El lutier que da vida a la madera desde un peque?o pueblo navarro de 15 habitantes
El uruguayo I?aki Argui?arena dise?a y fabrica instrumentos de cuerda frotada desde el interior de la Espa?a vac¨ªa
¡°La obra no termina de estar acabada hasta que no est¨¢ sonando. Es apasionante¡±. Son palabras del lutier I?aki Argui?arena (Montevideo, 38 a?os). Uruguayo de nacimiento, pero de ascendencia navarra, Argui?arena construye y repara violines, violas y violonchelos desde el peque?o pueblo navarro de Arzoz, donde apenas viven 15 personas. Ha cambiado asfalto, miles de personas y contaminaci¨®n por tranquilidad y paisaje. Argui?arena trabaja por ahora con otros artesanos en un espacio colaborativo, Artelan, creado por la Mancomunidad de And¨ªa para fomentar el emprendimiento en los pueblos que sufren despoblaci¨®n, aunque est¨¢ reformando un antiguo caser¨ªo de la zona para montar all¨ª su propio taller. El taller de Argui?arena Dellepiane Luthier.
El t¨¦rmino en castellano est¨¢ calcado del franc¨¦s luthier y se refiere a la t¨¦cnica de construir o reparar instrumentos musicales de cuerda. Es una profesi¨®n muy especializada que sobrevive al rodillo de la industria y que, asegura Argui?arena, tiene relevo generacional. ¡°Es verdad que la industria logra sacar cada vez instrumentos mejores a menor precio, pero nuestro trabajo est¨¢ a un nivel al que es dif¨ªcil llegar. De hecho, hay muchos sitios a los que llega el instrumento de f¨¢brica y se monta manualmente porque hay ajustes que la industria no logra rentabilizar porque tienen mucho que ver con la sensibilidad, con la personalizaci¨®n¡±. Hay quienes llegan a la profesi¨®n por su formaci¨®n musical y quienes la descubren por su afici¨®n a trabajar la madera. ¡°A m¨ª se me mezclan un poco las dos cosas. Yo hab¨ªa hecho estudios musicales de guitarra y luego estudi¨¦ talla de madera en Bellas Artes. Si tengo que elegir dir¨ªa que creo que llegu¨¦ por el taller, por trabajar la madera, que es un material superbonito y supernoble. Y ya combinarlo para hacer una caja musical, para hacer m¨²sica, me apasion¨®. Es un desaf¨ªo muy grande¡±.
Esa pasi¨®n llev¨® a Argui?arena a trasladarse en 2011 de su pa¨ªs natal a Bilbao, donde se form¨® durante cuatro a?os en la escuela Bele, especializada en luter¨ªa. En la decisi¨®n pesaron varios factores: en Uruguay no pod¨ªa seguir con sus estudios de reparaci¨®n de instrumentos de cuerda frotada, su hermano ya viv¨ªa en Bilbao y ten¨ªa ganas de conocer sus ra¨ªces. ¡°Por parte de padre, mis abuelos eran navarros los dos. Mi abuelo era de Errazquin y mi abuela de Biurrun. Mi padre era el menor de cinco hermanos y, cuando ten¨ªa dos a?os, toda la familia se fue a Uruguay a trabajar la lecher¨ªa, o sea, el ganado vacuno de producci¨®n de leche, el tambo, como le decimos all¨¢¡±. Una vez terminados sus estudios, decidi¨® junto con su pareja que necesitaban m¨¢s tranquilidad que la ofrecida por la ciudad vasca.
Llegaron as¨ª al valle navarro de Gues¨¢laz, donde han plantado ra¨ªces. ¡°Nos fuimos quedando, primero unos meses, de forma temporal, y ahora mismo estamos instalados aqu¨ª. Estamos reformando un caser¨ªo antiguo para poner el taller all¨ª¡±. Buscaban menos ruido y contaminaci¨®n y m¨¢s naturaleza. La han encontrado: ¡°En Arzoz tengo, por ejemplo, mucho paisaje que me sirve para mi trabajo. Yo fijo mucho la vista en la construcci¨®n de instrumentos y tengo mucha relajaci¨®n en el paisaje, se me relaja mucho la vista¡±. Adem¨¢s, los costes de iniciar el negocio son m¨¢s bajos que en una gran ciudad y tiene m¨¢s espacio para las m¨¢quinas y para la cocci¨®n de barnices. Reconoce, no obstante, que existe tambi¨¦n una cara b, como la lenta creaci¨®n de una cartera de clientes. De momento los tiene en Pamplona, Logro?o, Zaragoza y en la provincia de Bizkaia. ¡°Para la reparaci¨®n de instrumentos estoy un poco m¨¢s alejado y es m¨¢s dif¨ªcil dar servicio al cliente que necesita un diagn¨®stico urgente porque ha tenido un problema, pero para la construcci¨®n, por ejemplo, tengo much¨ªsima concentraci¨®n. Me sumerjo en mi trabajo y no tengo interrupciones¡±.
La pasi¨®n por su profesi¨®n se nota en su manera de expresarse, en el modo de contarnos que cada instrumento tiene un alma propia: ¡°Nosotros trabajamos a la d¨¦cima de mil¨ªmetro. Todo eso se traslada al timbre, al color del instrumento, a la capacidad de proyecci¨®n del sonido. Tambi¨¦n a que el m¨²sico, el int¨¦rprete, pueda generar todos esos matices que el compositor traslada en su composici¨®n. Nosotros trabajamos para el m¨²sico porque un instrumento realmente cobra vida cuando un m¨²sico le pone voz¡±. No hay dos violines iguales, defiende. Puede que las maderas sean del mismo proveedor, que sea el mismo modelo, pero ¡°el m¨²sico encuentra en cada instrumento cosas distintas. Cada instrumento tiene su propio recorrido, su propio int¨¦rprete, su propia vida. Y luego, se transforman¡±. Se transforman, precisamente, con el sonido. ¡°Nosotros no lo vemos cuando escuchamos un instrumento, pero lo que est¨¢ sucediendo es que se est¨¢ moviendo. Las tapas arm¨®nicas est¨¢n vibrando, est¨¢n entrando en resonancia con los arm¨®nicos de la cuerda y eso genera movimientos y deformaciones. Y cada instrumento se mueve de una manera u otra dependiendo de c¨®mo se toque, de sus caracter¨ªsticas y de los ajustes que le vamos haciendo. La madera cambia sus propiedades con el tiempo y, por ende, cambia el sonido. Luego cambia mucho tambi¨¦n si el instrumento lo toca un gran m¨²sico que pueda pulir todos esos matices vibracionales al instrumento¡±.
El arte de la luter¨ªa est¨¢ en pleno estudio, detalla, porque la tecnolog¨ªa ha avanzado y ya se analiza a trav¨¦s de esc¨¢neres la vibraci¨®n de los instrumentos, si existe una l¨®gica detr¨¢s del sonido. ¡°Hay muchas herramientas que nos permiten visualizar lo que son a?os de experiencia entre m¨²sicos y lutieres¡±. Estas herramientas permiten acortar los tiempos de producci¨®n: ¡°Est¨¢ estipulado que se puede tardar cinco semanas en hacer un viol¨ªn sin barniz y sin montar. Yo tardo en hacer un viol¨ªn tres meses y un violonchelo, cuatro. El m¨¦todo de barniz que uso es un poco lento, pero a m¨ª me da mucho control y de momento lo mantengo¡±. En esos plazos tambi¨¦n influye si el modelo del instrumento es nuevo, si debe a?adir modificaciones a uno ya existente o si est¨¢ repitiendo uno que ya tiene asentado. Hay modelos, ampl¨ªa, que tienen 300 a?os. ¡°El violonchelo que estoy haciendo ahora tiene detalles del modelo de violonchelo que hizo Stradivarius en 1710¡å. Un instrumento que, por cierto, sigue sonando hoy en d¨ªa. ¡°El instrumento s¨ª que a lo largo de su vida ha tenido varios arreglos y reparaciones, pero hoy en d¨ªa suena y suena muy bien¡±.
No descarta utilizar en un futuro madera aut¨®ctona navarra, pero por ahora busca la materia prima en Suiza. ¡°Trabajo con unos proveedores suizos que me gustan mucho. Seleccionan el abeto en el bosque y yo elijo¡±. No puede ser cualquiera, explica, ¡°tiene que ser de una cierta densidad para que permita cierta velocidad de propagaci¨®n¡±. Argui?arena sigue form¨¢ndose en esta ciencia a trav¨¦s de cursos y ha participado recientemente en un concurso internacional de Luter¨ªa celebrado en Par¨ªs. De cara al futuro, planifica ya su participaci¨®n en ferias internacionales para seguir aprendiendo y atraer a clientes extranjeros que lleven la m¨²sica desde el peque?o pueblo navarro de Arzoz, a las faldas del monte Esparatz, a todos los confines del mundo.
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