Los ¨¢rboles de Vitoria se apagan: ¡°No es que llueva menos, llueve de forma diferente¡±
El Ayuntamiento de la capital vasca encarga un estudio para conocer las causas del ¡°decaimiento¡±, los achaques y la alta mortalidad que sufre el arbolado urbano
Las primeras dos secuoyas de la hilera que hay al oeste del parque de Arriaga de Vitoria son dos largos troncos yermos sin copa ni ramas. Las que les siguen mantienen cierto follaje pero no tienen buena pinta. ¡°Las estamos perdiendo¡±, reconoce Alejandro Ruiz Rolle, t¨¦cnico arborista del Ayuntamiento de Vitoria, mientras explica las tareas que est¨¢n realizando para evitarlo. ¡°No est¨¢n respondiendo a los tratamientos o lo est¨¢n haciendo muy despacio¡±. Una secuoya gigante puede llegar a vivir 3.000 a?os en su entorno natural pero las que hay plantadas en este parque de 18 hect¨¢reas se est¨¢n muriendo sin llegar al medio siglo de vida. Y el Ayuntamiento no sabe exactamente por qu¨¦.
Y no s¨®lo est¨¢ ocurriendo con las secuoyas. Justo en frente hay tres abedules que han muerto en apenas un a?o y un centenar de metros m¨¢s adelante un grupo de chopos que, a primera vista parecen no tener achaques, est¨¢n en riesgo de seguir el mismo destino. ¡°Los ¨¢rboles en los parques y jardines de Vitoria est¨¢n experimentando en los ¨²ltimos a?os un preocupante proceso de decaimiento¡±, se?ala un informe del Ayuntamiento. ¡°Hay g¨¦neros que est¨¢n manifestando una mortalidad muy acusada y procesos de envejecimiento r¨¢pidos sin opci¨®n de recuperaci¨®n o intervenci¨®n¡±. Ejemplares de determinadas especies en la ciudad presentan ¡°hojas marchitas, p¨¦rdida de follaje, vulnerabilidad a plagas y enfermedades, paradas en la fisiolog¨ªa y disminuci¨®n del crecimiento¡±, detalla el informe.
¡°La palabra correcta para lo que est¨¢ sucediendo es decaimiento, no enfermedad¡±, insiste Ruiz Rolle. El desencadenante de esta mortalidad no es una plaga ni hongos que descompongan la madera de los ¨¢rboles. ¡°No hemos encontrado pat¨®genos que nos hagan pensar que es algo externo que de repente est¨¢ matando a los ¨¢rboles¡±. ?Pero entonces qu¨¦ es lo que est¨¢ detr¨¢s de lo que est¨¢ ocurriendo en Vitoria? ¡°Nuestras sospechas apuntan a la calidad del suelo, no tenemos la certeza total, pero creemos que el suelo es clave¡±. Y el suelo en el que penetran las ra¨ªces de los ¨¢rboles en Vitoria no es el mejor. Pr¨¢cticamente, el 50% de su composici¨®n es arcilla, proclive a compactarse cuando escasea la lluvia y suben demasiado las temperaturas.
¡°El problema principal para el arbolado urbano, y Vitoria no es una excepci¨®n, es la compactaci¨®n del suelo. A base de pisar el suelo andando, y ya los coches ni te cuento, desaparecen los poros, el aire de dentro va desapareciendo¡±, se?ala el t¨¦cnico arborista. Y con esa desaparici¨®n se van los nutrientes y el agua del que se alimentan los ¨¢rboles. El problema de la compactaci¨®n no es tan grave mientras esos suelos arcillosos se mantengan h¨²medos de forma continua, mientras llueva con la cadencia con la que ha solido llover en Vitoria y el calor no apriete de forma extrema. Pero eso ha cambiado en los ¨²ltimos a?os.
¡°Cuando deja de haber precipitaciones continuas, el suelo empieza a secarse progresivamente y si vienen olas de calor que es algo relativamente novedoso en ?lava, los suelos se resquebrajan y se quedan con esa apariencia que tienen los fondos de un pantano seco¡±. As¨ª apareci¨® el suelo de varios parques este mismo mes de mayo en Vitoria. El decaimiento viene de tiempo atr¨¢s, pero los veranos de 2022 y 2023, con mucho calor y poca lluvia, ¡°hicieron saltar la liebre¡±, cuenta Ruiz Rolle. Este 2024 el verano ha arrancado con agua y temperaturas templadas.
Arantza del Canto, bi¨®loga vegetal en la Universidad del Pa¨ªs Vasco y que forma parte del grupo de investigaci¨®n Fisioklima-AgroSosT dedicado el impacto del cambio clim¨¢tico en los agro-ecosistemas, explica en una conversaci¨®n telef¨®nica que ¡°no es que llueva menos sino que llueve diferente que es el problema¡±.¡± Antes era frecuente una lluvia distribuida de forma m¨¢s uniforme a lo largo del tiempo y ahora tenemos per¨ªodos en los que llueve un mont¨®n y otros en los que no. Y eso al final le hace mucho da?o a la vegetaci¨®n¡±. Del Canto a?ade que, aunque las condiciones climatol¨®gicas sean buenas, un ¨¢rbol fuera de su entorno, en una ciudad, ¡°est¨¢ sometido a muchos estreses y posiblemente ante un nuevo estr¨¦s, al final no va a resistir¡±. Sostiene tambi¨¦n que en las ciudades el suelo es determinante para la salud de los ¨¢rboles: ¡°Suelen tener poco espacio y suele ser un suelo agotado porque no tiene una regeneraci¨®n de materia org¨¢nica como se puede dar en un bosque o en un campo agr¨ªcola¡±.
Ante esta situaci¨®n, el Ayuntamiento ha encargado un estudio del suelo de los parques y jardines de Vitoria. Se van a recoger muestras en 16 parques de la ciudad, entre ellos tambi¨¦n el parque de Arriaga de las secuoyas moribundas. En total, se van a seleccionar 40 ubicaciones para efectuar el rastreo y determinar qu¨¦ es lo que est¨¢ ocurriendo en el suelo de los jardines de la ciudad. ¡°Queremos mantener el valor ambiental de nuestras zonas verdes¡±, ha se?alado la teniente de alcaldesa y concejala de Espacio P¨²blico, Beatriz Artolazabal. Una de las particularidades de este estudio es que se va a analizar la microfauna que habita en los suelos de Vitoria, hongos, bacterias o bacilos que ayudan a que los ¨¢rboles absorban los nutrientes que necesitan.
Mientras tanto, el Ayuntamiento no est¨¢ de brazos cruzados y como en otras ciudades ha emprendido en los ¨²ltimos a?os un trabajo para promover especies que sean m¨¢s resistentes al cambio clim¨¢tico como s¨®foras, melias u olmos. ¡°Si no hacemos nada, muchas especies de estas que estamos viendo se van a ir y esto va a quedar como un solar al sol por el que no pueda pasar nadie¡±, dice Ruiz Rolle se?alando a la vegetaci¨®n que todav¨ªa se mantiene en pie en el parque de Arriaga.
Para el t¨¦cnico arborista la prioridad pasa por plantar ¨¢rboles de entidad con grandes sombras que reduzcan la temperatura. ¡°Los ¨¢rboles peque?os no sirven para nada en la ciudad¡±. ¡°Buscamos especies que crezcan a un ritmo que nos permitan poder contar con un ¨¢rbol de cierto tama?o sin esperar demasiado tiempo¡±. Ruiz Rolle matiza en todo caso: ¡°No estoy agobiado con que se vaya a morir toda la poblaci¨®n arb¨®rea pero s¨ª hay preocupaci¨®n por algunas especies que nos obligan a reaccionar r¨¢pido y creo que lo estamos haciendo¡±.
Vitoria atesora m¨¢s de 110.000 ¨¢rboles sin contar con el Anillo Verde que circunda la ciudad y cada a?o llegan a plantarse m¨¢s de mil nuevos ¨¢rboles. Cada vez que se planta un nuevo ejemplar se retira ese suelo arcilloso tan engorroso y se meten nuevas mezclas que junto a otras aplicaciones de materia org¨¢nica est¨¢n dando buenos resultados. ¡°En los ¨²ltimos tres a?os el per¨ªmetro de los ¨¢rboles en segunda brotaci¨®n ha pasado de un per¨ªmetro de 10-12 cent¨ªmetros a 18-20 cent¨ªmetros¡±. ¡°Jam¨¢s se hab¨ªan conseguido estos crecimientos en Vitoria¡±, dice con optimismo Ruiz Rolle.
Junto a las mortecinas secuoyas de Arriaga fluye la vida. Unos cr¨ªos de poco m¨¢s de 10 a?os juegan un partido de ping pong improvisado con un bal¨®n de f¨²tbol. Antes un grupo de mujeres hac¨ªan gimnasia. Gente en bici o patinete pasa al lado. Pero casi nadie se fija en el declive de las secuoyas. S¨®lo cuando el fot¨®grafo de EL PA?S empieza a retratarlas, un hombre de edad avanzada se acerca y cuenta que en su pueblo tiene un ¨¢rbol similar y se est¨¢ secando. ¡°?Sab¨¦is por qu¨¦ se mueren?¡±, pregunta se?alando a las secuoyas.
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