La Sierra de la Culebra dos a?os despu¨¦s: solvencia a corto plazo, incertidumbre a largo
La extracci¨®n de los bosques quemados en Zamora en 2022 deja dinero en los pueblos de la zona pero unas previsiones pesimistas respecto al futuro
Un cami¨®n tras otro, tras otro y tras otro. Los enormes veh¨ªculos han conquistado la sierra de la Culebra (Zamora) y su acci¨®n se percibe tanto en el monte como en el asfalto. La ampl¨ªsima superficie quemada en el verano de 2022, m¨¢s de 60.000 hect¨¢reas en dos incendios, ha sustituido la ...
Un cami¨®n tras otro, tras otro y tras otro. Los enormes veh¨ªculos han conquistado la sierra de la Culebra (Zamora) y su acci¨®n se percibe tanto en el monte como en el asfalto. La ampl¨ªsima superficie quemada en el verano de 2022, m¨¢s de 60.000 hect¨¢reas en dos incendios, ha sustituido la frondosidad de sus pinares por montes de ¨¢rboles negruzcos talados por maquinaria pesada y extra¨ªdos en los volquetes. El tr¨¢fico pesado por las modestas carreteras ha socavado el asfalto, destrozado, lleno de agujeros, baches y gravilla. El fuego dej¨® una condena medioambiental en la comarca a medio y largo plazo, pero en el presente inmediato las sacas de madera y su actividad econ¨®mica indirecta suponen unos inesperados ingresos para los pueblos afectados por aquellos brutales incendios. Los trabajos prosiguen, aun con mucho terreno que abordar, con miedo a una plaga de escarabajos, atra¨ªdos por los bosques destruidos o d¨¦biles, tan voraces como perjudiciales para el valor de la madera.
Las m¨¢quinas se extienden por la sierra casi dos a?os despu¨¦s de la desgracia. Algunas, robustas y estables en colinas inestables, sortean acusados desniveles y orograf¨ªas caprichosas para hacerse con su bot¨ªn. Otras act¨²an en las lindes de los trazados, con escasos usuarios en los meses no veraniegos. ?scar Pelaz, de 50 a?os, habla a gritos desde lo alto de una especie de sill¨®n entre la carga del cami¨®n desde donde mueve, como si jugara a videojuegos extremadamente realistas, un brazo mec¨¢nico.
La pala agarra decenas de troncos apilados, ya cortados y pelados, y los introduce en el amplio espacio de carga. Uno tras otro, uno tras otro, despu¨¦s de que otro enorme aparato los haya cortado. ¡°Nunca hab¨ªa visto algo tan grande, es una desgracia para la zona porque muchos no volver¨¢n a verlo, no s¨¦ si fue por dejadez o por las circunstancias¡±, explica el operario sobre las consecuencias de las llamas.
El primer incendio de la sierra de la Culebra comenz¨® en junio y un mes despu¨¦s lleg¨® otro, que comenz¨® en el cercano Losacio, y responsable de la muerte de cuatro personas. Pelaz maniobra entre la pila de unos 10 metros de largo y seis de alto que, a las pocas horas, ya estar¨¢ rodando rumbo a las empresas compradoras.
La Junta de Castilla y Le¨®n (PP-Vox), tras la cat¨¢strofe, ofreci¨® la adjudicaci¨®n de los terrenos para que los interesados asumieran la extracci¨®n a cambio de un importe dependiente de los metros c¨²bicos aprovechables. Las cuatro subastas han supuesto unos 22 millones de euros, seg¨²n la Consejer¨ªa de Medio Ambiente, que estableci¨® un sistema de reparto. En los montes de utilidad p¨²blica, la mayor¨ªa de la masa afectada, el 30% se lo quedar¨ªan ellos para reinvertirlo en el Fondo de Mejoras establecido para la recuperaci¨®n; el 70% restante, para los pueblos correspondientes. En los montes privados, el dinero va para el propietario.
Los da?os han propiciado elevar al 30% ese aporte, que habitualmente es del 15%. Juan Carlos Esteban, segundo teniente de alcalde de Villardeciervos (PP), calcula que anualmente obten¨ªan entre 50.000 y 100.000 euros gracias al aprovechamiento maderero. La suma se ha visto aumentada notablemente en estos dos a?os, pero probablemente ser¨¢ inviable cuando, dentro de unos meses, no quede un tronco en pie. ¡°No va a haber ingresos durante muchos a?os y tendremos que hacer como en casa, no gastar lo que no se tiene¡±, lamenta Esteban.
Los ayuntamientos, bajo un techo de gasto, han obtenido esta inyecci¨®n extra para su libre disposici¨®n, lo cual genera comentarios entre la poblaci¨®n sobre si alg¨²n alcalde se exceder¨¢ y ejecutar¨¢ alg¨²n gasto disparatado. Los consistorios de T¨¢bara, Villardeciervos o Ferreras de Abajo, seg¨²n estimaciones de la Junta conforme a las subastas, obtendr¨¢n en torno a medio mill¨®n de euros de las sacas.
Entretanto, municipios como T¨¢bara o Villardeciervos, cabezas comarcales, tienen llenos los alojamientos gracias a las decenas de obreros desplazados de lunes a viernes para pelar el monte. El hostal tabar¨¦s El Roble reparte sin parar copiosos men¨²s del d¨ªa a su clientela, cuyas botas dejan muescas de barro por las escaleras. Cama y pensi¨®n completa, 55 euros diarios, ganancia inaudita fuera del verano, sin apenas turismo m¨¢s que amantes de la naturaleza en momentos clave como la berrea de los ciervos o el avistamiento de lobos, ambos perjudicados por las llamas. Tambi¨¦n se benefician el resto de tiendas, las gasolineras o colmados. Todo, bajo el cortoplacismo: saben que la bonanza tiene fecha de caducidad.
Las ventas de madera dependen tambi¨¦n de la salud de los ¨¢rboles, amenazada por un bicho tan diminuto como corrosivo: los escol¨ªtidos o perforadores del pino, escarabajos milim¨¦tricos capaces de matar a ¨¢rboles centenarios. El insecto ha formado plaga, alimentado por tal fest¨ªn disponible y apoyado por un invierno lluvioso pero suave, donde no mueren congelados y siguen su expansi¨®n. Jos¨¦ ?ngel Arranz, director auton¨®mico de Pol¨ªtica Forestal, admite la sobrepoblaci¨®n del invasor, favorecido por las dudas que ofrecen ciertos ejemplares aparentemente sanos.
¡°Si el ¨¢rbol no est¨¢ da?ado, lo dejamos. Hay ejemplares que s¨ª est¨¢n da?ados aunque no est¨¦n quemados, pero los t¨¦cnicos nos adelantan que se secar¨¢ y cortamos. A veces los dejamos por presiones sociales y al final son focos de plaga¡±, se?ala Arranz, quien indica que la retirada de madera fluye veloz y que la mayor complicaci¨®n la aportan los particulares, due?os de terrenos que a veces ni siquiera son conscientes de su propiedad.
Entonces la Junta interviene, tras acordarlo en una orden oficial, para entrar en esas hect¨¢reas y quedar habilitadas para sacar la madera. Estos lapsos, asimismo, contribuyen al desarrollo del escarabajo, contra quien se ha colocado una especie de trampas, que parecen buzones negros en medio del bosque, llenas de feromonas para atraerlos y matarlos.
Fuentes de los bomberos zamoranos, encargados durante estos meses del acondicionamiento forestal, critican la lentitud de Medio Ambiente para subastar las superficies y efectuar los cortes, un panorama id¨ªlico para los escol¨ªtidos. Adem¨¢s, lamentan que el instrumental manejado no cuenta con la capacidad suficiente como para descortezar bien los ¨¢rboles. Los par¨¢sitos se asientan en esa capa exterior y, desde ah¨ª, esquilman los nutrientes del ejemplar.
Por tanto, a?aden, muchos de esos camiones en direcci¨®n a Galicia o Portugal, dos importantes compradores de la madera de La Culebra, van propagando la plaga, tal y como les confirman sus compa?eros en esos territorios. Este movimiento econ¨®mico, m¨¢s all¨¢ de las plagas y del terrible por qu¨¦ que lo justifica, va dando tir¨®n a las finanzas del oeste zamorano, un m¨²sculo temporal que no oculta el pesimista porvenir. La siguiente frase la pronuncian tanto un trabajador de las empresas de tala como un bombero, ambos desplegados por los bosques con finalidades muy distintas: ¡°Nos daremos cuenta de lo que ha pasado en cinco a?os¡±.
Julio Fern¨¢ndez, miembro de Ecologistas en Acci¨®n de Zamora, incide en que las voraces plagas actuales se han visto favorecidas por los errores estrat¨¦gicos de la Administraci¨®n: ¡°La plaga sucede tras el abandono masivo de la madera quemada. El problema es que con la autorizaci¨®n mediante Decreto ley se abri¨® la extracci¨®n de la madera sana y enferma y se dej¨® la sierra pelada¡±. El ecologista sospecha que tras la doble desgracia ambiental ¡°quer¨ªan hacer de La Culebra un pastizal para desbrozar alegremente y si acaso tener explotaciones controladas de madera¡±, pero los movimientos sociales lo impidieron. Fern¨¢ndez reclama cambiar las pol¨ªticas de gesti¨®n forestal para incluir m¨¢s especies aut¨®ctonas, algunas m¨¢s resistentes al fuego: ¡°Si algo par¨® los incendios no fueron los hidroaviones o bomberos sino los robles o encinares. El futuro pasa por replantearse muchas cosas, con nuevos planes forestales¡±. Por ¨²ltimo, vaticina nuevos episodios pese a que la masa boscosa se haya reducido notablemente: ¡°Cuanto menos arboles o ¨¢rboles aislados, m¨¢s r¨¢pido se propaga el fuego, que crece por el monte bajo¡±.