adelantaba al PSOE o no habr¨ªa acuerdo. El momento era ahora, y ahora es diciembre de 2015, seg¨²n escribe Iglesias en noviembre (y entonces comparten todos).
Hoy sabemos que incluso antes de los m¨¢s de 5 millones de votos de 2015 en el n¨²cleo duro de Podemos se hab¨ªa quebrado ya la confianza pol¨ªtica y la fraternidad entre los dos l¨ªderes principales, Iglesias y Errej¨®n.
Lo m¨¢s parecido al libro de memorias que Pablo Iglesias no ha podido escribir a¨²n, seg¨²n cuenta ¨¦l mismo, es la extensa conversaci¨®n editada por Aitor Rivero, Verdades a la cara, a instancias de los editores de Navona, Ernest Folch y Jaume Roures. Le ¡°convencieron de que el acoso que hab¨ªa vivido desde que entr¨¦ al Gobierno [noviembre de 2019] hab¨ªa que contarlo¡±. La brutalidad e impunidad de aquellos ataques en la calle, fabricados en los medios y en despachos oficiales, prevalecen sobre el compromiso de explicar su propia versi¨®n. Ni la trayectoria ni los cambios en Podemos han contado con su testimonio o su an¨¢lisis. S¨ª expuso ampliamente sus propuestas en la extensa conversaci¨®n de Iglesias con Enric Juliana, destinada a dotar de respetabilidad p¨²blica al l¨ªder revoltoso, Nudo Espa?a, y donde Juliana adivinaba en Iglesias sobre todo un periodista, aunque eso solo podr¨ªa verse ¡°con mayor claridad en los pr¨®ximos tiempos¡±, escrib¨ªa en octubre de 2018.
En Verdades a la cara, sin embargo, una y otra vez el relato de Iglesias se modula con palabras victimistas de abnegaci¨®n y sacrificio sin compensaci¨®n o gratificaci¨®n alguna. Su renuncia a la pol¨ªtica institucional se explica en 2021 para dar fin a los siete a?os de ¡°situaci¨®n no deseada¡± y frenar as¨ª tanto el acoso personal a ¨¦l y su pareja, Irene Montero, en su domicilio de Galapagar como el reguero de imputaciones y procesos legales que en ning¨²n caso han llegado a ning¨²n sitio penal. La tentaci¨®n del abandono hab¨ªa estado presente ya antes, exactamente el 26 de enero de 2019, pero no dur¨® m¨¢s de una ma?ana. Una llamada de Echenique indujo a la pareja a revertir la decisi¨®n de hacer una ¡°vida m¨¢s llevadera, sin tanta presi¨®n y sin la amargura permanente de las traiciones y las luchas internas¡±.
Contra lo que es habitual en otras familias pol¨ªticas, como subraya Rodr¨ªguez Teruel en el mismo n¨²mero de TintaLibre en el que tambi¨¦n se encuentra este art¨ªculo, en las memorias de Podemos se analiza hasta la minucia la tramoya interna del partido y sus choques de poderes. Tanto Sergio Pascual como Pablo Echenique han dedicado muchas p¨¢ginas a ese an¨¢lisis desde ¡°trincheras¡± opuestas dentro de Podemos (la expresi¨®n es de Echenique), y tampoco elude la anatom¨ªa cruda de la pelea por el poder en el partido ??igo Errej¨®n en Con todo. Trincheras casi literales, a la vista de la incapacidad confesada de Echenique de distinguir los informativos de la SER y de la Cope en los momentos m¨¢s cr¨ªticos de 2017 en Catalu?a o ante la declaraci¨®n espont¨¢nea de que saberse ¡°en la misma orilla del r¨ªo que Julio Anguita es ¡ªpara m¨ª¡ª una garant¨ªa absoluta de que no me estoy equivocando¡±. Algo de este mismo empecinamiento resuena en los discursos pol¨ªticos del actual Podemos: una suerte de vuelta a la casa de la vieja Izquierda Unida articulada sobre la estructura del PCE (que en cambio est¨¢ hoy en Sumar).
Reconstrucci¨®n del infierno
La minuciosa reconstrucci¨®n del infierno, y con acusaciones equiparables, aborda de lleno la lucha por la conquista del control del partido por parte de las dos facciones: el eurodiputado en Bruselas Pablo Iglesias siente que el partido lo controla Errej¨®n en Madrid y Errej¨®n siente que Iglesias se est¨¢ haciendo con el control del partido. ¡°En la cr¨ªtica que dice que nosotros no ¨¦ramos obedientes al partido hay una gran parte de verdad¡±, explica sin remilgos Errej¨®n. Buena parte de esos choques se emitieron en directo a trav¨¦s de las redes ¡ªcruces de tuits, de declaraciones, silencios presuntamente elocuentes, debates cr¨ªpticos dirigidos a la militancia e incomprensibles para el resto¡ª y se vuelven a contar ahora desde el ¨¢ngulo de cada cual, con despliegue lujurioso de cadenas de wasap o de mensajes de Telegram, incluidos los que evidenciaban conspiraciones internas para limitar o desbordar el poder de Pablo Iglesias (aunque nunca lleg¨® Errej¨®n a dar el paso de disputar abiertamente la secretar¨ªa general de Podemos).
Nadie elude la crudeza al ubicar al otro. Mientras Echenique reprocha falta de ¨¦tica, ¡°malas artes¡± y ¡°mala praxis¡± a Errej¨®n en 2019, Sergio Pascual describe las precoces funciones de comisario pol¨ªtico de Monedero para imponer una ¡°espiral de silencio¡± que acab¨® degenerando en ¡°omert¨¤¡± sin atisbo de democracia o discusi¨®n interna (y todo antes de su destituci¨®n en marzo de 2016). Pero ese diagn¨®stico arranca asombrosamente ya en el encierro fundacional en ?vila en agosto de 2014, de donde Pascual sale convencido de que Iglesias ¡°no admitir¨ªa no poder dirigir con total libertad su propio partido¡±. Ni siquiera se ha constituido Podemos formalmente, y es as¨ª como se llega a la ¡°schmittiana acclamatio¡± de Iglesias en Vistalegre 1, como escribe Pascual con exquisita pedanter¨ªa, y arremete ya despu¨¦s sin tanta finura contra ¡°el sectarismo y el matonismo¡± que se adue?¨® de la direcci¨®n del partido para dejar hu¨¦rfana de proyecto pol¨ªtico a una generaci¨®n entre 2016 y 2019.
La fantas¨ªa te¨®rica de una ¡°transversalidad¡± o ¡°hip¨®tesis nacional-populista¡±, como le gusta decir al Errej¨®n m¨¢s saturado de raz¨®n te¨®rica, durar¨ªa lo que durase pero sus resonancias idealizantes funcionaron en un plazo de tiempo muy breve y muy dictado por la impugnaci¨®n, la protesta, la rabia y la indignaci¨®n que explot¨® en el 15M de 2011. Evoca de alg¨²n modo la quimera unamuniana de una intrahistoria como aut¨¦ntico fondo de la naci¨®n silenciada y humillada: Podemos hab¨ªa de ser ¡°el instrumento pol¨ªtico del pa¨ªs subterr¨¢neo¡±, cuenta Errej¨®n. En la realidad, la hip¨®tesis populista naufraga no ante el pueblo de Espa?a sino en el mismo pueblo que m¨¢s cerca tienen, la militancia de Podemos, dividida como m¨ªnimo en dos bandos desde el origen. Parad¨®jicamente, es el mismo Errej¨®n quien reconoce que ¡°la hip¨®tesis populista rima m¨¢s con sistemas presidencialistas¡±, que es precisamente el modelo que impone la disciplina y la verticalidad jer¨¢rquica en Podemos, vestidas de lealtad inquebrantable. La p¨¦rdida de apoyos desde 2016 fue correlativa a la reconstrucci¨®n de un nuevo liderazgo socialista en la figura de Pedro S¨¢nchez ¡ªtras el fracaso de la primera operaci¨®n renove, que fue Carme Chac¨®n en 2012¡ª, y olvidan a veces estos libros un tanto endog¨¢micos y ensimismados que su oportunidad estuvo vitalmente vinculada al desfondamiento del PSOE y su fracasado primer intento de reanimaci¨®n vital con S¨¢nchez desde 2016 (antes de regresar a la secretar¨ªa general). Buena parte del voto de Podemos en diciembre de 2015 llevaba grabada la exigencia de echar a Mariano Rajoy, sin importar a la inmensa mayor¨ªa de sus votantes si superaban electoralmente o no a los socialistas.
La pulsi¨®n caudillista en el partido ha sido obvia y probablemente condici¨®n necesaria de su emergencia: sin ella no habr¨ªa saltado Pablo Iglesias a las audiencias masivas como salt¨® en apenas unos meses, pero fue esa misma baza la que cap¨® en origen la pluralidad, la confianza y la discusi¨®n interna en Podemos. Sin Pablo Iglesias no existir¨ªa Podemos como alternativa cre¨ªble en 2015 pero con ¨¦l el destino de Podemos estaba inscrito en las rutas del centralismo democr¨¢tico de vieja tradici¨®n comunista: descapitalizaci¨®n intelectual, rigidez discursiva, atrincheramiento en la posici¨®n y desd¨¦n del resto del planeta. Al menos esos ingredientes condenaban a la jibarizaci¨®n pol¨ªtica y al actual numantinismo resistente. Asombra la naturalidad no s¨¦ si desafiante con la que formula Iglesias en 2015 una variaci¨®n de uno de los axiomas cl¨¢sicos de la militancia comunista seg¨²n el cual es ¡°mejor equivocarnos juntos que acertar por separado¡±, adem¨¢s de una lealtad gran¨ªtica ¡°por encima de cualquier cosa¡±. La historia del PCE tiene momentos estelares que encarnan ese diktat, tras el cual tantas veces se vislumbran, como probablemente sucedi¨® en Podemos, pulsiones y enfrentamientos personales antes que discrepancias ideol¨®gicas. Ese control f¨¦rreo de la direcci¨®n pol¨ªtica se puso en marcha en cuanto la expectativa de poder no fue solo una ilusi¨®n sino una evidencia primero demosc¨®pica y despu¨¦s matem¨¢tica. La melancol¨ªa por saberse reproduciendo las pr¨¢cticas de la que llamaron ¡°vieja pol¨ªtica¡±, ya desde el ¨¦xito de diciembre de 2015, empapa los libros de Pascual y Errej¨®n pero nada escapa tampoco a la evidencia de un choque de m¨²ltiples egos (Pablo Iglesias, ??igo Errej¨®n, Juan Carlos Monedero, Irene Montero y Yolanda D¨ªaz, como m¨ªnimo) expuesto a la luz del d¨ªa, y a menudo para estupefacci¨®n de su propio electorado.
Parad¨®jicamente, el cruce de las distintas versiones acaba arrojando una trama muy cre¨ªble de las razones que hundieron a Podemos en la m¨¢s previsible pol¨ªtica de siempre: la lucha por el poder. No solo ofrecieron as¨ª munici¨®n letal a sus m¨²ltiples y poderosos adversarios sino que proyectaron un desencanto galopante en votantes que asist¨ªan a enfrentamientos que relegaban o complicaban el acceso al poder de verdad: el poder de gobernar. Sigue siendo una historia de ¨¦xito fascinante pero ratifica una vez m¨¢s que no hay ¨¦xito al que no espere su derrota, a veces tan celosamente autodestructiva como la que encarna la actual agon¨ªa de Podemos.
Libros citados
Pablo Echenique, Memorias de un piloto de combate, Barcelona, Arpa, 2023. ??igo Errej¨®n, Con Todo. De los a?os veloces al futuro, Barcelona, Planeta, 2021. Pablo Iglesias, Una nueva transici¨®n. Materiales del a?o del cambio, Madrid, Akal, 2015, pr¨®logo de Enric Juliana. Pablo Iglesias y Enric Juliana, Nudo Espa?a, Barcelona, Arpa, 2018. Pablo Iglesias, Verdades a la cara. Recuerdos de los a?os salvajes, Edici¨®n de Aitor Rivera, Barcelona, Navona, 2022. Sergio Pascual Pe?a, Un cad¨¢ver en el Congreso. Del s¨ª se puede al no se quiere, pr¨®logo de Mariela Rubio, Madrid, Altamarea, 2022.
Este art¨ªculo forma parte de la revista ¡®TintaLibre¡¯ de febrero, disponible en quioscos y para sus suscriptores. Los lectores que deseen suscribirse a EL PA?S conjuntamente con ¡®TintaLibre¡¯ pueden hacerlo a trav¨¦s de este enlace. Las personas que ya son suscriptoras del diario deben consultar la oferta disponible para la inclusi¨®n de la revista en el centro de atenci¨®n al suscriptor (suscripciones@elpais.es o 914 400 135).
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.