El narco Karim El Baqqali, un ¡®apestado¡¯ en su propio mundo
Los capos impusieron un cord¨®n sanitario al homicida de dos guardias civiles en Barbate y le forzaron a poner fin a su huida, preocupados por las consecuencias sobre el negocio
En la costa de T¨¢nger existe una lujosa marina que m¨¢s de un capo del hach¨ªs escogi¨® hace a?os como retiro perfecto para camuflarse ¡ªo, directamente, para fugarse¡ª cuando est¨¢ en problemas. No es ning¨²n secreto para los investigadores. Distinto es conocer las reglas no escritas que operan en ese ecosistema. ¡°Siempre que no den ruido, no se crean m¨¢s que el rey de Marruecos y mantengan la compostura, pueden vivir muy bien. Sobre todo, que no se metan en l¨ªos de seguridad, ni muertes¡±, dice una fuente muy cercana al narco que conoce el enclave. As¨ª que, cuando en los submundos del hach¨ªs trascendi¨® que Karim El Baqqali era el supuesto homicida de dos guardias civiles en el puerto de Barbate ¡ªmeses antes de que la investigaci¨®n lo confirmase¡ª, el lanchero pas¨® a ser un apestado. ¡°Nadie quer¨ªa juntarse a ¨¦l, era un peligro¡±, apunta la misma persona.
El 9 de febrero, d¨ªa del fat¨ªdico suceso, una oleada de estupor recorri¨® los mentideros del narco del Estrecho. ¡°Todos entend¨ªan que eso no pod¨ªa ser, ni deb¨ªa pasar¡±, explica el abogado Manuel Morenete, habituado a defender a acusados por delitos de salud p¨²blica en el Campo de Gibraltar. En estos m¨¢s de ocho meses, muchos de los implicados en el negocio se han tentado la ropa para evitar cometer cualquier salida de tono. Sab¨ªan que el asesinato de los dos agentes ¡ªarrollados por una narcolancha¡ª volv¨ªa a poner el foco sobre los portes de hach¨ªs, justo en un momento en el que los traficantes cre¨ªan ver la luz por el desmantelamiento de OCON Sur ¡ªel mando creado en la Guardia Civil para luchar contra esta droga¡ª y el aparejado ¡°fin de las grandes operaciones¡±, como reconocen fuentes judiciales en C¨¢diz.
Una situaci¨®n de calma tensa ha envuelto estos ¨²ltimos meses al narcotr¨¢fico a ambos lados del Estrecho de Gibraltar. ¡°Los que conozco han estado todos quitados de en medio, solo han estado los morrallas como este [Karim El Baqqali] o su t¨ªo [un poderoso narco marroqu¨ª conocido como el Pus Pus], que han seguido haciendo de las suyas¡±, apunta esa persona cercana a los traficantes. En el lado marroqu¨ª, donde conviven los grandes productores con los narcos huidos de la Justicia espa?ola, del impacto inicial pasaron a la preocupaci¨®n cuando descubrieron que Kiko el Cabra y su tripulaci¨®n ¡ªdetenidos inicialmente y despu¨¦s exculpados¡ª ten¨ªan raz¨®n en apuntar a El Baqqali como responsable.
As¨ª que r¨¢pidamente optaron por trazar un cord¨®n sanitario en torno al lanchero. ¡°Ha estado refugiado en su entorno familiar, entre su t¨ªo y sus primos¡±, dice el conocedor del negocio. Seg¨²n esta fuente, los primeros meses, Karim El Baqqali vivi¨® con relativa tranquilidad en el norte, entre Dal¨ªa y Punta Cires: ¡°Se dej¨® ver por cafetines y parece que estuvo incluso en una boda¡±. Pero todo cambi¨® cuando el juzgado de Barbate que instruye la causa dej¨® en libertad a El Cabra y su tripulaci¨®n. La presi¨®n se redobl¨® cuando, supuestamente, ¡°polic¨ªas de Rabat interrogaron a su padre, su madre y su suegro¡±, como apunta esa misma persona, mientras que desde el narco ¡°amenazaban al Pus Pus para que el sobrino se entregase¡±.
Al final, el poderoso capo, que vive entre la Costa del Sol y Marruecos y presume de ser proveedor y transportista, consigui¨® persuadir al sobrino para que lo hiciese. ¡°Empez¨® a decirle al t¨ªo que s¨ª, luego que no. Estuvo titubeante. El Pus Pus le dec¨ªa que para que se comiese la prisi¨®n en Marruecos, mejor en Espa?a. A ¨¦l tampoco le interesaba que se entregase all¨ª, por si el sobrino soltaba mierda que le perjudicase¡±, a?ade el mismo conocedor del entorno de El Baqqali. Su entrega en el Juzgado de Barbate el mi¨¦rcoles supone un punto y aparte en el caso ¡ªaunque a¨²n quedan por localizar tres ocupantes m¨¢s¡ª y da aire tanto a una investigaci¨®n cuajada de contratiempos como a los narcotraficantes, inquietos por la ruptura, durante estos meses, del statu quo habitual.
En el lado espa?ol del Estrecho, esa calma tensa de la que hablan todas las fuentes ¡ªy que fue a m¨¢s tras el suceso de Barbate, aunque ven¨ªa de antes¡ª se ha percibido en la pr¨¢ctica como una bajada del negocio en la zona cero del narco, seg¨²n coinciden todas las fuentes consultadas. ¡°Desde hace m¨¢s de un a?o, el Campo de Gibraltar est¨¢ muerto. No debe de entrar ni un gramo de hach¨ªs¡±, explica Morenete, focalizado ahora en todas esas macrooperaciones de OCON, convertidas en macrocausas que atascan la secci¨®n en Algeciras de la Audiencia Provincial.
El letrado Morenete cifra la ca¨ªda en su propio trabajo en ¡°un 70% u 80%¡±; y lo asimila a lo que deben de haber ca¨ªdo los alijos o, al menos, los decomisos en su ¨¢rea de influencia. ¡°Meter trabajo, como ellos le llaman, ya no es tan f¨¢cil. Parece haber factores como que el hach¨ªs ha bajado, que hay m¨¢s problemas con la carga en Marruecos y que las narcolanchas ahora pasan d¨ªas esperando en el mar, con lo que eso consume de combustible. Al final, cuando se quieren dar cuenta, no les compensa¡±, apunta otro abogado que pide anonimato.
Distinto es lo que ocurre en Huelva o en el Guadalquivir. ¡°Entran de ocho a diez lanchas por d¨ªa¡±, lamenta la fuente cercana al narco. ¡°Est¨¢n haciendo entradas por otros lados distintos al Campo de Gibraltar¡±, confirman fuentes judiciales. Frente a eso, el Ministerio del Interior ha desplegado su control de narcolanchas y petaqueros ¡ªsuministradores de gasolina y v¨ªveres¡ª, como ya anunci¨® que har¨ªa el pasado mes de abril. Esa mayor actividad en el mar ha coincidido temporalmente con sucesos en los que han fallecido sospechosos por narcotr¨¢fico en el transcurso de accidentes en las persecuciones: en junio hubo un fallecido y un herido en Barbate; en septiembre, otro en el Guadalquivir. ¡°Quiz¨¢s se ha perdido el miedo al mar¡±, apuntan desde el lado del narco.
Ahora, tras la detenci¨®n de El Baqqali, nadie se atreve a vaticinar el siguiente estadio en el negocio del narco. Est¨¢ por ver si aparecen sus compa?eros de narcolancha, si el despliegue contra la log¨ªstica del narcotr¨¢fico surte m¨¢s efecto ¡ªcon la incorporaci¨®n de las lanchas super r¨¢pidas en curso¡ª o si el restablecimiento de las tornas habituales, ya sin OCON, dispara de nuevo la curva de alijos en el Campo de Gibraltar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.