Primer despido de B¨¢rcenas de Alianza Popular: le echaron bajo sospechas y el ex tesorero dej¨® 1.000 pesetas en la caja
Las memorias de Hern¨¢ndez Mancha revelan c¨®mo el banquero Emilio Bot¨ªn salv¨® de la bancarrota al partido precedente del PP
El expresidente de Alianza Popular (AP), Antonio Hern¨¢ndez Mancha, sucesor y antecesor de Manuel Fraga, el gran patr¨®n de la derecha en la transici¨®n democr¨¢tica, se ha tomado su tiempo, m¨¢s de 30 a?os, para sopesar y escribir sus memorias y pasar factura de su precipitada decapitaci¨®n interna, en 1989. En el libro, que ha salido esta semana y se titula Secretos de mi partido, Mancha revela dos hechos capitales para la formaci¨®n antecesora del actual PP: la ruptura con Margaret Thatcher y la gesti¨®n con Emilio Bot¨ªn, fundador del banco de Santander, para salvar al partido de la bancarrota. El expol¨ªtico popular, abogado del Estado, cuenta tambi¨¦n como ech¨® de AP al entonces gerente, Luis B¨¢rcenas, porque no se fiaba de su labor y c¨®mo ¨¦ste dej¨® en la caja apenas un billete de 1.000 pesetas (seis euros). B¨¢rcenas recurri¨® el despido, lo gan¨® y fue indemnizado. Fraga y m¨¢s tarde Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar le auparon a la categor¨ªa de tesorero y estuvo al mando de la caja popular durante casi 20 a?os, hasta que salt¨® el caso G¨¹rtel.
El martes pasado, en el auditorio de la Mutua Madrile?a, en pleno paseo de la Castellana de Madrid, se congreg¨® un p¨²blico muy particular para escuchar a los ponentes de la presentaci¨®n de las memorias de un pol¨ªtico de 73 a?os ahora olvidado, Antonio Hern¨¢ndez Mancha, que irrumpi¨® en la c¨²pula de AP en 1987 casi con la misma efervescencia con la que desapareci¨®, apenas dos a?os m¨¢s tarde. Parec¨ªa una convenci¨®n de AP con 30 a?os de demora. Los teloneros fueron el expresidente, Mariano Rajoy, y el veterano periodista deportivo Jos¨¦ Mar¨ªa Garc¨ªa, que se confesaron ambos amigos y admiradores de Mancha, ahora en su faceta de escritor.
El autor ha aprovechado la redacci¨®n de Secretos de mi partido, que Garc¨ªa rebautiz¨® como Secretos de mi partida, para formular algo muy parecido a una revancha o a un ejercicio de autoreivindicaci¨®n de los logros que nunca se le reconocieron. Pretende que no queden en el olvido. Entre los ocho cambios que cataloga como fundamentales para el ¨¦xito siete a?os despu¨¦s de su abrupta salida de la c¨²pula de AP de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, o incluso mucho m¨¢s tarde de algunas actuaciones de Mariano Rajoy en el Gobierno, Hern¨¢ndez Mancha deja para el ¨²ltimo episodio El despido de Luis B¨¢rcenas, y ah¨ª narra aspectos que jam¨¢s se hab¨ªan contado antes. En la presentaci¨®n p¨²blica apenas se habl¨® de ese aspecto, sobre el que el autor tampoco quiso profundizar para EL PA?S. En la introducci¨®n de las memorias, sin embargo, Mancha ensalza esa actuaci¨®n como ¡°un buen servicio a mi partido¡±, revela que luego B¨¢rcenas le interpuso una demanda por despido nulo e improcedente en la magistratura, la gan¨® y fue indemnizado.
Mancha hab¨ªa sido elegido inesperadamente como presidente popular en un in¨¦dito congreso abierto de AP en 1987, al imponerse claramente a su rival, el auspiciado por el aparato, Miguel Herrero y Rodr¨ªguez de Mi?¨®n, tras varias derrotas electorales de Fraga ante la mejor etapa pol¨ªtica del socialista Felipe Gonz¨¢lez. Su liderazgo no cuaj¨®, por varios motivos, y tras presentar una cuestionada moci¨®n de censura contra Gonz¨¢lez abocada al fracaso. Fraga acab¨® volviendo en 1989 para derrocarle e imponer el liderazgo de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en el famoso congreso de la refundaci¨®n en Sevilla.
Mancha ha querido rememorar ahora que aquel equipo que le relev¨® tambi¨¦n decidi¨®, ¡°inexplicablemente¡± para ¨¦l, readmitir a B¨¢rcenas en lo que etiqueta como ¡°el mayor error que quienes me sustituyeron en el liderazgo pudieran cometer¡±. Y concluye que esa hipoteca tuvo como consecuencia, casi 30 a?os m¨¢s tarde, ¡°la coartada pol¨ªtica¡± de la moci¨®n de censura contra Rajoy ¡°con la complicidad del juez Prada, que serv¨ªa m¨¢s a su ideolog¨ªa que a la justicia¡±. Mancha se refiere as¨ª a la sentencia del caso G¨¹rtel que conden¨® al PP como beneficiario de un ¡°sistema de corrupci¨®n institucional¡± y que en ese partido atribuyen en gran parte al exjuez de la Audiencia Nacional, Jos¨¦ Ricardo de Prada, con la intenci¨®n sin ambages de exculpar a Rajoy: ¡°Fue la persona que menos culpa tuvo de los manejos de la tesorer¨ªa y del enriquecimiento de unos y de otros a costa de las arcas del partido¡±.
Al equipo joven que acompa?¨® a Mancha en aquel intento de renovaci¨®n generacional e ideol¨®gica de la derecha de la transici¨®n le chirri¨® r¨¢pido c¨®mo funcionaba lo que en AP llamaban ¡°la intendencia¡±. Comprobaron en seguida que las cuentas eran ¡°un desastre¡±, la deuda con los bancos enorme y que en los ingresos no hab¨ªa ning¨²n control. Mancha opt¨® por renovar toda el ¨¢rea econ¨®mica y nombr¨® a un tesorero y a un gerente nuevo tras una cita que le pidi¨® el hasta entonces tesorero, el hist¨®rico ?ngel Sanch¨ªs, para ofrecerle hacerse cargo ¡°con holgura¡± de la gesti¨®n privada de su patrimonio personal y el de su familia. Mancha solo cuenta ah¨ª que lo rechaz¨® con el razonamiento de que no hab¨ªa nacido para ser rico y que le parec¨ªa suficiente con lo que dispon¨ªa. Fue entonces cuando inform¨® a Sanch¨ªs de que iba a contratar a otro tesorero ante el agujero que se hab¨ªa encontrado en la caja del partido y con los bancos, y en ese paquete incluy¨® prescindir de la labor de B¨¢rcenas como gerente. Sanch¨ªs remiti¨® una carta de renuncia. Lo de B¨¢rcenas fue m¨¢s complicado.
Antonio Hern¨¢ndez Mancha relata que ante las dudas que observ¨® en el manejo econ¨®mico de AP encarg¨® a su secretario general, el notario Arturo Garc¨ªa Tiz¨®n, una auditor¨ªa que ratific¨® sus peores sospechas. B¨¢rcenas llev¨® su despido a la magistratura, gan¨® el pleito laboral y el partido, que se neg¨® a readmitirlo, le tuvo incluso que indemnizar. Garc¨ªa Tiz¨®n hizo esas gestiones, pero no recuerda ahora cu¨¢nto cost¨® aquel despido. Lo que s¨ª rememora perfectamente es por qu¨¦ desconfiaban de B¨¢rcenas y sus reacciones. ¡°No daba cuentas de nada, no nos contestaba cuando le pregunt¨¢bamos o requer¨ªamos algo¡±, revela Garc¨ªa Tiz¨®n, y apostilla: ¡°Cuando le desped¨ª me dijo: si no est¨¢is contentos conmigo, me desped¨ªs y ya est¨¢¡±.
Mancha, en sus memorias, a¨²n rezuma malestar por c¨®mo fue rescatado B¨¢rcenas, con Sanch¨ªs y Rosendo Naseiro por Aznar y Fraga, en el Congreso de Sevilla en 1990: ¡°Vuelve el buey donde sol¨ªa. Mis peores sospechas ante aquel retorno de los brujos se cuecen en silencio, que decid¨ª observar por disciplina de partido, pero seguro de que antes o despu¨¦s alg¨²n desaguisado se producir¨ªa¡±. Unos meses despu¨¦s se conoci¨® el caso Naseiro, otro tesorero que pas¨® por la c¨¢rcel, y a?os m¨¢s tarde la justicia acorral¨® con la G¨¹rtel y sus papeles y dinero en Suiza a Sanch¨ªs y al propio B¨¢rcenas.
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