Un juez imprudente o algo mucho peor
Por debajo de la apariencia, todo en la citaci¨®n a Bego?a G¨®mez es inquietante; es la esposa del presidente del Gobierno, y la citaci¨®n aflora seis d¨ªas antes de unas elecciones europeas, a las que concurre el partido que lidera su marido
El juez Juan Carlos Peinado cita a Bego?a G¨®mez el 5 de julio. Aparentemente, todo es normal, en un procedimiento judicial. Por debajo de la apariencia, todo es inquietante. G¨®mez es la esposa del presidente del Gobierno, y la citaci¨®n aflora seis d¨ªas antes de unas elecciones europeas, a las que concurre el partido que lidera su marido.
La citaci¨®n densifica medi¨¢ticamente la sospecha de las acusaciones a G¨®mez: presunta corrupci¨®n en el sector privado, presunto tr¨¢fico de influencias. Es decir, no se trata de un mero tr¨¢mite, sino de un paso significativo. Procesalmente, y por su eventual impacto en el escenario pol¨ªtico: las elecciones europeas del domingo y el simult¨¢neo inicio de la investidura a la presidencia de la Generalitat, con la elecci¨®n de la Mesa del Parlament, el lunes. En infinitos casos judiciales cuyos calendarios puedan solaparse con hitos relevantes de la agenda pol¨ªtica, la prudencia c¨ªvica de los magistrados les aconseja una pausa, un aplazamiento de las citaciones. Al cabo, cualquier medida que ayude a deslindar los ritmos de la pol¨ªtica de la din¨¢mica de la judicatura: por mor de evitar la judicializaci¨®n de la pol¨ªtica, pues tambi¨¦n a los togados les interpela el principio romano seg¨²n el cual la mujer del C¨¦sar no solo debe ser honesta, sino tambi¨¦n parecerlo a carta cabal. De modo que en el mejor de los casos este juez resultar¨ªa ser un tipo imprudente.
Algunos pensar¨¢n que esa clasificaci¨®n se queda corta. Quiz¨¢ le consideren, adem¨¢s, vago, porque ha citado a los testigos a los que s¨ª ha concedido el aplazamiento de su comparecencia, en un domingo, mientras est¨¢ de guardia: cuando uno est¨¢ de guardia est¨¢ a lo que est¨¢, al levantamiento de un cad¨¢ver, a un atentado imprevisible. Y no a otras tareas. Otros quiz¨¢ destaquen que tiene un inter¨¦s especial en el caso, ajeno a la independencia de criterio predicable de la Justicia democr¨¢tica.
Todo esto ser¨ªa quiz¨¢ peccata minuta ante otra cuesti¨®n esencial. El departamento investigador especializado de la Guardia Civil estableci¨® en un minucioso informe la ausencia total del menor indicio de ilegalidad en el comportamiento de Bego?a G¨®mez. La Benem¨¦rita no es el Evangelio, pero ante una conclusi¨®n tan exculpatoria, cualquier juez minucioso y sensato inquirir¨ªa al instituto sobre los detalles del caso, sondear¨ªa sus posibles fallos, verificar¨ªa su verosimilitud. No hacerlo podr¨ªa inducir en algunos la sospecha de que Peinado tiene predeterminada su resoluci¨®n: que ha sentenciado antes de juzgar. Y de ah¨ª llevarles a construir hip¨®tesis sobre un eventual delito de prevaricaci¨®n ¨Ddictar resoluciones a sabiendas de que son injustas¨D, no habr¨ªa m¨¢s que un paso, si es que lo hay.
En favor de quien as¨ª mal piense trabaja el inaudito desaire de este juez al Tribunal Supremo, al aceptar sin m¨¢s las acusaciones del grupo corrupto, ultra y chantajista de Manos Libres: tiene establecido el alto tribunal que la mera yuxtaposici¨®n de recortes de prensa ¨Dcomo ocurre con el contenido de la acusaci¨®n de Manos Limpias¡ª no basta para iniciar un proceso penal. Y menos a¨²n cuando la Audiencia Provincial madrile?a ha certificado que la acusaci¨®n aduce hechos ¡°inveros¨ªmiles¡± y que contiene ¡°datos err¨®neos¡±.
A cada paso procesal que se acumula, Peinado parece emparentarse m¨¢s, escrito sea con la respetuosa venia, a los infames magistrados del caso Dreyfus.
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