Secuelas de la reflexi¨®n de S¨¢nchez
La decisi¨®n del l¨ªder socialista de continuar agudiza las cr¨ªticas de la oposici¨®n y deja dudas en el PSOE
La decisi¨®n de Pedro S¨¢nchez de continuar en La Moncloa tras los cinco d¨ªas que se tom¨® para reflexionar si le merec¨ªa la pena ser presidente del Gobierno ha tenido unas consecuencias inmediatas (y otras que con seguridad vendr¨¢n en los pr¨®ximos meses).
M¨¢s polarizaci¨®n. La fractura pol¨ªtica que vive Espa?a, con bloques irreconciliables que solo se escuchan a s¨ª mismos, se ha ensanchado m¨¢s. Quienes pensaban que S¨¢nchez es un tah¨²r pol¨ªtico han visto reforzada su opini¨®n y creen que, en una pirueta definitiva, ha utilizado a su familia para un fin personal. Quienes ve¨ªan a un l¨ªder de primer nivel que ha estado a punto de un sacrificio injusto subrayan el lado humano de un pol¨ªtico al que se le atribu¨ªa no tener fisuras. Si S¨¢nchez pretend¨ªa abrir un debate sobre los l¨ªmites del envilecimiento del debate pol¨ªtico y los bulos, no hay ning¨²n indicio de que lo vaya a lograr. Es m¨¢s, todo apunta a que el PP y Vox endurecer¨¢n a¨²n m¨¢s su discurso.
Un PSOE en shock. La decisi¨®n de S¨¢nchez de compartir la angustia personal que sent¨ªa por los ataques a su esposa, Bego?a G¨®mez, ha sometido a una tensi¨®n m¨¢xima a la sociedad, que en el caso del PSOE ha llegado al paroxismo. El Comit¨¦ Federal del s¨¢bado se convirti¨® en un acto de reivindicaci¨®n de su l¨ªder con una ¨¦pica discursiva hiperb¨®lica. La crisis deja al menos dos derivadas internas. En primer lugar, el debate sucesorio en una organizaci¨®n que ya ha tenido graves traumas internos cuando ha abordado relevos en su dirigencia. En segundo lugar, el n¨²cleo pol¨ªtico m¨¢s pr¨®ximo a S¨¢nchez (Mar¨ªa Jes¨²s Montero, F¨¦lix Bola?os y Santos Cerd¨¢n) conoci¨® la decisi¨®n de su continuidad poco antes que el resto de los espa?oles, lo que no es s¨ªntoma de una confianza m¨¢xima.
Unos socios molestos. El anuncio de S¨¢nchez de que meditaba dimitir caus¨® un cierre de filas inmediato de todas las formaciones que sustentan al Gobierno de PSOE y Sumar. La resoluci¨®n de la crisis ha provocado cr¨ªticas, m¨¢s evidentes en los partidos independentistas. Una vez que S¨¢nchez ha hecho el diagn¨®stico de que Espa?a necesita una ¡°regeneraci¨®n¡±, sus aliados le urgen a tomar decisiones pronto, iniciativas que seguro ser¨¢n pol¨¦micas en una legislatura ya muy compleja por la ley de amnist¨ªa.
Una regeneraci¨®n imprecisa. Tras anunciar su continuidad, S¨¢nchez asegur¨® sin m¨¢s precisi¨®n que est¨¢ dispuesto a abordar ¡°la regeneraci¨®n pendiente¡± de la democracia espa?ola. Llama la atenci¨®n esta frase cuando el PSOE ha gobernado 27 de los 47 a?os de la reciente historia democr¨¢tica y, por tanto, tiene una responsabilidad sustantiva en la situaci¨®n actual. Es evidente que hay una asimetr¨ªa en el embrutecimiento del debate pol¨ªtico, con un PP que practica el todo vale cuando est¨¢ en la oposici¨®n, pero la estrategia de la crispaci¨®n no es unidireccional. Y abrir la espita de reformas legales que afecten a la arquitectura institucional (cambio de mayor¨ªas para la elecci¨®n del Consejo General del Poder Judicial) o relacionadas con la prensa no parecen la mejor idea en un momento en el que los acuerdos transversales parecen imposibles.
Pol¨ªtica en la calle. Esta semana S¨¢nchez ha apelado a la sociedad, a la mayor¨ªa social y a las movilizaciones para la cruzada que quiere emprender contra la ¡°m¨¢quina del fango¡±. El PP ha replicado con el anuncio de convocatorias de manifestaciones contra el Gobierno. Es decir, m¨¢s pol¨ªtica emocional lejos de los cauces institucionales.
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